29 de Enero de
2009
Instalado en las
semifinales, el mejor jugador del ranking mundial habló sobre
cómo es estar en la cumbre del planeta
![Nadal y la vida de un número 1](nota%20323_archivos/image001.jpg)
La mirada de Rafa Nadal, fija en la
pelota como objetivo, siempre concentrado, un gladiador del
juego | Foto: Reuters
MELBOURNE.- El acceso es
restringido: el asiático hombre de seguridad impone respeto.
"Aquí, no", dice, en inglés. "Aquí, sí: viene conmigo. Son
sólo unos minutos", dice el protagonista, la estrella de esta
historia. Ir con él, es decir, caminar apenas unos pasos al
lado de Rafael Nadal, la mejor raqueta del planeta tenis, se
asemeja a esa sensación de cosquilleo de baile de egresados.
Como si se estuviese con la novia más linda: todos suspiran a
través de sus pasos. El lugar es un pequeño rincón a metros
del gimnasio en donde pasa buena parte de sus días. El sitio
es un oasis ideal en el encuentro entre LA NACION y el as de
espadas que, con remera y pantalones cortos, es como si se
tratase de un pibe de barrio, sencillo y cordial.
"Sinceramente, la vida no me
cambió nada ser el número 1. No soy más conocido ahora que
antes, cuando era el número 2 e interiormente, lo mismo. Es
una satisfacción personal, fueron tres años consecutivos de
ser el 2, fue mucho tiempo. Fue un objetivo cumplido. En la
intimidad, soy el mismo de siempre, vivo con mis padres, en
Mallorca, y eso no va a cambiar", cuenta, sorprendido ante la
primera consulta. La otra, empero, lo inquieta más. ¿Quién es,
realmente, Rafael Nadal? ¿Qué le agrada lejos de los courts?
¿Vive de prisa, como tantos jóvenes de hoy? "No me gusta estar
parado. Me gusta estar haciendo cosas siempre; no me agrada
estar tirado en el sofá de casa. Soy tranquilo, sencillo,
bastante familiar y hogareño. Me siento afortunado de ser de
donde soy. Mallorca es un sitio ideal para mí, para tener
calma; allí me conocen desde siempre y allí hago una vida
totalmente normal. Soy uno más", dice. Y se lanza, como si
estuviese en un trampolín, en el océano de su intimidad.
-Me gusta la pesca, jugar al
golf, estar con amigos, ir a cenar, ir de "fiesta". Tengo una
familia grande: muchos primos pequeños y me agrada estar con
ellos.
-¿Por qué el cambio de look?
La ropa, el pelo más corto?
-No sé por qué se cambió el
look: se cambió y punto. A mí me gusta y me siento a gusto,
tal vez en un tiempo vuelva al anterior. Y el pelo corto,
bueno, me lo ha dicho mi padre tantas veces? (carcajadas). El
siempre me dice: "Rafa, ¿quieres cortarte un poco el pelo"? Y
bueno, me lo he cortado un poco?
-¿Se puede pensar en la
familia mientras se hace historia en el tenis?
-Sí, claro. Yo jugaba fútbol
y tenis de pequeño y mis padres siempre estuvieron
acompañándome, de un lado para otro. Tuve una infancia muy
feliz. La familia me ayuda mucho. Tengo una hermana de 17 años
y por mucho que yo sea tenista y todo eso, el trato es el
mismo.
-Sos un pibe. Sin embargo,
en el deporte sos un veterano.
-Soy joven. Tenísticamente
no, porque ya llegué al séptimo año en el circuito, pero en lo
demás, soy como cualquiera. Juego al fútbol, estoy con amigos,
como cualquiera.
-Cumpliste muchos sueños.
¿Cuál te falta?
-Me gustaría formar una
familia, pero hoy no está en mi mente. Tengo 22 años y, en
este mundo, no puedo pensar en algo serio. Cuando termine, mi
sueño es vivir en Mallorca, con tranquilidad. Tengo una lancha
allí y me quedaría pescando. Tener tiempo para meterme mar
adentro y salir a pesar.
"Tener tiempo", lanza Rafa,
en la intimidad, mientras un ejército de curiosos se desviven
por verlo de cerca. Tener tiempo, para Nadal, es lo más
parecido a un anhelo. "Ganar el Abierto de Australia sería un
sueño, mantenerme como N° 1 todo el año o hasta que todo
acabe?, hay muchos sueños por delante", sugiere. Pero se queda
con el otro, con esa necesidad de hacer una pausa para ver qué
pasa con el mundo. Para revertir los roles, para que el
universo, apenas en un intervalo, deje de posarse sobre él.
"La final de Wimbledon,
seguramente, me quedo con ese recuerdo como lo más lindo que
me dio el deporte. Aunque en Roland Garros siempre la paso muy
bien. Y en mi vida soy una persona bastante feliz. Cada día
que me levanto me digo que soy muy dichoso", cuenta el hombre
que se zambulle hacia la leyenda, con una simpleza y una
humildad propias de un pibe de barrio.
"Todos me respetan, como N°
1 o como N° 2, si sigo siendo el mismo. Dentro y fuera",
cuenta. Dentro y fuera. Músculo al servicio de una
inquebrantable mentalidad ganadora y la naturalidad propia de
un habitante más de Manacor, un minúsculo municipio, parte de
las islas baleares, que apenas si tiene 38.000 habitantes.
Uno, al menos, es el mejor de todos. Allí, dicen, lo espera la
novia de siempre. Una chica de su casa, que conoce a Nadal
desde cuando apenas era Rafael.
-¿Cómo te gustaría que te
recuerden, cuando esta aventura acabe?
-Como una buena persona,
nada más. Valoro las buenas personas ante todo. Y todo lo
demás, bueno, ojalá que me recuerden por los títulos, tengo
algunos títulos ya?, pero lo que más me interesa es la parte
humana. Una buena persona, puedes poner eso.
"Una buena persona",
susurra Rafa. Una frase digna de un rey de la humildad. Por
Ariel Ruya, Enviado especial.
Ficha personal
Nacimiento: 3/6/86 en
Manacor, Mallorca, España.
Altura y peso: 1,85m y
85kg.
Profesional desde:
2001.
Ranking: número 1
desde el 18/8/08.
Juego: zurdo, revés de
dos manos.
Títulos oficiales: 31.
Grand Slam: 5 (Roland
Garros 2005/06/07/08 y Wimbledon 08).
Ganancias oficiales:
US$ 20.814.797.
Récord en singles: 337
victorias y 78 derrotas.
Entrenador: Toni Nadal
(su tío).
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