11 de
Noviembre de 2008
Tienen
certificados firmados por familiares o médicos amigos. Presión
en una época del año para presentarlos. Las responsabilidades
de la URBA y de los clubes
Una investigación periodística estableció
que un alto porcentaje de certificados de aptitud de los
juveniles que practican rugby no fueron otorgados tras un
examen médico minucioso.
Estos certificados fueron firmados por
profesionales que son familiares de los jóvenes o amigos de
las familias.
“Muchas veces la falta de tiempo, las
urgencias por un viaje o una gira, hacen que muchos padres
soliciten a profesionales conocidos la firma de un certificado
de aptitud física. Es muy común, lamentablemente”, señaló una
madre que tiene tres hijos jugando en diferentes equipos de
zona norte, al portal adnnoticias.com.
La sorpresiva muerte de Alvaro Costa, el
chico del San Isidro Club de 18 años, producto de una
cardiopatía que no fue detectada en ninguno de sus
certificados de aptitud –en este caso firmado por una tía
médica- puso esta problemática sobre el tapete.
Asimismo, muchas “quejas” de padres, para
justificar esta negligencia, se basan en que este certificado
se pide al inicio de la temporada (marzo-abril) y es una
“época de mucha presión para los padres con los colegios y
responsabilidades de inicio de año, y para comenzar a jugar
los clubes quieren ya ese documento médico”.
“Para un padre responsable no puede
existir esta justificación: acá es simple, se lleva al chico a
hacer un electrocardiograma, luego un estudio de esfuerzo y se
vuelve a ver al pediatra o al clínico para que lo evalúe. Es
cierto que se pueden perder uno o dos días, pero se gana en
tranquilidad”, señaló la misma madre al portal de zona norte.
“Sobre 10 padres, más de la mitad no
cumple con este requisito”, dijo otro padre con hijos en el
mundo del rugby, y además integrante de uno de los clubes más
populares.
Asimismo, si bien desde la URBA se
sostiene que hacen un control de estos certificados, sólo se
trataría de una cuestión administrativa, en la cual cada
jugador de las diferentes divisiones cuenta con uno que lo
habilite.
Lo que no se hace es un seguimiento de
los profesionales o un pedido de los estudios realizados para
un archivo o verificación de los mismos.
Tampoco lo hacen los clubes, que en el
marco de su propuesta amateur no cuentan en su gran mayoría
con equipamientos médicos internos para seguimientos y
controles posteriores al anual que exigen a los jóvenes y se
deben hacer en forma privada.
Un ex jugador de rugby de San Isidro
sostuvo a adnnoticias que “en un deporte cada vez más exigente
y profesional, seguimos trabajando como si fuéramos clubes de
barrio y con el único objetivo de amor a la camiseta".
En esa línea, agegó:
"Si un chico sufre cambios en su salud durante el año, el club
nunca se entera, sólo hay primeros auxilios para accidentes
del juego. Así no va más”.
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