HISTORIA DE SILENCIOS
POR UN PUÑADO DE SOJA?
SOMOS DERECHOS Y HUMANOS?

12 de Agosto de 2008

 

 

Los Juegos Olímpicos movilizan enormes recursos materiales -tecnología, construcción de estadios, alojamiento de deportistas y espectadores, viajes- y los que se están realizando en Pekín muestran un despliegue imponente de riqueza.

A la vez, esas y otras justas deportivas implican valores espirituales y culturales: esfuerzo, entrenamiento, perseverancia, afán de superación, intercambio. El mismo San Pablo, a quien se está evocando en un año que se ha denominado paulino, hizo más de una referencia a los deportes. Como en la primera carta a los Corintios: "¿No sabéis que en las carreras del estadio todos corren, mas uno solo recibe el premio? ¡Corred de manera que lo consigáis! Los atletas se privan de todo, ¡y eso por una corona corruptible! Nosotros, en cambio, por una incorruptible", en alusión a la vida eterna.

Recogiendo prácticas ancestrales chinas, Falun Gong es una disciplina de mejoramiento personal, que incluye ejercicios físicos suaves y meditación, sobre la base de los principios de la verdad, la benevolencia y la tolerancia. Hasta 1999, millones de personas ejercitaban esa disciplina en plazas y en otros lugares públicos a lo largo del enorme territorio chino. Aquel año, el gobernante Partido Comunista, que limita o controla actividades de comunidades espirituales y religiosas, prohibió esa práctica e inició la persecución a sus seguidores.

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Miembros de esa corriente denunciaron en Buenos Aires que desde diciembre de 2007, el gobierno chino detuvo por lo menos a 8037 practicantes de Falun Gong. Y brindaron datos sobre la ubicación y las condiciones de prisión en campos de "reeducación mediante el trabajo", centros de detención y de trabajo forzado en Pekín, Shenyang y otras ciudades, cerca de estadios afectados a los Juegos. Acusaron al régimen de torturas, desapariciones y muertes. Y señalaron que en el campo 672-2 están retenidos más de 12.000 practicantes de Falun Gong, numerados, con sus exámenes clínicos actualizados, a la espera de compradores de órganos para trasplantes.

Li Wei Fu, quien dijo recibir amenazas todos los días, contó la conversación que tuvo con una joven que atendía el teléfono de un hospital, quien, como la cosa más natural, le indicó cómo podría conseguir órganos frescos de seguidores de Falun Gong.

Al valorar la venta de alimentos a China, el periodista Martín Bermúdez, autor del libro Sobre una historia de silencios , estimó que con ese país hay que negociar como con un cliente, pero preguntó: "¿Podemos callarnos la boca porque total nos compran soja?". Calificó a los miembros de Falun Gong detenidos de "prisioneros de conciencia" y afirmó: "Me gustaría que la Argentina honrara en este caso su discurso de derechos humanos". Copia textual de la columna en el diario La nación  de Jorge Rouillon