06 de Mayo de 2009
La porfía del campo
Señor Director:
"El 29/4 mi padre cumplió 75 años, y lleva 55
trabajando en el campo.
A los 25, mientras estudiaba medicina, le tocó
hacerse cargo del campo de mi abuelo tras su repentina muerte.
Partió entonces al interior y mi madre lo
acompañó en esa cruzada en la que el modo de vivir no era de
lo más confortable: sin luz, sin gas, sin calefacción.
Desde entonces, además de tener y educar cinco
hijos que le dimos cinco nietos, ha dedicado su vida a
trabajar la tierra. La misma que desde 1990 heredó en formato
de seiscientas y pico de hectáreas.
Todos los días recorre los 61,5 km que separan
La Confianza (así se llama el campo) de la ciudad de Necochea,
donde vive. En mis 40 años de vida, lo he visto trabajar a sol
y a sombra, romperse el lomo por nosotros y por ese campo que
tanto ama.
En 2001 la crisis lo llevó a endeudarse y en
2004 casi pierde esas hectáreas que tanto valor afectivo
tienen para él. Se deprimió mucho, pero logró salir
adelante gracias a que arrendó el campo, saldó su deuda con
los bancos y salió a trabajar otros campos con su maquinaria.
Recuerdo que a principios de 2008 me contó con
mucho entusiasmo que si Dios le daba un año más de vida,
recuperaría su campo, ya que en marzo de 2009 se terminaba el
contrato de arrendamiento. Claro que no imaginaba todo lo que
vendría después.
Lo ilusionaba volver a trabajar la tierra, pero
no pudo ser. En febrero perdió la pulseada ante la situación
conocida por todos que atraviesa el campo con este gobierno.
Y con mucha tristeza, en medio de la mayor
sequía que le haya tocado jamás, me confesó que había decidido
arrendar nuevamente el campo, porque no iba a poder afrontar
los costos.
Estaba resignado, pero pensaba rebuscárselas
con otros trabajos en otros campos. Porque lo cierto es que mi
papá no sabe ni puede vivir sin trabajar.
Al preguntarle qué pensaba hacer para su
cumpleaños, me contestó que nada, porque no estaba con ánimo,
ya que no aparecían candidatos que quisieran arrendar.
Igual me contó que ya había preparado la tierra
por si algún valiente se decidiera a arriesgar en un momento
tan incierto.
¿Por qué un hombre que trabajó toda su vida y
que cuenta con el entusiasmo de querer seguir trabajando tiene
que estar deprimido porque no le alcanza la plata para
trabajar?"
Carta de lectores, diario La Nación del 2 de
Mayo de 2009
Mariángeles Ferrazzini
DNI 20.493.329
aferrazini@gmail.com
Nota de la Redacción:
Por qué no somos capaces de unirnos los argentinos en general
y los hombres del campo en especial, para establecer
cooperativas comunitarias, créditos sociales, etc., para todos
aquellos a los que los ha destruido la batalla contra el
gobierno, la sequía y tantas otras basuras de la política que
los han afectado. Así, con ellos y con todos los demás,
también iríamos mitigando estos problemas para después acabar
con la pobreza la exclusión y la indigencia, sólo con unirnos.
Cuesta tanto entenderlo?
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