07 de Julio de 2009
Quién no quiere vivir una pasión? ¿Quién no quiere amar,
vibrar arder? Y un pasito más: ¿No será bello morir en ese
fuego? ¿Sí? ¿Será bello?
Un corte a los números: "La violencia
del marido, compañero, novio o padre es la primera causa en el
mundo de muerte e invalidez permanente entre las mujeres de 16
a 44 años", según un informe del
Consejo
Europeo
del año 2006.
En la
Argentina, el año pasado, al menos 120 mujeres murieron a
manos de sus parejas, ex parejas o miembros de la unidad
familiar, según un monitoreo parcial de medios impresos y
online realizado por
Amnistía Internacional
el año pasado. "Este dato nos hace suponer que la cifra es
mucho mayor, porque no todos los casos llegan a los medios.
Este dato supone que al menos una mujer muere cada tres días
en Argentina" por esta causa, dice
Amnesty. "Hasta un 70% de las mujeres víctimas de asesinato
perecen a manos de sus cónyuges o compañeros", decía
la Organización Mundial de la Salud
en 2002.
Asesinato, cuchillos, balazos. Sin embargo, como ocurren
dentro de una pareja, son llamados "crímenes pasionales". No
hay un asesino, hay un apasionado. Vamos de nuevo: ¿Quién no
quiere una pasión?
Justamente: pasión es algo que va más allá de uno, que te
sacude y te hace otro. Un otro romántico, loco por amor,
desgarrado, herido, excusable.
Vamos despacio: ¿locura de amor? Si de algo es víctima el
victimario no será de su gran corazón sino de una larga
tradición, ensalzada en el cancionero popular, que indica que
las mujeres les pertenecen a los hombres, de una vez y para
siempre: cuando están de novias, comprometidas, casadas. Y
después, por qué no. Una tradición que indica que el honor de
los varones se juega, en parte, en el manejo de esas mujeres.
Y que ese honor, esa hombría, esa identidad, se irán al tacho
si la mujer "se les retoba".
Honor, derecho de propiedad, poder de uno sobre otro. Si no
hace falta embellecer un crimen, ¿por qué hablamos de pasión?
Porque si de eso se tratara: ¿Será que -como decía la
abuela- las mujeres somos menos apasionadas, que nos toca casi
siempre morir, casi nunca matar en este contexto? Gracias,
de esa pasión, paso.
Reproducción textual de la columna de
Patricia Kolesnicov
para el diario Clarín.
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