En las olimpiadas se proyectan
las naciones del mundo
EN AMÉRICA LATINA NO!!!

25 de Agosto de 2008




China y su pueblo entendieron bien el tremendo poder que las Olimpíadas y el deporte conllevan y cuánto hacen respecto a la imagen de un país. Ahora el mundo está viendo con asombro cómo encabezan el medallero en las distintas disciplinas, consecuencia de una exitosa política deportiva. No son los primeros en ello, pero su éxito reitera cómo las políticas deportivas con estrategias de largo plazo hacen un aporte significativo al desarrollo de una nación.
En ese marco y al observar la evolución desde 1948 al 2008, de estos sesenta años de Olimpíadas, cabe preguntarse: ¿y América latina y el Caribe dónde están? ¿Qué ha pasado desde aquel medallero modesto alcanzado en Londres en 1948, en el cual Argentina apareció en el lugar número 13, México en el 17, Perú en el 23? Luego vino Helsinki, en 1952, en donde Jamaica quedó en el número 13, Argentina alcanzó el lugar 19 y Brasil el 24.
Está claro es que América latina ha ido perdiendo presencia en el concierto mundial también en deporte.
Ausencia no sólo en comercio, no sólo en la presencia de los mercados internacionales del mundo financiero, no sólo en cuanto a las grandes discusiones en la escala global, también en el deporte. En este mundo global, tal vez no hemos pensado en todos los alcances de las políticas públicas hacia el deporte, y sus resultados son muy relevantes.

 

Cuba ha tenido una política definida para sobresalir y lo ha logrado. A lo mejor no tanto esta vez como en otros años, pero los niveles deportivos cubanos son óptimos. Esto demuestra que una política deportiva puede ser exitosa.

 

¿Sería posible pensar en nuestros Juegos Panamericanos o de América del Sur como un incentivo real para avanzar más rápido? ¿Qué nuevas actitudes debiéramos asumir para entender que también aquí, en materia deportiva, América latina puede y debe jugar un rol destacado? ¿Cómo podríamos aprender, los unos de los otros, de las mejores prácticas? ¿Cómo podremos ser capaces de fortalecernos mutuamente?

Porque, en último término, este 2008 subraya, ahora desde Beijing, cuánto pesa en la identidad de un país aquello que logra proyectar hacia el exterior.
Desde China el mundo recibe imágenes impactantes, pero también un discurso: es la decisión de asumir un rol, conforme ellos entienden el sentido de su historia. Es el esfuerzo de 1.400 millones de habitantes, es el resultado de una conducción clara, pero lo más importante es la comprensión profunda de cómo el deporte también expresa las capacidades organiz

 

La lección es clara. Es de esperar que en nuestros países se produzca un debate sobre la situación deportiva, y ojalá que de esta deliberación en cada una de nuestras sociedades pueda salir una política más amplia a nivel latinoamericano. Nuestra meta debe ser ubicarnos alto en el medallero, como una expresión más de los logros que son posibles de alcanzar con políticas públicas adecuadas.
Ricardo Lagos EX PRESIDENTE DE CHILE, EXTRACTOS DE SU COLUMNA PARA EL DIARIO CLARIN DEL 24-08-08

 

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Es olímpica América Latina?

¿Por qué en nuestro altar de ídolos están Cristiano Ronaldo o Lionel Messi, pero no tenemos a Irving Saladino, César Cielo o Dayron Robles?

¿Por qué la vida de algunos de nosotros se paraliza con un Mundial de Fútbol, aunque nuestros países no compitan, pero durante los Juegos Olímpicos nuestra cotidianidad ni se altera?

¿Por qué algunos nos mordimos las uñas en la final de la Copa del Mundo, pero nos dio lo mismo que Usain Bolt rompiera su propio récord mundial al correr los 100 metros?

Ustedes, amigos lectores, dirán que la respuesta es tan evidente que no valdría la pena continuar leyendo este artículo.

Tienen razón

"El fútbol es el deporte más popular en toda América Latina", me dirán.

Sí, es cierto. No se los discuto, pero hay otros factores que hacen que adoremos a Cristiano Ronaldo y no a otras estrellas deportivas como el mejor saltador del mundo, el nadador que acaba de romper el récord mundial de los 50 metros de estilo libre o el atleta que tiene la plusmarca mundial de los 110 metros vallas.

A eso se suma que Saladino, Cielo y Robles se impusieron ante los mejores del planeta en Pekín y conquistaron tres medallas de oro para América Latina.

Cristiano Ronaldo, por ejemplo, no ha ganado ni un Mundial, ni una Eurocopa, ni una medalla olímpica, pero es admirado en casi toda América Latina.

Money, money

Según un estudio de la revista Forbes, el equipo del luso, el Manchester United, es el club más rico del mundo, superando incluso al Real Madrid.

Los "diablos rojos" tienen un valor de US$1.800 millones.

¿Eso influirá en el hecho de que podemos mencionar al menos cinco jugadores del Manchester United, pero no los nombres de la delegación de nuestro país que fue a Pekín?

La maquinaria de mercadeo del balompié es un monstruo con tentáculos que pareciera no tener límites.

El fútbol no sólo genera ganancias por las transferencias millonarias de jugadores y la venta de entradas, sino por la comercialización de productos como camisas y videojuegos.

Imagino que coinciden conmigo, por lo que querrán retomar la idea inicial: "Saladino, Cielo y Robles y sus disciplinas no son tan populares como Cristiano Ronaldo y el fútbol".

Así es y lo mismo sucede con la marcha del ecuatoriano Jefferson Pérez (plata), el judo de la argentina Paula Pareto (bronce) o la lucha libre de la colombiana Jackeline Rentería (bronce).

Pero, permítanme preguntar: ¿Se imagina que esos deportes pudieran contar con, al menos, la mitad del dinero que mueve el Manchester United?

Seguramente, más niños en América Latina querrían ser un Irving o un Jefferson y no necesariamente un Cristiano Ronaldo.

Quizás estaríamos más atentos -como ciudadanos y como medios de comunicación- a los mundiales de atletismo o a los Juegos Panamericanos que a la Liga de Campeones.

Y, en vez de jugar el FIFA 2008, tendríamos el Taekwondo World Champion con las versiones animadas del mexicano Guillermo Pérez (oro) y del dominicano Gabriel Mercedes (plata).

Pero eso es hablar sobre supuestos y como periodista, me debo aferrar a los hechos.

La realidad es otra y me atrevo a ser cruda: esos deportes no venden. El fútbol sí, y mucho.

Desconocimiento

Hay otras razones, además de la popularidad del fútbol en nuestros países, que nos hacen menos aficionados a las Olimpiadas.

Arturo Chávez, sociólogo de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), le dijo a BBC Deportes que aunque es evidente que en muchos de nuestros países hay una extensa tradición futbolística, también hay desconocimiento de la magnitud de unos Juegos Olímpicos.

"Ni hay conocimiento de todo lo que ofrecen las Olimpiadas ni hay interés en disciplinas que en nuestros países no se practican de manera sobresaliente", dijo el profesor.

Surge así un factor externo que tiene cierto impacto en nuestras preferencias: el deporte no ha sido una prioridad gubernamental, con excepción de Cuba, donde existe una política estatal focalizada en ese sector.

Hay, sin discusión, otros problemas en la agenda de nuestros gobernantes: la inseguridad y la pobreza, por ejemplo.

"No hay políticas públicas que fomenten la diversidad deportiva que existe en una justa olímpica, mientras que en los países desarrollados sí existe esa variedad y esa promoción", señaló Chávez.

"Latinoamérica, exceptuando a Cuba, no ha hecho del deporte algo de la vida cotidiana (...) No hay una valoración social del deporte".

Solos

Es así como en América Latina, ser un atleta de un deporte que no cuenta con el financiamiento empresarial se convierte en un acto épico.

"Los que sobresalen en alguna disciplina es porque lo lograron con sus esfuerzos, sus sacrificios y hasta porque se tuvieron que pelear con el gobierno, en vez de recibir su apoyo. Se dificulta que un deportista pueda dedicarse a su disciplina a tiempo completo", indicó el sociólogo.

"Una vez descubiertos, intervienen el gobierno y la iniciativa privada para impulsarlos, pero todo el camino para llegar a ser héroes deportivos lo recorrieron sin apoyo", señaló Chávez.

Es quizás por eso que admiro tanto a deportistas como Saladino, pues su motivación por el objetivo deportivo ha sido más grande que los obstáculos que ha tenido que enfrentar, como dejar su país por la ausencia de infraestructura para entrenar.

Para Alejandra Florean, especialista en psicología del deporte, la convicción de un atleta es fundamental.

"Es duro ser un deportista de alto rendimiento en América Latina. Muchos de ellos trabajan además de entrenar, unos deben enfrentar dificultades económicas y otros no cuentan con los elementos o las tecnologías para practicar", dijo Florean.

A diferencia del fútbol, en el que hay partidos casi todos los fines de semana, un atleta olímpico requiere de años para llegar a ser identificado por sus compatriotas.

"Se necesitan dos ciclos para tener a un deportista bien preparado hacia el logro. Son requeridos ocho años de formación, pues las primeras Olimpiadas son más de adaptación y de conocimiento. El atleta busca bajar su marca, lo cual alimenta su nivel de confianza y su posibilidad de tener un patrocinante y de ser reconocido a nivel nacional", dijo la psicóloga.

Los medios

Les juro que yo no tengo nada en contra de Cristiano Ronaldo y no niego que sea un fenómeno, pero ¿cuánto de mediático hay en torno a su figura?

"En el deporte, las imágenes son fomentadas desde los medios de comunicación. Estos ídolos que se crean son una estrategia mediática", explicó Chávez.

Sin embargo, lo que funciona para los futbolistas, no necesariamente funciona para otros atletas.

"Aunque tengamos deportistas muy destacados en otras disciplinas, no son fomentados como figuras porque son fenómenos muy puntuales que cuando aparecen en los medios ya pasaron de moda, ya no son figuras de actualidad (...) La mayor parte de los deportistas latinoamericanos tienen un paso efímero por la fama", señaló el profesor de la UNAM.

A nuestras propias realidades como colectivos, se suma un fenómeno que pudiésemos llamar "baja autoestima olímpica".

"Hay una especie de desencanto y de frustración al ver los medalleros, al ver que los países latinoamericanos (dejando a un lado a Cuba) no ocupan lugares sobresalientes en los medalleros", señaló el docente mexicano.

"Saben que sus competidores no llegan a las Olimpiadas y si llegan quedan excluidos de los primeros lugares. Es una especie de rechazo nacionalista, localista, porque no son sus contendientes los que están disputando las medallas", acotó Chávez.

"Si no es primero no vale"

Entra también en juego un factor psicológico: como espectadores somos selectivos, nos gustan los éxitos, los ganadores.

"Lamentablemente, el espectador siempre está ligado al triunfalismo. El segundo o el tercer puesto no son reconocidos por el espectador, pese a que el proceso que llevó al deportista a ese logro fue intensísimo", dijo Florean.

Como explica la psicóloga deportiva, ese proceso sólo puede ser apreciado por el atleta, quien muchas veces se queda fuera del podio por un segundo o por un centímetro.

"El espectador ve el producto terminado, se pierde toda la preparación del atleta, quien pasó cuatro años con carencias, renunciando a determinadas cosas -sueño, descanso, tiempo con la familia- en su camino hacia el objetivo", indicó la psicóloga.

BBC Deportes