28 de Julio de 2009
Una presidenta que
da la nota con sus llegadas tarde y es feliz con papelones
internacionales, aburridos por lo repetidos, e insólitos por
lo mal que nos representa ante el mundo.
Insólita
aclaración sobre la puntualidad
Cristina llegó
tarde a la Cumbre del Mercosur; para excusarse, dijo que "por
misoginia" sólo trasciende cuando la que se atrasa es una
mujer; antecedentes.
La impuntualidad argentina volvió a dejar huellas en una
cumbre internacional. Cristina Kirchner llegó tarde a la
reunión con sus pares del Mercosur en Asunción y usó un
argumento al menos polémico para excusarse.
La
Presidenta pidió el micrófono para pedir una condena "decidida
y contundente" contra el gobierno de facto de Honduras.
Antes, intentó explicar su retraso. "Yo llegué a las 9,
hora que mi canciller me había informado que teníamos que
iniciar", comenzó.
Jorge Taiana
la miraba con atención sentado a su izquierda.
En este punto, llegó la queja. "Digo esto porque con esa
misoginia que cunde, muchas veces se informa de la llegada
tarde de una presidenta. Me ha tocado asistir a tres cumbres
internacionales en las que hubo hombres que llegaron tarde y
tuvimos que esperarlos media hora, pero nadie dio cuenta de
esa noticia", comparó visiblemente molesta.
![](http://rcdtx.lanacion.com.ar/anexos/fotos/99/1031499.jpg)
La silla vacía, a la espera de la llegada de Cristina
Kirchner Foto: Reuters
La ceremonia de apertura de la cumbre comenzó a las 8.30 hora
local (las 9.30 argentina) y la jefa del Estado llegó media
hora después.
Ayer, también
el ministro de Economía, Amado Boudou, fue impuntual. No sólo dejó una mala impresión
entre sus pares porque no supo, o no quiso, dar cifras sobre
cuánto crecerá o caerá la economía este año y por las
cuestionadas trabas a las importaciones. Fue además el único
de los siete jefes de Hacienda reunidos en Asunción que llegó
tarde al encuentro.
Otras
veces. El
retraso de hoy se suma a un historial de Cristina Kirchner en
la materia. Algunos de ellos: en febrero pasado, la jefa del
Estado tuvo
múltiples retrasos en
su visita a Madrid, entre ellos, la demora de 40 minutos para
llegar a la cena de gala ofrecida por el rey Juan Carlos.
En tanto,
en noviembre del año pasado llegó tarde a la foto de familia
de la cumbre
del G-20. Cuando
los otros 21 presidentes terminaron de posar para el retrato
que iba a quedar en la historia y empezaban a dirigirse hacia
la sala de deliberaciones, alguien les hizo notar que faltaba
ella.
Con paso rápido y gestos de disculpas, la Presidenta apareció
en la escena y todos sus colegas, entre sonrisas y alguna
mueca de fastidio, volvieron a subir las escaleras y a
ubicarse en sus sitios para repetir la foto.
También en
mayo de 2008, demoró
al resto. Fue en la Cumbre de América latina y la Unión
Europea que se realizó en Perú. Las fotos de aquel día
muestran a la Presidenta con las palmas juntas, en señal de
pedir perdón. La demora había respondido a una inesperada
llamada al celular, en pleno conflicto con el campo.
Diario
Clarín.
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NOTA
RELACIONADA
La presidente argentina Cristina
Fernández de Kirchner volvió a su costumbre de llegar tarde a
las cumbres internacionales. Esta vez, fue en la reunión del
Mercosur que se desarrolló en Paraguay y no pudo evitar hacer
un comentario al respecto.
"Yo llegué a las 9, hora que mi
canciller me había informado que teníamos que iniciar. Digo
esto porque con esa misoginia que cunde, muchas veces
se informa de la llegada de la Presidenta tarde", se excusó.![](http://www.criticadigital.com/fotos/cristina_mercosur_lugo_efe_1.jpg)
Tras acusar a
“su” canciller, Jorge Taiana,
Cristina dijo que le "ha tocado asistir a tres cumbres
internacionales en la que han llegado hombres tarde” y
tuvieron que esperarlos media hora, “pero nadie dio cuenta de
esa noticia".
La realidad es que la inauguración
de la XXXVII Cumbre del Mercosur comenzó a las 8.30 hora local
(9.30 argentina) y Fernández de Kirchner arribó media hora
después. El presidente anfitrión, el paraguayo Fernando Lugo,
la saludó especialmente cuando llegó, dejando al descubierto
su demora.
No es la primera vez que la jefa de
Estado llega tarde a una reunión internacional y que obliga,
por ejemplo, a posar nuevamente a sus colegas para la
fotografía oficial, como ocurrió en la Cumbre del G-20 en
Washington, al final del gobierno de George Bush, o en un
encuentro de presidentes en Perú.
Cara de dormida
Boudou también llegó tarde. El
flamante ministro de Economía, Amado Boudou, también llegó
tarde a la reunión de ministros de Economía de los países, en
lo que algunos medios calificaron como un "fallido debut"
internacional.
![](vidasocial126_archivos/1.jpg)
El ex titular del ANSES estaba citado a un desayuno a las 8,
pero por quedarse hablando con la prensa, llegó a las 8.31 y,
sin pedir disculpas, procedió a sentarse como si nada hubiese
pasado. Luego defendió el modelo K, aseguró que no habrá
ajuste y eludió dar cifras sobre la economía argentina, lo que
dejó una sensación de incertidumbre en sus pares
latinoamericanos.
Diario Perfil.
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Los malos modales de la señora Cristina Fernández
Con la picardía de una colegiala, llegó tarde a la cumbre del
Mercosur y no pidió disculpas. Sus ministros, festejaron sus
palabras.
![](http://www.criticadigital.com/fotos/Cristina_Taiana.jpg)
Las deliberaciones de la cumbre del
Mercosur comenzaron sin Cristina Fernández. Cuando la
presidenta argentina se acomodó, por fin, en su asiento,
el jefe de Estado paraguayo,
Fernando Lugo,
en un tono que
fluctuaba entre la amabilidad y la sorna se lo hizo notar.
Cristina Fernández no pidió
disculpas. Sonriendo con la picardía de una colegiala puso la
pelota en el tejado de uno de sus ministros: “Yo llegué a las
9, la hora en que mi canciller me dijo que debíamos iniciar”.
Y agregó muy fresca: “Digo esto porque con la misoginia que
cunde, muchas veces se informa de la llegada tarde de una
presidenta. Me ha tocado asistir a tres cumbres
internacionales en las que hubo hombres que llegaron tarde y
tuvimos que esperar media hora, pero nadie dio cuenta de esa
noticia”. En la fila de atrás, festejaban sus palabras
los titulares de Economía, Amado
Boudou, y de Salud, Juan Manzur.
A
Jorge Taiana, sentado a la
izquierda de Cristina Fernández, no le cabía un alfiler.
Lo cierto es que a la demora, la
Presidenta había sumado otras conductas inexplicables:
Le echó la culpa a “su” canciller,
quien, sin embargo, se había hecho presente en la sede de la
reunión a la hora establecida, 8.30 de la mañana.
Respondió con un feminismo de saldos
a la delicada referencia de Lugo.
Quiso minimizar su incorrección
amparándose en supuestas tardanzas ajenas. Acusó
a sus pares de misoginia.
Las desconsideraciones de Cristina
Fernández son recurrentes: da el plantón a sus visitantes en
las audiencias (hizo esperar casi una hora a Susan Segal, la
titular de la American Society, que bien ganados tiene los
honorarios que le paga la Casa Rosada); arribó con 45 minutos
de retraso a la cena de gala que le ofrecían los reyes en el
Palacio de Oriente y que al embajador en Madrid, Carlos
Bettini, le había costado un riñón conseguir; en mayo de 2008,
en Perú, los jefes de Estado reunidos debieron esperarla; en
noviembre de 2008 se presentó con demora a la “foto de
familia” que inauguraba la cumbre del G-20 y hubo que repetir
la escena para que no quedara un hueco allí donde debía estar
la Argentina.
Sin embargo, no es este
rosario de papelones de alto nivel lo que más asombra. Al fin
y al cabo, Néstor Kirchner dejó de seña a Vladimir Putin en el
aeropuerto de Moscú.
Lo que hay que reconocer, contra la
opinión de ciertos funcionarios que tratan de trazar entre
ambos una línea imaginaria, es que Cristina Fernández no es
distinta de su marido. Es igual, sólo que con faldas, y los
dos practican deportes más desagradables que la excéntrica
costumbre de la impuntualidad. Se asegura desde hace rato y
con insistencia que, en la intimidad, el santacruceño maltrata
a sus colaboradores e, incluso, algún ex ministro debió
detenerlo con una advertencia: “A mí no, Presidente”. Su
mujer, en cambio, lo hace en público. Si en esta oportunidad
fue Taiana quien tuvo que escuchar firme como un granadero el
sambenito que le colgaba frente a sus colegas y un puñado de
primeros mandatarios, el 29 de junio, durante la rueda de
prensa convocada tras los comicios, fue
el ex jefe de Gabinete Sergio Massa
el destinatario del chubasco que le descargó frente a la
prensa nacional y extranjera porque no supo informarle al
instante a cuánto estaba el real. “Debería saberlo”, lo
verdugueó. Y antes aun había dado una reprimenda a
la ministra de la Producción, Débora
Giorgi, porque no habían sido
publicadas todavía en el
Boletín Oficial las
retenciones al maíz y al trigo. En esa oportunidad, los
testigos de los modos de Cristina Fernández fueron un grupo de
pares de Giorgi y su subordinado,
el secretario de Comercio Guillermo
Moreno.
En suma, que la Presidenta ha
tratado a los miembros del gabinete como los señoritos del
cortijo tratan a Régula, en Los santos inocentes; o como los
invitados de Lord Darlington al señor Stevens, el mayordomo de
Lo que queda del día. Régula calla y obedece; Stevens digiere
como puede su humillación. Agachar la cabeza, aceptar el
desplante es el secreto de su oficio: saben que no son
empleados, son sirvientes. Los ministros del gabinete
kirchnerista también guardan silencio y tragan. Pero ellos no
son sirvientes de Cristina Fernández. Son empleados, no a
sueldo de los Kirchner sino de los ciudadanos. ¿Qué les pasa,
entonces? ¿No tendrá superyó esta gente? Porque sólo les falta
decir, igual que Régula: “A mandar, señorito, que para eso
estamos”.
S. Viau, para el diario Crítica de la Argentina.
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Tradición
kirchnerista
Cristina y sus pecados protocolares
El matrimonio presidencial no parece ser muy amigo del protocolo. En
los últimos días la presidenta Cristina Kirchner protagonizó
una serie de hechos en reuniones internacionales que pusieron
el foco en su manera de actuar cuando representa a la
Argentina. Al igual que Néstor, Cristina llega tarde y deja su
huella con su comportamiento.
![](vidasocial126_archivos/2.jpg)
En 2003, el
santacruceño asumió la presidencia y automáticamente rompió
con lo establecido por las normas generales para participar de
la ceremonia, y sorprendió a todos los argentinos con su
particular forma de proceder. Y aunque Cristina cuida sus
formas ante el público, no se queda atrás y también tiene sus
propias anécdotas al respecto.
Primero él. En
su asunción, luego del discurso en el Congreso, Néstor cruzó
la valla y saludó a sus seguidores. Luego, se cortó la frente
con la cámara de un fotógrafo. Todo en un mismo día. "¿Por qué
atravesé las vallas? Porque hace 30 años yo estaba allí, junto
al pueblo. ¿Por qué no iba a hacerlo hoy si yo soy uno de
ellos?", explicó en aquella ocasión Kirchner.
En sus cuatro años
y medio de gestión, el ahora presidente del Partido
Justicialista (PJ) fue criticado por su impuntualidad al
encabezar actos oficiales, por su escasa predisposición a
asistir a las cumbres, y por sus desplantes a presidentes,
reyes y demás dignatarios.
Sometió al rey Juan
Carlos a una larga espera durante el Congreso de la Lengua en
Rosario, suspendió una reunión que iba a mantener con el
presidente ruso, Vladimir Putin, faltó a las exequias del Papa
Juan Pablo II en 2005, y a la gala de honor que la reina
Beatriz de Holanda le ofreció en Buenos Aires en 2006.
Poco amigo del traje y corbata, casi siempre se mostró con
camisa y con un tono muy casual.
![](vidasocial126_archivos/3.jpg)
Luego ella. Desde
su asunción, Cristina Kirchner también rompió los moldes,
aunque no tanto como su antecesor. En
mayo último, la Presidenta llegó tarde para la foto de la V
Cumbre en Perú. Esto se repitió en los últimos días
en la gira internacional que lleva adelante por estos días y
que comenzó con la cita en Washington.
La Presidenta se
retrasó para la toma de la foto de la cumbre del G-20 y
todos los mandatarios reunidos debieron posar nuevamente para
que ella aparezca en la versión final. El último tropiezo
protocolar lo cometió en la reunión con el mandatario de
Argelia, Abdelaziz Buopeflika. Allí Cristina no
se sacó los lentes de sol adentro del palacio, ni
cuando fue recibida por empresarios, ni cuando lo saludó al
primer mandatario argelino. Además, muchos ven de mala manera
que constantemente se luzca con carteras en las reuniones
oficiales.
Las buenas
costumbres y las relaciones internacionales. Ante
las consultas de Perfil.com, especialistas en ceremonial y
protocolo advirtieron que estos errores pueden ser graves, no
por el hecho de romper normas, sino porque muchas veces estas
faltas pueden significar el enojo de los otros países y la
caída de potenciales negocios. En los gobiernos, da una mala
imagen del país."Lo ceremonial es considerado una herramienta política importante y
el perder de vista esa herramienta puede tener sus costos",
afirmó uno de los entrevistados que pidió no ser identificado.
Desde
Perfil.com se
realizaron varios llamados, pero los especialistas consultados
prefirieron mantener el anonimato. Tampoco se pudieron obtener
declaraciones oficiales, del área de Ceremonial y Protocolo de
la Presidencia de la Nación, ya que tanto los representantes
de la Cancillería como los de la Casa Rosada se encuentran en
África junto a la Presidenta, aconsejándola precisamente sobre
estos temas. |