LA MUJER COMPARTE:
ES HINCHADA, PERO
TAMBIÉN OTRAS COSAS!!

28 de Mayo de 2009

La hermana abogada del Cholo

Natalia, el “arma secreta” de Simeone

Tiene 34 años y desde que el ex jugador se instaló nuevamente en la Argentina, a comienzos de 2005, es ella quien se sienta con los presidentes de los clubes a negociar los contratos de su hermano. José María Aguilar se refirió en público a ella cuando Diego asumió como DT de River Plate: “Quiero agradecer particularmente a Natalia Simeone, que nos permitió llegar a este final feliz”. Fanática del fútbol, su marido –preparador físico– no tiene que pelear por el control remoto: los domingos ella también ve “Futbol de Primera” y es quien primero lee los suplementos deportivos.


Trofeos. La abogada en la oficina que su hermano tiene dentro de su estudio jurídico, en Puerto Madero; premios y fotos por doquier,

“Soy una agradecida porque él podría no haberme elegido para trabajar juntos, pero sin embargo apostó por mí”, dice la hermana y asesora del actual director técnico de San Lorenzo. Casi un calco de Diego “Cholo” Simeone y con unos ojos verdes que se iluminan cuando habla de él, Natalia tiene 34 años y está casada con Carlos Dibos, el preparador físico del equipo de Alfio “Coco” Basile. Autodenominada la “nerd” de la familia, esta abogada especializada en deporte es la encargada de sentarse a negociar los contratos del ex jugador.

Subida a unos tacos altísimos en su coqueta oficina de Puerto Madero, se nota que tiene la misma pasión que su hermano por la estética y el fanatismo por Racing.

—¿Qué pasa si a Diego le ofrecen ser técnico de Independiente?

—Creo que él no lo agarraría. Nunca lo hablamos, pero al estar tan identificado con Racing... Pero nadie resiste un archivo, así que no hay que decir “nunca”. Yo me muero e iría a negociar como buena profesional pero, la verdad, sería tremendo.

—El estudio está lleno de cosas de tu hermano, ¿admiración o estética?

—En realidad, la sala de reuniones es la oficina de mi hermano y como él es más descontracturado no le podíamos poner un escritorio y elegimos una mesa larga. Además, ahí están todos sus premios y el televisor. En cambio, en la mía está todo lo legal. Es como que ése es su mundo y éste es el mío, bien diferentes. Ahí él tiene sus reuniones y ve sus videos.

—¿Es difícil sentarse a negociar con “hombres fuertes” del fútbol?

—Es un ambiente muy machista, pero no siento que sea difícil. Cuando me siento a negociar no miro el género del otro. Los negocios son negocios, y lo más importante ahí es no negociar el respeto. Lo que a veces se nota es la limitación del otro.

—¿Qué pide Simeone en un contrato?

—Todos creen que la plata es lo más importante y que Diego es muy caro. Pero, ¿qué es caro? Mi hermano va a la parte deportiva pero obviamente todos queremos trabajar para ganar dinero. Lo que cuido mucho es cómo nos vamos a ir del club, porque al principio está todo fantástico pero cuando perdés tres partidos seguidos, se acaba todo. Para mí negociar es un arte.

—¿Y los preparadores físicos, como tu marido?

—(Risas) Es más jodido en lo económico. Pero a los dos los tomo como a cualquier cliente. Si bien la familia es el cliente más difícil porque nunca está conforme, dejo los sentimientos aparte. Son muy respetuosos de lo mío. No dejan de ser hombres, por supuesto, y me quieren decir a veces qué hacer. Pero con Diego tengo plena libertad y respeta mis decisiones. No se mete, así como yo no me animaría a decirle: “El domingo poné a fulano...”. Además, porque no me lo dejan hacer, creen que no sé de fútbol aunque sé más que ellos. Me encanta trabajar con mi hermano y me encanta serle útil. Igual, siempre me dice: “Podría haber sido mejor”. Me río porque mi hermano nunca me dijo: “Che, te felicito”.

—Como un papá exigente.

—Sí, pero estoy muy segura de lo que hago y eso me lo inculcó mi padre. El decía que uno tenía que hacer las cosas y creerse siempre el mejor. Pero gracias a Diego estoy acá. Si me preguntabas qué quería hacer cuando me recibí, en el ’99, jamás hubiera dicho laboral; es más, no me gustaba. Pero al tiempo de tener mi título, empezamos a hablar y me propuso poner un estudio y trabajar juntos. Entonces, empecé a pensar qué era lo que me podía servir para trabajar con él y me puse a full con mi socia a leer derecho laboral para aprender, y parece que sirvió.

—¿Siempre fuiste fanática del deporte?

—Del fútbol, me encanta. Diego es cuatro años más grande que yo, y en mi casa se respira fútbol. Me acuerdo de levantarme los domingos y escuchar en la radio a Víctor Hugo Morales o a José María Muñoz diciendo, en esa época, si se iba a jugar el partido previo. Yo tendría 4 o 5 años y Diego juega desde que tenía 8, o sea que mis fines de semana eran ir a verlo jugar a todos lados. Así que o te gustaba o te gustaba. Y mi marido tocó el cielo con las manos porque soy de las pocas mujeres que extraña Fútbol de Primera y lo primero que veo del diario es la parte deportiva. Además, siempre hice deporte, antes jugaba al vóley y ahora salgo a correr y hago gimnasia a la mañana.

—¿Se complicaba no destacarse tanto como el Cholo?

—No, porque en mi familia Diego siempre fue Diego; en casa nunca fue el destacado. Mi padre siempre nos motivó a cada cual con lo que hacía: si lo mío era estudiar, estaba bárbaro; si lo de mi hermano era patear la pelota, también. No había comparación, y en casa la fama no pesaba. Mis papás están orgullosos de todos. Cholo hay uno solo, para mí Diego es un número uno, una marca registrada, y siento mucha admiración por él y tal vez por eso no es difícil trabajar con él. Bah, también es porque él no está acá: nos juntamos una vez por semana y yo le cuento cómo van las cosas, los negocios. Pero no es que él está acá controlándome, tal vez ahí sería distinto.

—Te casaste con un amigo de tu hermano. ¿A Diego nunca le molestó?

—No, siempre salíamos juntos por la poca diferencia de edad, y siempre tuve mucha personalidad. Yo no me meto en su vida y él no se mete en la mía. Y si alguna vez le dieron celos o le molestó, que vaya al psicólogo porque ahora ya es tarde. Lo gracioso es que siempre dije que ni loca iba a salir con alguien vinculado al fútbol, y hoy miro para atrás y veo que no podría haber sido de otra manera.

—¿Sos una tía presente?

—Todavía no soy mamá, así que me divierto muchísimo con mis sobrinos y voy a comer con ellos, los amo. Siempre me encantaron los varones y justo tengo cuatro. Estoy re feliz de que Diego haya vuelto a vivir al país porque, si bien yo viajaba mucho, era muy difícil disfrutarlos. Ahora puedo verlos crecer, compartir. Además, nosotros somos una familia grande y siempre tuvimos esa cosa de juntarnos todos, y me faltaba algo.

—¿Cómo era tenerlo lejos?

—Me costó mucho, porque nosotros éramos muy pegados. Carla, nuestra hermana menor –maestra jardinera–, se lleva 7 años conmigo y 12 con Diego. Pero terminaba el colegio en noviembre y me instalaba cuatro meses en donde estuviera jugando él. Uno se va acostumbrando, pero al principio lloraba horrores. Creo igual que al que más lo afectó fue a mi papá, porque cuando se fue Diego quedó como el único varón de la casa.

—¿Lo asesorás también en sus contratos de imagen?

—En todo. El sistema siempre es que Diego recibe la llamada, la marca y dice que me llamen a mí. Y como yo conozco su gusto, ya sé cuando la derivación es porque realmente está interesado o si es para que filtre.

—¿Siempre se preocupó tanto por la ropa?

—Desde chico, es de cuidarse mucho. Creo que se cuida más que Carla y que yo. Aparte, para mí es hermoso, porque como nos parecemos... (ríe a carcajadas).

—¿Comparten ese gusto?

—Sí, yo soy re pilchera. Hemos ido de shopping juntos, pero prefiero ir sola porque es tan conocido que no lo dejan en paz. Somos muy compinches, nos divierte. Somos de mirarnos y ya saber lo que está pensando el otro o cómo se siente.

—¿Les pasa a veces que Carla queda afuera?

—Sí, pobre. Porque como es más chica nos reímos, la volvemos loca. A veces estamos hablando de algo y ella quiere opinar y le decimos: “No, vos no estabas”. Es la frase letal para ella. Además, somos muy celosos entre los hermanos.

—¿Nunca tuvieron una pelea o discusión fuerte?

—¡De chicos, seguro! Pero a su manera siempre fue muy protector. Vos lo ves y parece una persona distante, fría, pero es un tipo tierno. Es muy buena gente.

—¿Jamás hubo que bajarlo a tierra por la fama?

—Cero, él es súper humilde. Es más, otra persona en su lugar sería diez veces más egocéntrica, y él nada. Siempre tuvo los pies sobre la tierra. Por ejemplo, cuando ganó su primer sueldo, en Vélez, se lo dio íntegro a mi mamá, y cuando vino mi papá a casa se lo devolvió y le dijo: “Mientras viva, en esta casa la olla la paro yo”. Con eso le quiso decir que no iba a ser ni más ni menos por tener plata, y así creció. Soy fanática de mi hermano. Entrevista por Brenda Yastremiz, para el diario Perfil.