21 de Febrero
de 2011
ENTREVISTA A GERONIMO VENEGAS
“MOYANO PIENSA PARECIDO A MÍ”
El
liberado líder de los trabajadores rurales se ofusca al hablar
del kirchnerismo: “Quieren borrar a Perón y decir que ellos
fueron el mejor gobierno”. Radiografía de dos peronismos.
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EL RIFLE DE FACON GRANDE, el líder sindical de las huelgas
patagónicas de los años 1920 y 1921. El arma es parte del
museo que en su memoria hizo Momo Venegas.
—¿Cómo fue su niñez?
—Mi padre murió cuando yo tenía un año y meses, mi madre
estaba embarazada de mi hermano más chico y fue muy difícil
porque tuvimos que salir todos a trabajar desde muy chicos. Me
hice peronista porque iba a una escuela de veinticinco
alumnos, dieciocho íbamos con el lápiz y el cuaderno en la
mano, sin guardapolvo, muchas veces con la zapatilla rota...
Ocho o nueve iban con guardapolvos almidonados, zapatos,
cartera, útiles escolares.
—¿Fue en la década del 40?
—Sí. Fui hasta cuarto grado primario, no terminé porque hubo
que salir a trabajar. Después vino el general Perón y esa mano
piadosa de Eva Perón, e hizo una revolución social: teníamos
cartera, guardapolvo, zapatos, útiles… Es donde nace mi
peronismo. Yo pasé mucha hambre de chico. La panadería del
barrio le daba el pan duro a mi madre y, muchas veces, una
taza de cascarilla y ese pan duro era la cena. Salí a hacer
filete a una banquina que hay en el puerto, en Necochea.
Trabajaba desde las ocho de la mañana hasta las diez de la
noche, descalzo, porque tenía un solo par de zapatillas y me
las ponía cuando me iba a mi casa porque, por lo general, en
la banquina se trabajaba con el piso mojado.
—¿A los diez años?
—Tenía nueve cuando empecé en la banquina. Al año y medio me
fui al campo. Mi madre me puso una sábana hecha con una bolsa
de harina, un colchón de estopa enrollado con una cobija y lo
até con un cable, lo cargué en un camioncito Ford A que era de
un herrero del barrio y me fui al campo a buscar trabajo. Bajé
en la estancia Los Corrales, de Alberto Gutiérrez Martínez de
Hoz. Dejé el colchón en la tranquera y vi a un hombre que
estaba cortando yuyos con una maquinita en un parquecito, y me
dijo de dónde había salido. Le digo: “Ando buscando trabajo,
señor”. Entonces, sale la señora de él y le pregunta quién
soy, y le responde que ando buscando trabajo. Me dice la
señora: “¿Comiste, nene?”. “No, señora”. Y le dice al marido:
“¿Por qué no lo dejás pasar, Horacio?”. Y me hizo pasar. Yo
vivía en piso de tierra, y cuando vi el mosaico tan brilloso,
encerado, me pensaba que era lujo eso, y pisaba en punta de
pie para no ensuciar. Era muy respetuoso porque mi madre nos
educó muy bien: “Ustedes tienen que andar remendados pero
limpitos”. Me dijo la señora: “¿Querés que te haga una
milanesa?”. Yo no sabía lo que era una milanesa, y sacó carne
de una heladera, la puso arriba de una tabla y le empezó a
pegar con un martillo de madera y yo no entendía nada. Me
preguntó cuántos huevos fritos quería, y le dije: “Uno,
señora”. Porque mi madre decía, como siempre era poca la
comida: “Ustedes tienen que comer con el estómago, no con los
ojos”. Me sirvió una milanesa que me tapaba el plato. Me
gustó. Esa fue mi primera milanesa.
—¿Qué edad tenía?
—Doce años. Vieron que quería trabajar y me dejaron. Un día
estaba secando las zapatillas, y viene como corriendo el dueño
del campo, Alberto Gutiérrez Martínez de Hoz, que caminaba tan
rápido, y me dice: “¿Qué estás haciendo, carajo?”. Siempre
decía carajo, y no era porque reprendiera. “Secando las
zapatillas, señor”. “¿Cómo secando? ¿Y no tenés otras?”. “No
señor, hasta que no cobre no tengo otras”. “¿Qué número calzás?”.
No me acuerdo que número le dije. “Bueno, secalas, y después
salí a trabajar”. Pero, automáticamente, me puse las
zapatillas y salí a trabajar. Al otro día, me dice: “Gerónimo,
ahí te dejé un par de botas arriba de la cama. Andá y
ponételas, carajo”. Vi una caja de botas nuevas y dije: “Estas
botas no son para mí”. Las dejé guardadas y me fui a trabajar
como estaba. Me vuelve a mirar y me dice: “¿Y las botas,
carajo? ¿No te andan?”. “Sí, señor, pero esas botas son para
salir, no son para trabajar”. “Ponete las botas, carajo, que
yo te las traje para trabajar”. Me puse esas botas y usted no
sabe cómo me miraban los trabajadores, y decían: “¡La mierda,
el mayordomo!”. Y eso me estrujaba el corazón porque era como
que yo tenía algo que no correspondía conmigo. Pero me lo tuve
que bancar. Después me trajo bombacha, me vistió,
prácticamente. Antes de los dos meses, me llama un día y me
dice: “¿Vos sabés cuánto es el sueldo que tenés que cobrar?”.
Yo en ese momento no era dirigente gremial, si no, lo hubiera
sabido. Saca una lista y me dice: “El sueldo de menor son
cuatrocientos cincuenta pesos; sueldo de mayor, son quinientos
setenta y cinco. Te voy a pagar sueldo de mayor, carajo, pero
no sea cosa que escoba nueva barra bien”. Me dio a entender
que no vaya a ser que después me tirara a chanta. Le dije:
“No, señor, al contrario, cuando más aprenda más voy a
trabajar”. Cuando fui a Necochea con mil ciento cincuenta
pesos de ese momento, mi madre me dijo de dónde saqué esa
plata, porque creía que la había robado
—¿En el puerto era menos?
—Treinta pesos por mes, haciendo filete. Me compré ropa, les
compré ropa a mis hermanos, le dejé plata a mi madre y me fui
con plata al campo. Eso significaba mucho dinero. Al año, me
fui a trabajar a la papa, trabajo de hombre, rudo. Después
seguí juntando maíz, después salí a esquilar. Hoy puedo decir
que tengo treinta campañas de esquila en el lomo.
—¿Cuánto serían hoy esos mil ciento cincuenta pesos de sus primeros
dos sueldos?
—Diez mil y pico de pesos de ahora.
—El doble de lo que gana hoy un peón rural. Eso marca un deterioro
de los salarios a lo largo de los años.
—Totalmente. Antes, un padre de familia con su salario
sustentaba a su familia, mandaba a sus hijos a la escuela y
los terminaba mandando a las universidades.
—¿Había trabajo esclavo?
—Yo he dormido campañas enteras en una cama de chalas porque,
antes, los productores no tenían una camioneta o un camión
para irlo a buscar. Usted venía con la ropa para trabajar,
hacía una cama de chalas, ponía bolsas vacías arriba y esa era
la cama.
—Condiciones precarias.
—Se ha mejorado muchísimo. Y que hoy haya trabajo esclavo no
quiere decir que uno no lo persiga. Nosotros empezamos con
quince mil trabajadores en el gremio, y hoy tenemos
ochocientos mil.
—¿Sobre cuántos trabajadores rurales que hay en total?
—Debe haber un millón y medio. Este trabajo lo ha hecho el
gremio. El Estado tendría que tener políticas para erradicar
el trabajo en negro, el trabajo infantil y la mano de obra
indocumentada.
—¿Gutiérrez Martínez de Hoz pagaba en blanco?
—Sí. Me daban recibo de sueldo y jornales.
—¿Hubo una degradación?
—No. Hemos mejorado muchísimo. Lo que pasa es que las
tercerizadoras, las cooperativas truchas son un fraude
laboral. Cuando un trabajador viene a hacer ese trabajo y a
estar en esa situación es porque en su provincia está en
peores condiciones. Si no, no vendría. Esas tercerizadoras
cargan gente en un colectivo, la traen de noche y la ponen en
el medio del campo. Es muy difícil detectar dónde están los
trabajadores. Nosotros no somos policía de trabajo. Podemos ir
a relevar los trabajadores en los lugares donde nos dejan
entrar.
—¿Todo es atribuible a las dificultades geográficas que la Policía
Laboral tiene para llegar al campo?
—Porque es menos gasto ir a una empresa en la ciudad que ir a
buscarlos al campo. El trabajo en negro, el trabajo infantil y
la mano de obra indocumentada se erradican con políticas de
Estado. Hay provincias que no tienen inspectores, no tienen
vehículo. No tienen nada.
—Su primer empleador, ¿habría permitido trabajo esclavo en su
campo?
—No. Esa persona fue un gran empleador, un gran patrón, como
se dice en el campo. Hoy a mis trabajadores les digo que se
tiene que terminar el “sí, patrón”. Sí, señor, a lo sumo.
—¿Los dueños de los campos actuales son peores?
—No. Los trabajadores que están en estas condiciones, por lo
general, son de actividades temporarias. El trabajador
permanente gana ahora dos mil doscientos diez pesos con casa y
comida. Si usted analiza, son más que cinco mil pesos de
cualquier trabajador de la ciudad.
—¿Conoció a Evita y a Perón?
—Ni aun siendo dirigente tuve la posibilidad de estar con
Perón, salvo en el traslado: fui el responsable de llevar sus
restos a San Vicente como líder de las 62 Organizaciones.
—¿Fue uno de los niños mimados de Lorenzo Miguel?
—Sí. Pero sin saberlo. Lorenzo Miguel fue el hombre que más
poder político tuvo en el país desde el movimiento obrero. Y
nunca se extralimitó. Fue un hombre muy metódico, que no era
demostrativo.
—¿En su lecho de muerte le encomendó las 62 Organizaciones
Peronistas?
—Sí. Se lo dijo a un compañero, Salinas. A Lorenzo lo mató la
impotencia. Después de haber sido el dirigente que más poder
tuvo en el país, ver que se cerraban las fábricas, que
despedían a los trabajadores y ver que no podía hacer nada.
Ver que las grandes fábricas de la Unión Obrera Metalúrgica
dejaban de fabricar herramientas para pasar a ser una planta
de acopio de productos importados. Eso lo mató. Yo presidía
los congresos con su autorización. El único cargo que no se
discutía era el de Lorenzo Mariano Miguel.
—Aquel poder, ¿sería comparable con el de Moyano?
—No. Lorenzo podía hacer y deshacer dentro del peronismo y no
lo hizo. Siempre hizo primar la unidad del peronismo, la
voluntad de la mayoría. Moyano es secretario general de la
CGT, pero Lorenzo era secretario general de la estructura
política que había creado el general Juan Domingo Perón, que
eran las 62 Organizaciones Peronistas.
—Tiene una relación estrecha con los hijos de Rucci.
—
Pero a él no lo conocí. Cuando vine a Buenos Aires, en 1991,
ya estaba muerto. Los dos hijos de Rucci están trabajando
conmigo. Claudia fue candidata a diputada por la agrupación
José Ignacio Rucci del Movimiento Obrero. Hace dos años,
cuando gran parte del Movimiento Obrero estaba apoyando al
Gobierno nacional, le ganamos a Kirchner con todos sus
candidatos, incluso a los intendentes.
—De haber coexistido más, ¿habría sido más importante Lorenzo
Miguel que Rucci?
—Es distinto. La CGT es pluralista, porque si en un gremio es
secretario general un radical, un socialista o comunista,
tienen participación en la CGT. La política se hace a través
de las 62 Organizaciones, que para eso fue creada por el
general Perón.
—Hoy se lo considera como uno de los hombres más poderosos de
Necochea, y dicen que muchas de esas propiedades están a
nombre de sus hijas Sonia, Pamela y Yanina.
—Ellas tienen su casa propia porque son casadas. En Necochea,
cuando abren una panadería, dicen: “Es del Momo”. En el
allanamiento que hace Oyarbide a mi casa, en Necochea, los
medios oficiales no la mostraron porque es una casa humilde.
La compré cuando trabajaba en la Bolsa, hace treinta años.
Nunca me fui del barrio y vivo en la misma casa. Si hubiera
sido una mansión, la habrían publicado.
—¿Y qué tiene que ver usted con eso que le pasa?
—¿Y qué sé yo? Abrieron una panadería y todo el mundo decía
que era mía. Y yo dije: “Lleven el pan que quieran”. Total, no
era mía. Es normal que la gente hable así.
—En 2008, por la construcción en Necochea del centro termal Médano
Blanco, de la Uatre (Unión Argentina de Trabajadores Rurales y
Estibadores), ¿viajó todos los fines de semana en un taxi
aéreo que costaba 4 mil dólares para supervisar la obra?
—No. Sí viajo en avión a muchos lugares. Tengo una ambulancia
aérea para mis afiliados, que ha salvado muchísimas vidas. Y,
dentro de la cápita que tengo, cuando no hay traslados aéreos
y hay que pagar igual la cápita, he usado el avión si lo
necesito. Pero que vaya y pague 4 mil dólares por vuelo… No.
—¿Cómo conoció a Moyano?
—Nos conocemos desde hace muchísimos años. Los dos tenemos la
misma edad, y éramos de la Juventud Sindical, yo en Necochea y
él en Mar del Plata. La amistad sigue, lo que pasa es que él
apoya al Gobierno y yo no estoy con el Gobierno. Lo que nos
separa es la posición política.
—¿Siguen siendo amigos?
—Sí. Lo que pasa es que él apoya, o sostiene, a este Gobierno
que ha generado pobreza, desempleo, a pesar de tener viento de
cola durante todos estos años. Si ponemos todo el potencial
que tiene este país en desarrollo, seguramente, íbamos a tener
fuentes de trabajo para todos los trabajadores que hoy están
cobrando un plan. La rentabilidad a la producción no sólo se
le da con los precios internacionales, también bajándole los
costos operativos. Hay que poner el tren en marcha para que
productor pueda llevar su producción a los puertos a muy bajo
costo operativo. Y en vez de embarcar nuestra materia prima,
deberíamos hacer el valor agregado acá para generar mano de
obra. Pasa lo contrario: embarcamos nuestra materia prima y
terminamos comprando la latita con el valor agregado.
—Usted dijo que Moyano le advirtió que le iban a allanar la Uatre.
¿Cómo lo sabía?
—No me advirtió. Hablé con Moyano un día en la cancha de
Independiente de todas las obras sociales que venían
allanando, y él me dijo: “A vos también te van a allanar”. Más
bien que me iban a allanar. Si han allanado las afines al
Gobierno.
—¿Moyano recibe un tratamiento especial de Oyarbide? A pesar de que
la obra social de él está en circunstancias peores que la
suya, a usted lo detuvieron y a él no.
—Creo que lo mío es un tema político. No es profesional
sentarse atrás de una cámara o de un micrófono y hablar sin
ninguna autoridad, sin ningún conocimiento, sin ningún
material que acredite que lo que está diciendo es fehaciente,
como lo hacen medios oficiales, y denostar la figura de un
dirigente como la mía, diciendo que yo había abandonado a los
trabajadores, cuando, si hay un abanderado del trabajo en
blanco, es la Uatre.
—¿La unión del sindicalismo que generó su detención tranquiliza a
Moyano, sobre que no pueda pasar él mimso por la situación que
usted pasó?
—No creo. Esto no fue dirigido. Todo el movimiento que se
hizo, las manifestaciones de Luis Barrionuevo, la CGT Azul y
Blanca, agrupaciones peronistas, de Moyano…, no de Moyano, de
la CGT, porque es de todos los dirigentes gremiales que se
manifestaron, es un acto de solidaridad.
—¿Otro dirigente sindical habría generado igual solidaridad que la
que usted produjo?
—No sé. Los muchachos sabían que a lo mejor había que pagar
una fianza el sábado, y habían juntado entre todos 225 mil
pesos. El juez Oyarbide dijo adelante mío que si se juntaban
500 mil pesos, yo iba a tener la libertad bajo fianza. Que si
no se juntaban, no me podían dejar en libertad. Y la gente
llamó para depositar dinero. Resultado: quedé en libertad
porque se juntaron los 275 mil más que faltaban.
—Le escuché decir que no sabe quiénes aportaron la plata. ¿Le
parece creíble?
—Todavía no sé, porque cuando vine el lunes ni pregunté quién
había puesto la plata.
—¿Le parece bien que sus dirigidos corten las rutas?
—No. El error del Gobierno, porque acá está el Gobierno, fue
creer que lo agarraban a Venegas, lo ponían preso y no pasaba
nada. Pero ellos no saben que Venegas tiene un gremio de 800
mil afiliados, y una Obra Social de un millón y pico de
beneficiarios. Y que todos los trabajadores saben quién es
Venegas. Ese es el problema de ellos, porque cuando lo
metieron preso a Venegas hubo una manifestación espontánea que
ni yo la tenía en cuenta.
—Podía justificarse en que habían puesto preso a Zanola, que
también tiene muchos afiliados, y no había pasado
absolutamente nada.
—Puede ser. Lo que sí sé es que esto no es contra Osprera, no
es contra Uatre: es contra Venegas.
—¿El Gobierno hizo una jugada que le salió muy mal?
—Muy mal. Se equivocaron de persona.
—¿Duhalde era el blanco?
—Totalmente. Esto es político. Si me hubiera negado a
declarar, habría quedado detenido. Pero como no tenía nada que
esconder, declaré en cada una de las causas. Me sorprendió
mucho cuando me traen 24 expedientes que decían que tenían
troqueles truchos. Yo dije: “¿Qué pasa acá?”. El lunes vengo a
Buenos Aires, llamo al gerente general de prestaciones y
buscamos los expedientes… Nosotros cada vez que presentamos un
expediente al APE (Administración de Programas Especiales), le
sacamos una fotocopia, a los troqueles se les pone un número
de la obra social, o sea que eso es inviolable. Tenemos la
trazabilidad de los remedios desde que se compró, en qué
droguería, y hasta que llega al paciente. O sea, no podemos
tener ningún error porque tenemos todo documentado.
—¿Influyó el Gobierno para que el juez adelantara su declaración 24
horas: el viernes en lugar del sábado?
—Sí. Ya había gente que se estaba preparando para salir para
Buenos Aires. Eso motivó un adelanto a mi declaración.
—¿Era algo creciente?
—No lo podía creer. No me dejaban llegar al coche, me querían
tocar. Pusieron la sirena y salieron como si yo fuera Al
Capone. Es la primera vez que estoy preso por una causa. A la
noche, a las nueve, empiezo a sentir el ruido de bombos.
Pregunté qué era ese ruido y me dijeron que había muchísima
gente que se estaba manifestando en la puerta pidiendo la
libertad. Estuvieron hasta las doce de la noche. Al otro día,
me dejaron duchar y me dijeron: “Prepárese, que creo que lo
vienen a buscar”. Y digo: “¿Cómo que me vienen a buscar?, ¿no
decían que me iban a llevar el sábado a declarar?”. “No, creo
que se adelantó la declaración”.
—¿Estaba incomunicado?
—Sí. Eso me tranquilizó, porque digo: “Voy y declaro”. Tengo
que estar en libertad.
—¿La Federación de Agrupaciones Peronistas obliga a afiliarse a los
peones rurales para conseguir trabajo?
—Esa es una mentira más. El Gobierno miente, y si miente el
Gobierno, imagínese cómo no van a mentir sus comunicadores.
—Pero inicialmente usted apoyó al kirchnerismo.
—Fue el único gremio que apoyó al kirchnerismo. Los demás
estaban con Menem.
—Y Moyano con Rodríguez Saá.
—Sí, y los llamados Gordos estaban con Menem. No lo conocía a
Kirchner. Pero yo soy orgánico y disciplinado. Un congreso del
peronismo, donde hubo 636 congresales nacionales incluyéndome
a mí, decidió que al hombre que eligiera Duhalde ese congreso
lo iba a apoyar. Duhalde eligió a Kirchner y al otro día yo lo
estaba apoyando. Un día, me llama la secretaria y me dice: “Lo
está llamando Kirchner”. Era candidato. Pensé que era una
joda, ¿por qué me iba a llamar Kirchner? Pensé que era alguno,
Moyano… Digo “Hola”. “¿Cómo andás, Momo? Néstor habla.” Y digo
yo: “Hola, ¿cómo te va Néstor?”. Pero entre mí estaba
averiguando si era él. La voz... Y me dice: “¿Por qué no te
venís a la casa de Santa Cruz que necesito hablar con vos?”.
Fui a la casa. Estaba lleno de gente, los medios afuera. Había
una piba, y le dije: “Vengo para Néstor Kirchner”. Dice:
“¿Quién es señor?”. “Momo, decile.” Avisó, y me dijo: “Suba,
señor”. Entonces me di cuenta de que era verdad. Me dijo:
“Mirá, Momo, yo sé que el gremio que tenés vos, cómo
trabajaste para la campaña de Duhalde –la trabajamos juntos,
porque él también trabajó–, y quiero que trabajés conmigo”. Y
le dije: “Yo ya estoy trabajando”. Y me dijo: “Más allá de que
vos estés trabajando, quiero hacer un compromiso con vos”. E
hizo participar un hombre de él, Paco Larcher, y le dijo:
“Dale los teléfonos al Momo, estén en contacto”. Hice campaña
en todo el país. Y ganamos. Me dijo: “Cuando necesités algo,
Momo, te venís a la Casa de Gobierno, entrás a la privada y te
hacés anunciar”. Estuve un año y pico. Anduvimos de
maravillas, no teníamos ningún problema. Salvo cuando yo vi
que él ya empezaba a monitorear las internas. Un día fui a la
Casa de Gobierno preocupado y le dije: “Néstor, nosotros
trabajamos para ganar el país, no para ganar una interna”. Me
dijo: “¿Por qué me decís eso?”. “Porque las internas que se
están intentando llevar adelante no tienen sentido. Vos sos el
Presidente de todos los argentinos, a lo sumo nos tenés que
llamar y decirnos que vos nos necesitás juntos.” Y él me dijo:
“Quedate tranquilo, que yo no voy a ir a ninguna interna”. Le
dije: “Si hay internas, yo voy a estar con el peronismo de la
provincia de Buenos Aires”. Y así fue. Cuando él empieza a
querer armar la lista de la provincia de Buenos Aires y
empiezan los enfrentamientos...
—Con Duhalde.
—Sí. Nos enfrentamos y perdimos por muy pocos votos. Acepté la
derrota. Después, Díaz Bancalari me dijo: “Hablé con el
Presidente. Dijo que sigamos fortaleciendo el partido en la
provincia de Buenos Aires, que le va a decir al Frente para la
Victoria que venga y se sume al partido”. Yo soy orgánico y
disciplinado, tengo que aceptar lo que resuelve la mayoría. La
mayoría decidió aceptar lo que decía el presidente y me
subordiné a la mayoría. Se empezó a agrandar el partido,
empezamos a salir al interior… Todo bien hasta que vi que no
había política de Estado, que se atendía el día a día.
—¿Su punto de quiebre con el Gobierno fue la 125?
—No. La 125 no fue una pelea mía. En el consejo directivo de
la CGT dije que yo no iba a participar de la movilización a la
plaza porque entendía que la CGT tenía que tener una postura
mediadora, convocar a las partes y que se solucionara el
problema, porque no sabíamos cuándo ni cómo terminaba. Yo
defendía la producción. Acá no tendría que haber pobres, no
tendría que haber hambre, no tendría que haber chicos que se
mueren por desnutrición infantil.
—¿Cómo es su relación con la Sociedad Rural?
—Buena. Yo estuve siete años luchando para sacar la Ley
26.191, que establece la libreta del trabajador rural. Logré
hacer un registro obligatorio de trabajadores rurales, que es
lo que blanqueó a la gran mayoría, porque es obligatorio que
un trabajador esté registrado. Y que el empleador también esté
registrado. Esto no tiene antecedentes en el mundo. En la OIT
lo tienen como una herramienta para el trabajo decente.
—La falta de trabajo registrado en el campo, ¿es un problema
mundial?
—Sí. Hay lugares en los que los trabajadores no se pueden ni
sindicalizar. Hace tres o cuatro meses me designaron
presidente del Comité Ejecutivo Mundial de Agricultura, o sea
que hoy represento a todos los trabajadores agrícolas del
mundo. Mientras que en el mundo me condecoran por todo el
trabajo que he hecho en la Argentina, acá me quieren destruir.
—Su divergencia con Kirchner fue cuando vio que él no es leal con
Duhalde.
—No, que no es leal con el peronismo. Yo soy peronista, no soy
duhaldista.
—¿Se aleja del Gobierno porque ellos se apartan de la ortodoxia
peronista?
—Sí. De los principios de Perón. Eso es lo que está pasando.
La gente no tendría que estar en las condiciones que está, y
el país tendría que estar re bien.
—Dijo: “Gobiernan los que Perón echó de la Plaza”.
—Sí, muchos que son de extracción montonera, que el general
Perón echó de la Plaza de Mayo, hoy están en el Gobierno.
—¿Allí está su divergencia?
—El tema no es político. Es social más que político. Yo
responsabilizo a este gobierno de que no ha hecho el gran país
que soñábamos. Si el Gobierno administrara, tuviera gestión,
diera la posibilidad cierta de que vengan capitales y de que
los capitales argentinos, en vez de fugarse, se quedaran
porque tienen el futuro que no se le da en este momento… yo
estaría, a lo mejor, con este gobierno.
—¿Se trata de reeditar la lucha entre peronismo de izquierda y
derecha de los 70?
—¿Sabe con qué se termina esta lucha? Con políticas de Estado.
Si un Estado les da a los argentinos seguridad, salud,
educación, la posibilidad de desarrollarse en un país que se
desarrolla, se terminan las ideologías.
—¿Se disfraza de ideología la falta de acción concreta?
—Claro. Llegan por el peronismo al gobierno, le ponen el
apellido de ellos al poder, y en nombre del peronismo hacen lo
que se les canta.
—¿El plural es por Menem?
—No solamente Menem, todos los gobiernos que han venido
sucediendo. Yo lo he dicho muchas veces: “No fui menemista, no
fui kirchnerista ni soy duhaldista, soy peronista”. No soy
parte de esos ismos.
—¿Duhalde es el peronismo más ortodoxo?
—Duhalde… es lo único que hay en este momento que le garantiza
a todos los argentinos que se puede vivir en un país distinto.
Usted recuerda que cuando un diputado iba a un restaurante,
tenía que salir disparado como una rata porque toda la clase
política estaba enjuiciada. Y Duhalde, desde la soledad, no
solamente pacificó al país, lo puso en marcha, le devolvió la
credibilidad a la política, porque cuando él asumió, el 90% de
la gente decía “que se vayan todos”, y cuando él se fue, el
ochenta y pico de los ciudadanos votó a la clase política
nuevamente.
—¿Lo irrita la deslealtad?
—Totalmente. Kirchner no fue leal con el peronismo, con
Duhalde. Duhalde es uno más del peronismo. El hizo el Frente
para la Victoria, y con el Frente para la Victoria le ganó a
los mismos que lo habíamos puesto en el Gobierno.
—¿Usted es de derecha?
—No. El peronismo no es ni de derecha ni de izquierda. Así lo
decía Perón.
—¿Usted cree que los líderes sindicales deben ser reelectos
indefinidamente?
—No sé. Mientras la gran mayoría no modifique la ley... Para
ostentar la personería gremial de una actividad que tiene otro
gremio, tengo que demostrar que tengo más afiliados que la
otra organización. Acá hay libertad sindical: hay mil y pico
de personerías. Y este gobierno ha dado dos mil y pico de
inscripciones más. Si la CTA quiere obtener la personería,
debería compulsar con la Confederación General del Trabajo, y
si supera en número a la Confederación General del Trabajo, la
personería la debería tener la CTA. Pero acá no es que no haya
libertad sindical. Hay miles de personerías gremiales e
inscripciones gremiales. Más de cuatro mil, quizás.
—Que Moyano conduzca la CGT y dos de sus hijos otros dos gremios,
¿es nepotismo?
—Es un tema que corre por cuenta de Moyano. Yo en mi caso no
lo haría. Bueno, él tuvo hijos que quisieron seguir la carrera
de dirigente.
—¿Disputaría afiliados de otro gremio?
—Tampoco. Martín Fierro decía: “Cada lechón en su teta es la
forma de mamar”. Y la doctrina de Perón es similar.
—La causa que investiga la obra social de Moyano e instruye el juez
Bonadío, ¿fue “reactivada” por el Gobierno para tenerlo
controlado?
—No sé. A Moyano le dije que era el mismo Gobierno el que
estaba induciendo en contra de las obras sociales, y no estoy
equivocado.
—¿Y cuál sería el objetivo?
—Si yo soy presidente de la obra social de Osprera, y a una
persona que sé que está luchando para vivir le diera un
medicamento falso, yo debería ir preso inmediatamente. Eso
quiero que la Justicia diga que realmente fue así. Zanola está
preso, pero todavía no se ha hecho una revisión pública de lo
que le pasa a Zanola.
—¿El Gobierno alienta este juicio para mantener a los sindicalistas
atemorizados?
—Sí, total. Tengamos en cuenta que este Gobierno no construye,
destruye. Y cuando hay un funcionario del Gobierno que está
sindicado como corrupto, y que se demuestra con las pruebas,
el Gobierno es corrupto. Si en mi gremio yo tengo corrupción,
el gremio es corrupto, ¿o no? La conducción del gremio es
corrupta.
—Si se comprobase que alguien dio remedios...
—Tiene que estar preso: es criminal.
—¿Y usted se asume como responsable?
—Totalmente.
—Aunque no lo supiera.
—Más le digo: mi gran preocupación, en todas las causas que me
ha hecho el juez Oyarbide, fueron los expedientes estos.
Cuando vi que en algunos estaba mi firma, y que decían que
eran troqueles truchos… Realmente me desmoronó eso, porque yo
no podría hacer eso de ninguna manera. Ni permitiría que nadie
lo hiciera.
—¿El Gobierno no quiere a los sindicatos?
—Es un destructor. El Gobierno le pega a las Fuerzas Armadas,
le pega a la Policía, le pega a las instituciones gremiales,
le pega a todo. No precisamos rebuscar muchas cosas para
darnos cuenta que este Gobierno está contra todos.
—¿La alianza entre Moyano y el Gobierno puede terminarse en un
futuro cercano?
—De lo que estoy seguro es que la CGT es la pata de apoyo del
Gobierno. El único que le puede hacer corregir el rumbo a un
Gobierno. Lo hizo Rucci con el gobierno de Lanusse. Ubaldini
también al gobierno de Alfonsín, cuando quisieron modificar
las leyes sindicales… Ubaldini corregía el rumbo del gobierno
con las medidas de fuerza.
—Con Alfonsín, el resultado fue opuesto porque se empobreció a los
trabajadores con una hiperinflación.
—Bueno, pero la hiperinflación la controlan los gobiernos. Es
como ahora, que hay una inflación del 25, 27%, más allá de que
el Gobierno mienta. Esto de aconsejar a la gente que vaya a
comprar milanesas al Mercado Central es una barrabasada. No es
creíble lo que dice Boudou.
—Duhalde expone que sería bueno que el peronismo “dejase” a un
presidente radical terminar la presidencia.
—Sí, sí. El país está para romperla, para ser un ejemplo en el
mundo. Entonces, cuando veo que el Gobierno se dedica a
enfrentarse a Venegas, a Juan Pérez, y no se dedica a tener
políticas de Estado para los problemas del país…
—¿Hay un tratamiento distinto a los gremialistas, que a ex
funcionarios del Gobierno.
—Sí.
—¿Los jueces tienen prejuicios con los sindicalistas?
—Si el Gobierno dejara que la Justicia actuara
independientemente del poder del Gobierno... Pero acá no pasa
eso.
—Se lo achaca al Gobierno.
—Pero total. Esta detención mía se la achaco al Gobierno.
—La CGT denuncia una persecución contra el sindicalismo en su
conjunto. ¿Es así?
—Claro, el Gobierno en todo sentido de la palabra. Porque
antes de la persecución tendrían que haber creado, digamos,
puestos de control.
—¿Oyarbide tendría actitudes gorilas y por eso es más duro con los
sindicalistas?
—Oyarbide
no tiene ninguna actitud gorila, lo que sí tiene es una
dependencia del Gobierno que está de manifiesto.
—¿Cómo lo impresionó Oyarbide cuando declaró?
—Ni bien ni mal, simplemente vino, leyó la causa, dijo si iba
a declarar, dije que sí. Se retiró y dejó al secretario que me
tomó declaración. En un momento, en el tema de las escuchas,
vino Oyarbide y me dijo: “¿Usted cuántas veces habla con
Yabrán?”.
—¿Con el Yabrán de los medicamentos?
—Tampoco me dijo con ese nombre. Me dijo: “¿Cuántas veces
habla con Torrent?”. Le dije que dos o tres veces por año:
“Además, si yo hablara con Torrent, usted tendría las escuchas
ahí”. Cuando me dijo que esta mujer decía que Torrent era mi
mano derecha, le digo: “Están vendiendo humo”. No tiene nada
que ver Torrent conmigo. Ni Torrent ni ninguno de los que
hablaban ahí en la causa.
—Explique a Luis Torrent.
—Lo conocí hace 19 años en Mar del Plata. Para mí, es
empresario. Conmigo tiene una buena relación porque teníamos
amigos en Mar del Plata. Y ha venido, qué sé yo, tres veces al
año a lo mejor, a charlar conmigo, a tomar un café. Pero no
tengo otra relación. Si me pregunta si tiene oficinas, yo
digo: “Entiendo que tiene, porque en algún momento me ha
invitado a las oficinas”. Y yo no he ido, yo no voy a ningún
lado. No es mi mano derecha, y creo que no tiene nada que ver
con lo que lo están sindicando.
—¿Qué lo impactó más de la indagatoria?
—Las carpetas. Me mataron, porque si yo fuera responsable de
esos troqueles, realmente… No me voy a suicidar, pero me sentí
muy mal. Hasta que no vi los expedientes, que están con los
troqueles numerados…
—¿No se tranquilizó?
—Totalmente. Sé que no se ha cometido ningún ilícito. Este
medicamento que apareció en Venado Tuerto, donde hicieron un
allanamiento, me hace acordar a “te dejo la llave del coche en
tal estante”. El medicamento real lo retiró el beneficiario.
Ahora, lo que pusieron después ellos en la caja, no lo sé.
—Si lo procesan, ¿usted cree que Oyarbide se animaría a detenerlo
otra vez?
—Creo que no hay méritos de procesamiento en mi causa.
—Si la CGT no hubiese hecho ese comunicado, ¿lo habrían excarcelado
a las 24 horas?
—Sí. Porque no me negué a declarar, y creo que eso rompe un
poco la proyección de lo que venían planeando.
—¿Se compensó con usted el doble procesamiento de Capaccioli dos
días antes?
—No. Esta causa tiene que ver pura y exclusivamente con lo que
es Venegas.
—Amplíe un poco.
—Porque Duhalde es el enemigo del Gobierno. Duhalde, saben
ellos, va a crecer mucho en las encuestas porque la gente lo
quiere como garantía de un país distinto. Saben que cuando más
conflictividad haya, Duhalde más se va a afianzar, porque
tiene la capacidad de un estadista. Además, del Duhalde que
asumió en el 2001 al Duhalde de hoy hay una diferencia
abismal: ha estado todos estos años estudiando y capacitándose
para asumir nuevamente el gobierno.
—América latina viene teniendo varias presidentes mujeres, ¿por qué
no hay sindicalistas mujeres como secretarias generales de los
gremios importantes?
—No es que seamos machistas. En mi gremio tenemos diez mil
mujeres rurales.
—En los servicios hay más trabajadores mujeres. ¿Por qué el
sindicalismo argentino no tiene ninguna mujer de secretaria
general?
—Salvo la de modelos, la de las amas de casa. Hay algunas
secretarias generales, pero recién ahora han empezado.
—¿Percibe algún cambio después de la muerte de Kirchner en el
Gobierno?
—Para nada, sigue sin sentar a los ministros cara a cara. En
una institución tiene que haber un debate entre los que
conforman esa gestión.
—¿Imita el modelo de gestión del marido?
—Es el mismo modelo. ¿Usted ve solucionada la pelea con alguna
institución? No. En un país que tiene conflictos sociales y
hay inseguridad, mandan a la policía sin armas. El arma no la
tienen que usar para matar, pero sí como una medida disuasiva.
No tenemos que llegar a mandar a la policía a reprimir, pero
tenemos que tratar de que no se generen conflictos sociales
para no tener que reprimir.
—¿Cómo era Néstor Kirchner?
—Un animal para trabajar. Había veces que yo iba a la Casa de
Gobierno y me decía: “Me acosté a las dos de la mañana”. Y a
las seis estaba trabajando. Vivía trabajando.
—¿Le molestó que él se riera del último Perón?
—Ellos no lo querían a Perón. No lo quieren. Yo integro la
Comisión del Monumento a Perón, y nunca se ha hecho. ¿Cómo
puede ser que en un gobierno que llegó al poder por el
peronismo no esté el monumento a Perón, habiendo una ley para
hacerlo? Hay una comisión, pusimos el monolito donde va a ir…
—¿Quieren suplantarlo?
—Sí, quieren borrar a Perón. Los he escuchado decir que de los
últimos cien años éste es el mejor gobierno. No pueden superar
en ningún momento lo que hizo Perón, que hizo una revolución
social en el país.
—¿No se banca la soberbia?
—Tengo muy claro que desde la soberbia y el odio no se
construye.
—¿La obra social de peones contrata a una empresa ligada a Duhalde,
Bundgard SA, la auditora de Osprera?
—No tiene nada que ver, ni Duhalde con la empresa, ni la
empresa con Duhalde. Las empresas que trabajan con Osprera
hacen sus aportes, están identificadas, están abiertas a
cualquier auditoría.
—Pero hay problemas en las obras sociales.
—Si hay errores, es porque no hay control, y el control es el
Estado. Las cosas pasan por la irresponsabilidad del Estado.
Si el Estado se dedicara al país, pusiera la economía al
servicio del pueblo y no el pueblo al servicio de la economía,
como está hoy, y tuviera todos los controles… Perón decía:
“Todos son buenos, pero si los vigilan, son mejores”.
—¿Las obras sociales son la caja de muchos sindicatos?
—El Gobierno tiene 6.200 millones de pesos que son de las
obras sociales. Hay obras sociales que están pasando por
muchísimas dificultades, y no solamente económicas. Los
presidentes de esas obras sociales se pueden comer un abandono
de persona por no tener el sustento económico que deberían
tener. Que los carnets especiales del APE son gratuitos,
porque les da el Estado la plata, son mentiras. Ese dinero que
nos dan por los expedientes que presentamos es de las obras
sociales, que están aportando a un fondo solidario el 15% de
la recaudación.
—¿No hay sindicatos que distraen parte de ese dinero?
—Pero hay que controlarlos. Si le entrego a Osprera 200
millones y no controlo, por ahí se distrae algo. No tienen que
fallar los controles.
—¿No es la investigación de Oyarbide una forma de comenzar con esos
controles?
—Tardíos, y sin especificar qué es lo que tienen que
controlar. Tenemos que tener un gobierno que controle, porque
si Venegas hace las cosas bien, si lo controlan, las va a
hacer mucho mejor.
—¿La CGT hubiera reaccionado igual si el detenido hubiese sido
Barrionuevo?
—Tendría que hacerlo, porque yo creo que hay que solidarizarse
cuando no hay una causa que pueda decir: “Esto hizo el
dirigente”.
—Usted critica más a otros sindicalistas K, pero de Moyano siempre
habla bien.
—No hablo mal porque no tengo que hablar mal de ningún
dirigente, más allá de que hayan hablado mal de mí. He visto a
pares míos, como Piumato, ir a decir a un medio oficial que
era una vergüenza que el Momo tuviera trabajadores como los
tenía, a sabiendas de que, si hay trabajadores en estado de
esclavitud, el responsable es el Gobierno.
—¿Qué lo hizo permanecer como secretario del Interior de la CGT
tanto tiempo junto a los dirigentes del moyanismo que apoyaban
a Kirchner?
—Todavía se podía conducir dentro de la CGT porque no había un
punto de diferencia tan marcada con el Gobierno. Estuve hasta
que por la 125 hice el planteo en el Consejo Directivo de la
CGT. Moyano y muchos compañeros fueron a la Plaza a apoyar a
Néstor Kirchner. Y yo no fui.
—Usted siguió en la CGT cuando se fue Barrionuevo.
—Sí. Hasta hoy no he renunciado a la CGT porque entiendo que
todas las organizaciones gremiales nos debemos a la
Confederación General del Trabajo.
—¿No debe haber dos CGT?
—No me gusta. Barrionuevo se retiró con gremios que
participaban de la CGT. Hoy estoy trabajando con Luis
Barrionuevo, pero políticamente, porque tanto Barrionuevo como
todos los gremios que están con él, como los gremios que están
conmigo, no condicen con la política que está llevando el
Gobierno.
—¿Al principio de su gobierno, Néstor Kirchner le dio impulso al
Renatre (Registro Nacional de Trabajadores Rurales y
Empleadores)?
—No, nada. Yo luché siete años para sacar el Renatre. Yo
podría haber sacado una ley para mis trabajadores, solamente,
y haberlo manejado solo, pero creía que si sentaba a una mesa
a los empleadores, se iban a limar muchas asperezas, y que eso
iba a generar la expansión del gremio, la registración de los
trabajadores, y no me equivoqué. Siempre se aprobó por
consenso.
—¿Cristina quiere disolver el Renatre?
—Eso es contra Venegas. El Renatre fue una innovación en el
mundo, y por eso es que soy presidente del Comité Ejecutivo
Mundial de Agricultura.
—Ese comité, ¿de qué institución internacional depende?
—De la UITA (Unión Internacional de Trabajadores de la
Alimentación, Agrícolas, Hoteles, Restaurantes, Tabaco y
Afines) y de la OIT (Organización Internacional del Trabajo).
Los K hoy quieren que el Renatre dependa de una secretaría de
Estado.
—¿Existe otro sindicalista que le haya dicho a Kirchner: “Yo me voy
con Duhalde”?
—No existe, así, puntualmente, que le haya dicho como yo: “Me
quedo con el peronismo”.
—En la CGT dicen que el revuelo de su detención no dará grandes
posibilidades electorales a Eduardo Duhalde y que esto es,
textualmente, “la luz de un fósforo”.
—No lo tomo así, pero sí puedo decir que Duhalde en abril va a
tener el 22% de intención de voto, y va a seguir creciendo. Ya
estaríamos ganando en segunda vuelta. El próximo presidente va
a ser Duhalde.
—Hoy Duhalde tiene mucha menos intención de voto.
—Creo que va a crecer cuando empiece la campaña. No por esto,
sino por la campaña.
—¿No cree que Cristina pueda ganar en primera vuelta?
—Es más: le digo que no se va a presentar. Hay mucha
conflictividad social, hay muchas cosas que cambiar, y si no
las ha cambiado, es muy difícil que crea que las puede
cambiar.
—¿No cree que ese pensamiento nace de su deseo?
—No. Y si se presenta, le vamos a ganar igual. La gran mayoría
va a votar un gobierno que le garantice estabilidad, una
economía sana y desarrollo económico en el país.
—¿El radicalismo, tercero?
—No sé si tercero. Tienen que definir sus internas. No sé cómo
lo van a hacer, pero hay que volver a las instituciones,
volver a los partidos políticos. El kirchnerismo ha destruido
las instituciones. Antes ganaba un gobernador en una
provincia, y el capital político lo tenía el gobernador. El
kirchnerismo, ¿qué hizo? Convocaba a los intendentes, y al
gobernador lo dejaba sentado en la Casa de Gobierno. ¿Qué hizo
con eso? Un transversalismo sanguinario, porque le quitó la
fuerza política de reclamo al gobernador, y no le dan la
coparticipación. Esto no es federalismo.
—Hablando de internas, Mario Das Neves dijo que había que cambiar
el modelo sindical. ¿Qué opina usted?
—Esto se va a resolver dentro del mismo peronismo. Si Das
Neves gana las elecciones y es presidente de la Nación, a lo
mejor va a poder cambiar, o no. También tenemos que ver que el
movimiento obrero esté de acuerdo, porque tenemos que recordar
que la ley Mucci no se pudo llevar a cabo con un gobierno que
había ganado por la mayoría del voto del electorado del país.
—¿Por qué mueren violentamente los tesoreros de obras sociales? El
asesinato del tesorero de una seccional de Camioneros, el
reciente suicidio el tesorero del sindicato de Maestranza.
—No tengo idea. Hoy la delincuencia mata tanta gente que no se
sabe por qué la mata.
—¿Aprueba la idea de Recalde de distribuir ganancias de las
empresas entre sus empleados?
—No estoy en contra, porque yo creo que los trabajadores
tienen que tener una participación. En el gobierno de Perón,
participábamos con la discusión paritaria del cincuenta por
ciento para cada sector.
—¿Se imagina una alianza política a futuro entre el sindicalismo
que adhiere a Moyano y el que adhiere a Duhalde, bajo el mismo
lema?
—Siempre hubo diferencias, pero, por lo general, en algún
momento se junta el movimiento obrero. Lo que no me hubiera
imaginado es que después de haber caminado todas las calles de
Buenos Aires en contra del neoliberalismo y del Fondo
Monetario, hoy los gremios en Capital tengan un candidato como
Boudou.
—Moyano apoya a Boudou.
—Es lo que nunca me habría imaginado de todo lo que está
pasando.
—¿Este Moyano es distinto del que usted conoció?
—Creo que ha cambiado en algunos aspectos.
—¿Moyano pensaba como usted?
—Siempre hemos coincidido en la mayoría de los temas.
—Respecto de su disgusto con los Montoneros, que se burlaban de
Perón, ¿tenía el mismo pensamiento?
—También tenía el mismo pensamiento.
—Cuando lo ve, por ejemplo, junto a Hebe de Bonafini, ¿lo sorprende
Moyano?
—Merecen también su respeto porque son madres que han sufrido
mucho y han tenido una pérdida irreparable. Muchísimos
desaparecidos fueron dirigentes gremiales.
—¿La mayoría de los desaparecidos no fueron montoneros?
—No sé si hubo muchos montoneros desaparecidos.
—¿La mayoría de los desaparecidos fueron sindicalistas?
—Hubo muchísimos delegados de fábrica, dirigentes gremiales,
dirigentes políticos y peronistas. En la dictadura militar,
cuando ya no había quién pusiera una bomba, la ponían ellos
para seguir exterminando peronistas.
—¿No se refiere al peronismo montonero, sino al suyo?
—Totalmente.
—¿Moyano piensa más parecido a usted que a Cristina Kirchner?
—Siempre pensamos muy parecido.
—¿En un futuro, Moyano podrá estar más cerca suyo que de Cristina
Kirchner?
—Pienso que sí.
—Perón decía que el aliado táctico es el adversario del futuro.
¿Moyano está con el Gobierno tácticamente?
—Los principios siempre afloran, no se pueden cambiar.
—¿Estaría dispuesto a respaldar una candidatura de Scioli y una
alianza con Macri?
—No. Yo estoy acompañándolo a Duhalde. Pero soy respetuoso de
lo que emana de la mayoría. Si en esta contienda interna, el
candidato es, por decir, Alberto Rodríguez Saá, voy a
acompañarlo. Nos vamos a sumar al proyecto nacional y popular
del Peronismo Federal.
—¿Y una alianza con Macri?
—No tiene sentido que pongamos un no peronista. Si después de
la elección interna se hace un frente electoral, y están Macri
y Juan Pérez, vamos a estar con el frente electoral. Pero el
impulsor de ese frente va a ser el peronismo.
—No descarta a Macri como candidato presidencial de una alianza
entre el Peronismo Federal y PRO.
—Va a ser un peronista, porque la mayoría de ese frente va a
ser el peronismo.
—En la provincia, ¿votaría por De Narváez?
—Sí, pero lo de las provincias lo van a resolver las bases.
—¿Por qué trata el Gobierno a Scioli como un opositor?
—Porque ellos destruyen todo lo que puede tener posibilidad.
Si Duhalde no tuviera posibilidades ciertas de ser candidato,
lo ignorarían. Si Venegas no hablara y expusiera lo que piensa
de un país totalmente distinto al que estamos construyendo, o
destruyendo, seguramente me ignorarían.
—¿Le gustaría Scioli como candidato a presidente si no se
presentara Cristina?
—Yo tengo un candidato definido, que es Duhalde.
—¿Qué piensa sobre las colectoras y la candidatura de Sabbatella a
gobernador?
—Esto es una destrucción más que le quieren hacer al
peronismo. Armando colectoras en todos los municipios, en
todas las provincias, lo que buscan es que todas las
colectoras traccionen sus votos hacia arriba. Pero no les
importa que, si el radicalismo va con un candidato a
intendente y nosotros con tres candidatos, gane todos los
municipios. A ellos les importa tener una posibilidad más de
ganar ellos. Piensan en ellos y no en el país.
—¿Se imagina a Scioli rompiendo, en algún momento, con el
oficialismo?
—Ya tendría que haber roto. Si en algún momento se hubiera
plantado y hubiera dicho que los bonaerenses lo apoyáramos en
reclamar la coparticipación, que con todo derecho le
corresponde a la provincia de Buenos Aires, a lo mejor todos
los bonaerenses nos hubiéramos plantado detrás de nuestro
gobernador.
—¿Cree que se va a animar?
—No tengo pálpito en esto.
—Si rompiese, ¿él sería candidato a gobernador y Duhalde a
presidente? Porque está De Narváez.
—De Narváez, Camaño, que por ahí quiere ser candidata a
gobernadora. Hay muchos que van a aparecer, porque todavía no
se habla, pero ante la incertidumbre, ante esta política
enrarecida que quiere llevar el Gobierno adelante con las
colectoras, por ahí se anima mucha gente porque, con muy pocos
votos, puede tener posibilidades.
—¿Usted cree que el gremialismo debería tener mayor participación
en las listas?
—Tendríamos que tenerla a través de lo que creó el general
Perón: un partido. Nosotros llegamos a tener 45 diputados
nacionales desde el movimiento obrero. El general Perón nos
enseñó que no había solución gremial si no había solución
política. Porque si nosotros no participamos en la política,
los políticos van a manejar a gusto y piacere, como están
manejando en este momento, toda la política del país.
—Moyano se peleó con Néstor Kirchner por la participación sindical
que le dio el kirchnerismo en las listas.
—Sí, pero no logramos nada. Fue una de las tantas peleas que
habrán tenido.
—¿Lo compensó de otra manera y así Moyano sigue?
—No, no creo. En un momento, había dos listas en el peronismo:
una era la del Frente para la Victoria y la otra, la del PJ en
la provincia. En la lista del PJ había metido, de los doce,
tres candidatos a diputados, que los habíamos acordado con
Duhalde y con los intendentes. Pusimos tres diputados de
extracción gremial: Claudia Rucci, Atanasoff y Ledesma,
empleado de comercio. Metimos tres en la lista cuando le
ganamos al kirchnerismo.
—Si Duhalde fuese presidente, ¿imagina una mayor participación del
sindicalismo?
—Total. Me hago el garante de que el movimiento obrero y el
sindicalismo tengan la participación que tienen que tener.
—Si ganara Duhalde, ¿usted querría conducir la CGT?
—Nunca voy a conducir la CGT. Estoy bien plantado en el tema
político, que son las 62 Organizaciones. La CGT es para
defender los intereses profesionales de los trabajadores, y
las 62, para hacer política. Me encanta la política.
—¿Debería haber más ministros sindicalistas?
—No sé si ministros, sí legisladores. El general Perón tenía
hasta en las embajadas los agregados laborales. Quería que
fueran parte del renacimiento de un país totalmente distinto,
donde los trabajadores fueran protagonistas, tuvieran
participación y supieran que son parte de ese proyecto que
saca el país adelante.
—¿Cuál es el verdadero ganador en la CTA, Hugo Yasky o Pablo
Micheli?
—Yasky
perdió las elecciones, pero como está con el oficialismo,
tiene las ventajas. Si perdió, tiene que entregar la CTA, pero
no la entrega, dice que ganó él y que hay que hacer nuevamente
elecciones. No se puede quedar porque lo esté apañando el
Gobierno.Cuando hay un conflicto entre la empresa y los
trabajadores, tiene que mediar el Gobierno. Cuando Kraft tuvo
el conflicto, lo dejó y lo dejó, porque no lo resolvió el
Estado, y resulta que en una misma empresa hay tres
representantes gremiales distintos: delegados de la CCC,
delegados de otro sector de izquierda y delegados de
Alimentación. Ese empresario, cuando tiene que discutir
paritarias, ¿cómo se arregla? Siempre uno pide de más. Si yo
pido el 30%, usted va a pedir el 35%, y el otro va a pedir el
40%. ¿Cómo arregla el empresario? Quieren atomizar al
movimiento obrero.
—¿Que pasará en las paritarias?
—Nosotros creemos que hay que discutir del 30% para arriba.
Que me perdonen los empleadores de cada actividad, pero no se
puede discutir por menos del 30%. Si no, se daría lo que decía
Perón, los salarios suben por la escalera y la inflación por
el ascensor.
—Su detención y la preocupación de la CGT por la causa de los
medicamentos, ¿jugará algún papel en la moderación o no de las
paritarias?
—Las paritarias uno las discute con la responsabilidad de cada
actividad. Si uno discute pidiendo de máxima, sabe que eso va
a generar cierre de fuentes de trabajo, porque si no hay
empresarios, no hay trabajadores; y si no hay trabajadores, no
hay producción.
—¿Habrá en las próximas paritarias más tensión de lo que hubo en el
pasado?
—Sí. Cuanto más avance este Gobierno, más avanzará la tensión.
Va a haber empresarios que van a decir que no les dan los
números, y trabajadores que tienen que discutir por la
realidad de los costos de vida. Si acá hay una canasta de
2.200 pesos por mes, uno no puede discutir por un salario por
debajo de eso. Salvo, como nosotros, las actividades que
tenemos casa y comida.
—¿En las próximas paritarias se decide algo de la suerte del
Gobierno?
—No. En las paritarias lo que se decide es poder mantener el
poder adquisitivo del salario en un país con una inflación del
25% al 27%, que la debería controlar el Gobierno con políticas
de Estado. La carne en el mostrador hoy vale una fortuna. Bajó
el consumo de carne porque subieron los precios. ¿Por qué
subieron los precios? Porque este año hubo 10 millones menos
de cabezas, que son 5 millones menos de vientres para producir
carne. Estas políticas erráticas del Gobierno, de no dejar
producir, hacen que aumente la inflación.
—El año pasado, en las paritarias, el promedio de aumentos fue de
25%. ¿Cuánto será el promedio de aumento de este año?
—Creo que va a andar en el 30%. ¿Bajó la nafta Shell?
Acuérdese de que el Gobierno les hizo hacer piquete a
estaciones de servicio de la Shell porque habían subido, creo,
cuatro centavos el litro. Hoy, ha aumentado la nafta y no hay
más piquetes porque no pueden controlar. En una economía como
la de hoy, no hay control. ¿Cómo puede usted obligar a que
baje la nafta, que bajen los precios, si la inflación no se lo
permite? ¿Cómo puedo hacer un pacto social yo con usted si hay
una inflación del 30%? Ni usted ni yo lo vamos a poder
cumplir. Estamos dedicándonos a hacer expresiones de deseo,
que la gente sabe que no se van a poder cumplir.
Jorge Fontevecchia, Director General grupo Editorial Perfil
LOS
BANCOS FUERON CÓMPLICES
La
primera entrevista desde la cárcel, Bernard
Madoff sostiene que entidades financieras y fondos estaban al
tanto de sus manejos
Bernard L. Madoff dice que nunca creyó que el
fracaso de su estafa piramidal fuese a causar la clase de
destrucción que ha sufrido su familia.
![Bernard L. Madoff](emprendedor59_archivos/image003.jpg)
El recluso ya no afirma que él es el único implicado en el
fraude
Mantiene que sus clientes eran conscientes de los riesgos que
corrían
El financiero está colaborando con la justicia para recuperar
activos
Arremete contra la "vergonzosa" cobertura del suicidio de su
hijo
Sus afirmaciones deben sopesarse frente a su endeble
credibilidad
Ningún fondo o banco que hizo negocios con él ha sido acusado
En su primera entrevista con la prensa desde su
detención en diciembre de 2008, Madoff -con uniforme
carcelario caqui y claramente más delgado y ajado- mantiene
que los miembros de su familia no sabían nada sobre sus
delitos.
Pero el martes pasado, durante una entrevista
privada de dos horas en una sala de visitas de la prisión de
Butner (Carolina del Norte) y en mensajes de correo
electrónico previos, aseguró que algunos bancos y fondos de
capital riesgo no identificados eran de algún modo "cómplices"
de su complejo fraude, un cambio de postura radical respecto a
sus anteriores afirmaciones de que él era el único implicado.
Madoff, que cumple una condena de 150 años,
parecía débil y un poco nervioso en comparación con la estoica
calma que mantenía antes de su encarcelamiento en 2009, quizás
abrumado por la tristeza tras el suicidio de su hijo Mark en
diciembre.
Además de esa pérdida, su familia también se ha
enfrentado a montones de procesos judiciales, la posible
confiscación de la mayoría de sus activos y la implacable
sospecha y animadversión pública que ha separado a Madoff y a
su esposa, Ruth, de sus hijos.
Sin embargo, en muchos sentidos, Madoff parece no
haber cambiado. Habla con gran intensidad y fluidez sobre sus
tratos con diversos bancos y fondos de capital riesgo, y
señala la "ceguera voluntaria" de estos y su incapacidad para
analizar las discrepancias entre sus declaraciones
reglamentarias y otra información de la que disponían. "Tenían
que saberlo", afirma Madoff. "Pero la actitud era algo así
como 'si estás haciendo algo malo, no queremos saberlo".
Aunque en la entrevista admite su culpabilidad y
dice que nada puede justificar sus crímenes, centra sus
comentarios precisos como el láser en los grandes inversores y
las instituciones gigantescas con las que trataba, no en las
penurias económicas que ha causado a miles de sus inversores
más humildes. En un mensaje de correo electrónico escrito el
13 de enero, señalaba que muchos clientes a largo plazo
obtuvieron más beneficios legítimos gracias a él en los años
anteriores al fraude que los que podrían haber obtenido en
cualquier otra parte. "Me habría encantado que no hubiesen
perdido nada, pero ese era un riesgo del que ellos eran muy
conscientes al invertir en el mercado", escribía.
Madoff dice que se quedó espantado cuando tuvo
noticia de algunos de los correos electrónicos y mensajes que
planteaban dudas sobre sus resultados -que ahora están
saliendo a la luz en los juicios- y que circulaban entre los
banqueros antes de que su fraude piramidal se viniera abajo.
"Estoy leyendo ahora más sobre lo recelosos que
se sentían de lo que jamás me percaté por entonces", comenta
con una leve sonrisa.
No asegura que ningún banco o fondo concreto
tuviese conocimiento o fuese cómplice de su fraude piramidal,
que duró al menos 16 años y consumió unos 20.000 millones de
dólares en efectivo perdido y casi 65.000 millones de dólares
en activos en papel, pero sí menciona la incapacidad de llevar
a cabo un escrutinio normal.
Tanto la entrevista como la correspondencia por correo
electrónico se han realizado como parte de la investigación de
esta periodista para un libro sobre el escándalo de Madoff, The
wizard of lies: Bernie Madoff and the death of trust
[el mago de las mentiras: Bernie Madoff y la
muerte de la verdad], que será publicado esta primavera por
Times Books, filial de Henry Holt & Company.
En la entrevista y sus mensajes electrónicos,
Madoff decía una y otra vez que había proporcionado
información útil a Irving H. Picard, el fideicomisario
designado por el tribunal encargado de recuperar miles de
millones de activos para las víctimas del fraude. Contaba que
se había reunido con el equipo de Picard durante cuatro días
el verano pasado. Los mensajes de correo electrónico datan de
diciembre y enero, pero hasta hace poco no había consentido
que se hiciesen públicos.
En la cárcel, el acceso de Madoff al mundo
exterior está restringido y controlado. Todos los visitantes
deben ser aprobados por las autoridades de la cárcel, que
también revisan sus limitadas llamadas a cobro revertido y sus
mensajes de correo electrónico y cartas entrantes y salientes,
aunque las entrevistas con abogados como Picard y sus
compañeros están menos restringidas y pueden llevarse a cabo
en privado.
Al preguntarle sobre su celda, describe una
habitación pequeña, con una gran ventana que da a los patios;
dice que tiene un compañero de habitación, el segundo desde
que llegó a la cárcel.
Tanto los mensajes de correo electrónico como la
entrevista en Butner dejan claro que Madoff ha seguido
atentamente las noticias relacionadas con su caso en
diciembre, segundo aniversario de su detención. Arremete
contra lo que llama parte de la "vergonzosa" cobertura del
suicidio de su hijo Mark el 11 de diciembre.
Contradiciendo la información sobre que había
rehusado asistir a cualquier funeral por Mark, afirma que la
cárcel le informó de que no aprobaría una solicitud para que
asistiese a misa debido al "problema de seguridad pública" y
al limitado tiempo disponible para hacer los preparativos.
Concluye diciendo que cualquier funeral al que asistiese
"sería un circo mediático" y que "sería cruel para mi familia"
hacerles pasar por eso, según escribía el 29 de diciembre.
En cuanto a sus reuniones con el equipo legal de
Picard, Madoff aseguraba en un mensaje de correo electrónico
escrito el 19 de diciembre que le había dado al equipo legal
de Picard "información que yo sabía que sería fundamental para
recuperar activos procedentes de aquellos que fueron cómplices
del lío en el que me metí yo solo".
En un mensaje fechado 10 días después, era
todavía más explícito sobre lo que le había contado al
fideicomisario: "Estoy diciendo que los bancos y fondos fueron
cómplices de una forma u otra y que la información que le di a
Picard cuando estuvo aquí lo confirmaba".
Las afirmaciones de Madoff deben sopesarse frente
a su endeble credibilidad. Tras engañar a los reguladores
federales y a inversores supuestamente expertos durante al
menos 16 años, podría sin duda ser tachado de mentiroso por
los abogados defensores si apareciese como testigo contra
cualquier acusado en un juicio (hecho que él admitía con
cierto arrepentimiento durante la entrevista del martes).
A pesar de sus muchas referencias a la
complicidad de otros, en el mensaje del 19 de diciembre
reconocía que no había compartido su información con los
fiscales federales que trabajaban en casos criminales
relacionados con su fraude (aunque era muy probable que el
fideicomisario lo hubiera hecho si la información de Madoff
era pertinente en la investigación de los casos).
Madoff escribía en un correo electrónico que
aunque ha estado dispuesto "desde el principio" a dar
información a los fiscales "únicamente para ayudar a recuperar
activos, me he negado a contribuir a proporcionarles pruebas
criminales". En la entrevista, rehusaba hablar sobre
cualquiera de los casos criminales que se están investigando.
En los meses posteriores a las entrevistas con el
equipo de Picard en la cárcel, el despacho de abogados del
fideicomisario, Baker & Hostetler, registró cientos de
procesos legales civiles que pedían unos 90.000 millones de
dólares en concepto de daños y de beneficios ficticios
provenientes del fraude piramidal de Madoff a lo largo de los
años. Entre los demandados en esos casos se encontraban la
familia Wilpon, propietaria de los Mets de Nueva York;
JPMorgan Chase, que fue durante décadas el principal banquero
de Madoff, y Sonja Kohn, la financiera vienesa que era el nexo
de una red de fondos de capital riesgo que hizo inversiones a
gran escala con Madoff.
Sobre Fred Wilpon y Saul Katz, cuñado y socio
empresarial de Wilpon, Madoff afirma: "No sabían nada. No
sabían nada".
No hay ningún indicio evidente de que ninguno de
estos procesos legales se base en pruebas u orientaciones de
Madoff. Todos los acusados han afirmado que no tenían
conocimiento del fraude y han negado las afirmaciones del
fideicomisario sobre que, como inversores expertos en asuntos
financieros, deberían haber sospechado desde el principio.
Picard ha rehusado hacer comentarios sobre si su
equipo había entrevistado a Madoff y no ha querido confirmar
si la información dada por este había contribuido a la enorme
cantidad de litigios registrada desde el verano pasado. En
algunos mensajes de correo electrónico, Madoff reconocía que
el equipo de Picard llevaba a cabo su propia investigación
sobre las retiradas de fondos hechas por algunos clientes, en
los años anteriores al fracaso del fraude piramidal, para
determinar quién podría haber sabido qué y cuándo. Dichas
retiradas podrían indicar que los inversores eran conscientes
del fraude, lo que podría aumentar su responsabilidad.
Sin embargo, Madoff añadía: "El hecho es que yo
era el único que estaba presente en ciertas reuniones con esos
clientes".
Hasta la fecha, ninguno de los bancos o fondos de
capital riesgo importantes que hicieron negocios con Madoff ha
sido acusado por los fiscales federales de invertir a
sabiendas en su fraude piramidal. Sin embargo, Picard ha
asegurado en algunos procesos civiles que los ejecutivos de
algunos bancos dieron muestras de sus sospechas durante años,
pero siguieron haciendo negocios con Madoff y canalizando el
dinero de sus clientes hacia los bolsillos de este.
Todas las entidades financieras que se enfrentan
a juicios acusadas por las víctimas de Madoff y Picard han
negado que tuviesen conocimiento del fraude.
En un mensaje de correo electrónico del 12 de
enero, Madoff mencionaba acuerdos extrajudiciales que algunos
bancos y fondos habían negociado con inversores privados de
Madoff durante los dos últimos años y afirmaba que algunos
acuerdos se habían alcanzado "para que no dijera nada" sobre
la función que las instituciones habían desempeñado en "crear
mi situación" y sobre la identidad de los propietarios
beneficiarios de algunas de sus cuentas privadas.
Picard ya ha recuperado unos 10.000 millones de
dólares mediante las ventas de activos y acuerdos con varios
bancos extranjeros y algunos clientes importantes de Madoff,
entre ellos el patrimonio de un inversor privado, Jeffrey
Picower, y la familia de Carl Shapiro, un filántropo de Palm
Beach, Florida.
![Bernard Madoff](emprendedor59_archivos/image004.jpg)
Mientras que el trato con Picower se ha estado
negociando desde al menos el otoño de 2009, los acuerdos con
la familia Shapiro y un banco suizo, Union Bancaire Privée, se
han alcanzado después de la visita de Picard a la cárcel de
Butner. Pero dado que ambos acuerdos se han producido antes de
que Picard hubiese presentado demanda alguna en los
tribunales, no está claro si la información de Madoff ha sido
un factor en las conversaciones para alcanzar esos pactos.
Ni Shapiro ni el banco suizo han sido acusados de
complicidad en los crímenes de Madoff, y Picard reconoció
públicamente su cooperación de buena fe en las investigaciones
cuando anunció los acuerdos extrajudiciales, que suman en
total más de 1.000 millones de dólares.
Las únicas personas formalmente acusadas de
complicidad en el crimen de Madoff son su exauditor y algunos
miembros de su personal.
Aunque Madoff juró ante el tribunal que había
llevado a cabo su complejo fraude él solo, su contable, David
G. Friehling, y el principal ayudante de Madoff, Frank
DiPascali, se han declarado culpables y están cooperando con
los fiscales. Otros cinco exempleados de Madoff han sido
acusados; han declarado su inocencia y están a la espera de
juicio.
Aunque Madoff dice que está decidido a colaborar
con los esfuerzos del fideicomisario para recuperar los
activos, también se muestra crítico con las aspiraciones de
este, y afirma que Picard busca mucho más dinero del necesario
para resolver las demandas válidas de los inversores.
.
New York Times Service. Traducción de News Clips.ElMundo.es
ENTREVISTA
A ALAN FAENA
Sus orígenes como empresario, sus conocidos y amigos. Retrato
de un autodidacta. Entrevista realizada por la periodista
Luciana Vázquez para su libro "La educación de los que
influyen. ¿Vale la pena estudiar en Argentina", de Editorial
Sudamericana, reproducida también en Revista Noticias.
“¿Amigos o conocidos?”, le
pregunto a Alan Faena. “Conocidos”, reconoce. Hablamos de esos
contactos clave que desde los dieciocho años le vienen
permitiendo concretar todos sus sueños.
Entre los milagros hechos
realidad, está el universo Faena en Madero Este, el barrio más
nuevo de Buenos Aires. Antes estuvo Via Vai, la marca de ropa.
Otro exitazo. La pregunta sobre amigos y/o conocidos no es
menor. A fines de los 90, este argentino ignoto se hizo
“amigo” de Philippe Starck y lo entusiasmó para diseñar sus
edificios. Starck no es cualquiera: es uno de los arquitectos
y diseñadores clave en todo el mundo. Y Faena no le mostraba
mucho: un montón de escombros y edificios derruidos en el
medio de otro montón de yuyos y arbustos. “Las ruinas mayas”,
dice Faena que parecía la orilla este de Madero cuando el
mundo Faena todavía era pura potencia.
Después, tuvo nuevos “amigos”.
Sus inversores: Christopher y Robert Burch, Austin Hearst y
Len Blavatnik. Los Burch son dueños del fondo de inversión
norteamericano Red Badge; Hearst es el mega empresario
periodístico, nieto de William Randolph Hearst que inspiró a
Orson Welles para su película El Ciudadano; y Blavatnik es el
accionista principal de la petrolera Acces Industries.
Para arrancar y comprar el
primer edificio en Madero había que tener 11 millones de
dólares. “Millones y millones y millones. Estaban totalmente
fuera de mis posibilidades. Es muy atípico que un chico como
yo se meta en un negocio como éste.” Pero igual lo hizo. “Mis
socios son superpoderosos del mundo. Vas a Internet y están
entre los 400 más ricos del planeta. A esta altura ya somos
grandes amigos.”
Faena habla de “amigos” que
abren puertas, confían e invierten millones de dólares como si
hacer relaciones de tanto poder fuera igual de fácil que tener
onda con el vecino de enfrente para un partidito de fútbol
cinco. Por eso mi duda: ¿amigos o conocidos? “Conocidos”, me
dice. ¿Conocidos de dónde?, ¿Conocidos cómo?, me intriga.
¿Cómo es que un “chico”, según él mismo se define, hijo de
inmigrantes judíos metidos en la industria textil, sin más
estudios que un secundario hecho a desgano y a los tropezones,
sin prosapia, sin fortuna familiar, sin créditos de los
bancos, que jura no saber nada de negocios, logró tanto, tan
resonante y en tan poco tiempo?
El nuevo mundo
La historia de Via Vai empezó cuando Faena tenía dieciocho
años. No bien terminó el secundario. Pasó por varios colegios
pero a él le gusta decir que su educación “estuvo dada en el
colegio Saint John’s”. Quedaba en Martínez. “Una escuela
bilingüe”, me explica. Faena tenía que viajar todos los días
desde Libertador y Malabia donde vivía. Por eso al final del
secundario se cambió. “Terminé en otro colegio. Ya había hecho
primaria y casi todo el resto en el Saint John’s. Se trataba
de terminar el secundario”.
Los colegios y Faena no eran
una buena combinación. “No me daba mucho con esos lugares.
Hasta el día de hoy lo siento así: nunca me ha gustado mucho
la escuela.” Sus memorias anti escolares llegan hasta el
kindergarten. Desde chiquito, dice, escapó de las
instituciones y los sistemas disciplinarios.
Sin embargo, hubo algo que
aprendió en el colegio. “Mi mayor experiencia de colegio”, la
llama. Fue algo que vivió en segundo año del secundario. Faena
se llevaba seis materias. “Y estaba uno de mis mejores amigos
que era el líder de la clase. Se llamaba Tapia. Y no se
llevaba ninguna.” Si Tapia no se llevaba ninguna, por qué se
las iba a llevar el chico Faena. Y entonces el pequeño Alan se
sobrepuso y no se llevó ninguna materia. “Si otro puede,
porqué yo no voy a poder. Eso fue lo que entendí.”
Del colegio no conserva amigos.
“Yo siempre iba muy rápido. He pasado por muchas
circunstancias y grupos de gente y amores y nunca volví
atrás.”
La universidad no era una
verdadera opción para Faena. “Igual tuve mi período de
universidad de quince días”, confiesa. Se refiere a la
Universidad de Belgrano, donde empezó Arquitectura. “Yo sentía
que ir a la universidad era dar ventajas. Porque para mí,
estar ligado a instituciones masivas y repetitivas, como el
colegio y la universidad, era olvidarme de mí mismo. Cuanto
más insistiera con ese camino de repetición, más me iba a
perder.”
Faena sabía lo que tenía que
hacer: recorrer su propio camino. Y con dieciocho años
cumplidos se fue a París. Se instaló en Saint Tropez con novia
francesa. En una “casa divina”, de un chico argentino. “Él era
mucho más grande que yo. Tenía mucho dinero.” —¿Era un amigo
de antes que reencontró cuando llegó a París? —No. Teníamos un
amigo en común y entablamos una amistad. —¿Qué hace que
establezca relaciones de confianza con tanta facilidad?
¿Carisma? —Carisma es una palabra muy abstracta. Yo diría que
más bien es la conexión necesaria —contesta Faena, enigmático.
Faena se entregó a lo que le
dictaba su instinto: “Empecé a vivir, a conocer el mundo. A
ver. Empecé a tener mis vivencias y esas historias de amor”.
Los viajes ida y vuelta Europa-Argentina empezaron a
sucederse. Traía ropa y la vendía en Argentina. “Empecé a
fabricar y vender –dice–. Y me ganaba 10 mil dólares y con eso
tenía para vivir los próximos meses. Y así empecé. Pero nunca
tuve la sensación de que mi camino se estaba definiendo. Era
nada más que una sensación de tranquilidad en el día a día”,
se acuerda. Por entonces lo acompañaba Paula Cahen D’Anvers,
que era su pareja.
Así sin querer, cuando cumplió
veintiún años, Faena tenía una compañía que empleaba a unas
cuarenta personas y contaba con unos cuarenta locales. La
marca ya estaba creada: Via Vai.
La calle
Faena tenía tan sólo veintidós años y Via Vai ya era un éxito.
“Cuando la gente egresa de la universidad, a los veinticinco o
veintiséis, recién empieza y se mete en el mundo pero una cosa
es tener la teoría y otra cosa es la práctica, la calle”,
compara. Él tenía calle: “Yo estaba en el mundo desde los
dieciocho. Me había hecho de abajo con el cuchillo entre los
dientes”.
Con Via Vai, Faena y Paula
lograron lo impensando: vender en la mismísima Europa. Era
ropa distinta, muy sexy, me explica. “Marcaba mucho el cuerpo
porque usábamos una mezcla de lycra y algodón que después se
popularizó.” El muchacho sabía de telas. Poco antes de
terminar el secundario, había empezado a trabajar con su padre
en la empresa textil de la familia.
Faena me cuenta la historia de
los suyos. Los Faena son judíos sefardíes echados de España,
que se refugiaron en Siria. Los primeros en llegar a Buenos
Aires desde Damasco fueron sus abuelos. Fue en 1915. Jaime
Daúl, que se asentó en Barracas y se casó con Sarah, la abuela
materna de Faena. Era el rabino de toda la comunidad sefardí
de Barracas. El abuelo paterno, Slan Faena, primero se instaló
en Escobar. Después puso un negocio de Ramos Generales, muy
pequeño y humilde. Los negocios le salieron bien. Así fue que
la familia se mudó a Barracas. Allí el abuelo Faena empezó un
negocio textil. Con el tiempo, se convirtió en una gran
empresa, Industria Aslana.
“Yo vengo de esa mezcla de
comerciante y de rabino”, asegura Faena. A la muerte del
abuelo, sus hijos continuaron con el negocio. El padre de
Alan, Víctor Faena, fue uno de ellos. Se había casado con
Elisa, “muy madraza, muy cocinera”.Vivían en Barracas hasta
que, en los años de prosperidad de Aslana, se mudaron a
Belgrano. Tuvieron siete hijos. Dos mujeres y cinco varones.
Alan es el segundo y el mayor de los varones. Pero con el
menemismo, Industria Aslana se derrumbó. “En tres o cuatro
años quebró lo que les había llevado sesenta años construir.
Son esas locuras que pasan en estos países donde no hay
respeto por el que construye la Nación.”
Mientras tanto, la segunda
generación de los Faena en la Argentina, seguía con sus
éxitos. Via Vai se volvió un clásico. “Se fue generando una
empresa que terminó facturando 30 millones de dólares. Había
empezado desde cero.” Cuando cumplió treinta y dos años, Faena
vendió Via Vai.
Eureka
Y se fue a la casa que tiene en La Boyita, Uruguay. Vivía de
sus ahorros. Veía pasar las ballenas. Gastaba poco. No tenía
celular. “No había ningún proyecto que me interesara.” Por
suerte los ahorros se iban acabando. “Eso me empujaba. Había
que ponerse las pilas.” Y se puso a pensar. Y pensó que había
triunfado en un negocio muy efímero. La moda. Pensó que
entonces que le gustaría encarar algo “que perdurara en el
tiempo”. Y se dijo: “¿Por qué no consigo un edificio que de
alguna manera pueda traer el mundo a la Argentina y al mismo
tiempo, pueda proyectar algo hacia el mundo?”.
Alguien le habló de los silos
de Madero Este. Y vio el edificio. Y se puso a pensar quién lo
podría hacer. Y siguió pensando a lo grande. Y se le ocurrió
Philippe Starck. “Total, para bajar hay tiempo”, se dijo.
—¿Ya estaba en ese punto del
camino en el que todos le atienden los teléfonos?
—No.
¿Cómo logró contactar a Starck,
entonces, y sumarlo al proyecto? Faena menciona a Claude
Challe. Challe es lo más parecido a Alan Faena que tiene
París. Nació en Turquía pero conquistó Europa. “Príncipe de la
noche.” “Origen del movimiento hippie chic.” En pleno Mayo del
68, Challe se consagró como el coiffeur preferido del jet-set
internacional. En el 96 se le animó a la música. Desde hace
veinte años que Challe hace bailar a lo más selecto de la
movida europea. En el 92 abrió El Divino, en Ibiza. Challe
también fue el factótum de la reapertura de los Bains Douches,
allá por 1978. Por una década, Bains Douches se convirtió en
“la” boite de París. El reciclaje del lugar por entonces,
estuvo a cargo de un íntimo de Challe, el mismísimo arquitecto
francés Philippe Starck.
En algunos de sus viajes Challe
llegó hasta Punta del Este. Y pasó por La Boyita, la casa de
Faena. El hogar playero del argentino es una especie de
embajada, le gusta decir a Faena: Cuando el argentino supo que
Starck era su hombre, recurrió a Challe. Alcanzó un llamado de
teléfono. “Mirá. ¿Te acordás? Estuviste en mi casa”, le dijo
Faena. El francés le dio el teléfono de Starck al instante.
Faena lo llamó: “Me dio entrevista para unos cuantos meses
después”.
Y se encontraron. En París. A
Starck lo sorprendió la aparición. Como en un gran acto de
magia, Faena sacó mates y yerba de la galera. “Llevé mates de
regalo. Les mostré a todos cómo se tomaba.” Llegó también con
su sombrero de siempre. De blanco. Botas texanas. Y poncho.
“Yo fui como estaba. Vivía en Punta del Este. No me disfracé
de hombre de negocios. Fui como vivía. Fui yo”.
Entrevista publicada en el
libro "La educación de los que influyen. ¿Vale la pena
estudiar en Argentina", de Luciana Vázquez, publicado por
Editorial Sudamericana y reproducida en REVISTA NOTICIAS ,
Luciana Vazquez,
lucianae.vazquez@gmail.com
ReporteInmobiliario.com,
2003-2011, viernes 11 de febrero de 2011
MINUJÍN,
A TODO O NADA
"Me gusta corromper con el arte"; "Por la droga perdí años de
trabajo"; "Muchos hombres no pueden creer que una mujer haya
hecho las cosas que hice yo". Viaje al loco mundo de una
transgresora, que redefinió el arte en la Argentina
![Minujín, a todo o nada](emprendedor59_archivos/image005.jpg)
. Foto
Es difícil distinguir el momento exacto en que uno llega a
conocer -conocer realmente- a alguien como Marta Minujín.
-Ah sí claro sería brutal brutal hacer una nota hace treinta
años que fui tapa de la revista viste la muestra del Malba es
espectacular...
Conocer a la Minujín de entre casa: a la esposa, a la madre. A
la que se esconde detrás de ese personaje construido
obsesivamente durante décadas.
-Veámonos en al Malba a las cinco o a las seis no mejor a las
seis a mí me conviene a las seis decime si para vos está bien
así ves la muestra no te la podés perder...
Sin distraerse por la verborragia, la hiper actividad, el
disparate. Los overoles, los anteojos oscuros, los colores
fluorescentes...
-La muestra va a estar cerrada pero mejor así tenemos el museo
para nosotros chau.
Evitar todo eso que está ahí para no ser evitado.
Ver a través de los fuegos artificiales.
Es martes, es la hora pautada y empezamos mal: Minujín llega
al bar del Malba puro fuego artificial: overol negro, anteojos
espejados, un par de esculturas colgadas del cuello, tres
anillos con forma de ojos en cada mano y unas botas, como
alfombras, con grandes flores amarillas, violetas y verdes.
-¿Me van a invitar el licuado?
Según la historia que ella misma cuenta, de corrido, nació en
el seno de una familia de clase media, rígida, muy rígida. Con
un padre médico, judío pero no religioso, y una madre muy
española, muy católica, con "actitudes creativas" (tocaba el
piano). Padres que eran rígidos, porque pretendían hacerla
comer sentada a la mesa y no caminando por toda la casa.
Cuenta que tuvo un hermano diez años mayor que murió de
leucemia. Que su padre, médico, especialista en leucemia,
enloqueció, abandonó la carrera y se puso una hostería en el
Sur. Abandonó todo, dice, y todo la incluye a ella, la pequeña
Marta, de 14 años. Pero dice, también de corrido, que es lo
mejor que le pudo haber pasado; lo mejor, lo mejor.
Lo que no dice es todo lo que la marcó que sus padres hicieran
una diferencia atroz entre ella y su hermano. Según la
biografía escrita por Javier Villa para el catálogo de Marta
Minujín. Obras 1959-1989, la muestra que expone el Malba hasta
el 14 de este mes, a su hermano lo bautizaron, lo llenaron de
regalos y lo llevaron de viaje. A ella no. A ella nada de eso.
A ella no la querían, explica Minujín, porque sus padres
hubieran preferido tener un varón. En síntesis: un festín para
la psicología de entre casa, o la vieja historia de cómo
sublimar una infancia dolorosa gracias al arte.
El arte es la contracara de todo lo otro. Minujín repasa su
historia con el arte, a pedido, como una simple sucesión de
hechos. Dice que desde que nació sintió que era artista. Que a
los once años ya pintaba. Que a los doce entró en Bellas
Artes. Que hizo escultura, pintura, dibujo y grabado. Que pasó
por tres escuelas porque era muy rebelde. Que quería aprender
las técnicas para después destruirlas. Que pintó cuarenta
cuadros y los destruyó porque no quería ser sólo una buena
pintora. Y que un día necesitó ser más ella misma, agarró el
colchón de su cama y lo metió en una obra.
-En vez de inventar la cosa la tomé hecha.
Suena su celular. Dice: Ay, qué es esto, y mira al aparato
como si viera el rostro a lunares de un enano verde recién
bajado de un plato volador de lentejuelas.
-Cecilia no te puedo hablar porque estoy en medio de una
entrevista llamame a la noche gracias chau. ¿Qué me decías?
-Me contabas de los colchones...
-Vivía en París y arrastraba los colchones que encontraba en
las calles hasta mi taller. Era muy pobre, todo lo que había
ganado con una beca lo ponía en la obra. En vez de alquilar un
departamento coqueto alquilé un galpón sin agua, sin luz, sin
baño. Iba al baño en la esquina. Me moría de frío. Una locura.
Pausa. Los lentes espejados hacen foco a lo lejos.
-Huy, por qué no nos vamos para arriba porque justo hay
alguien que no quiero ver...
Agarra su cartera. Se para. Hay que irse.
Cualquier incursión en el mundo Minujín será fragmentada. O no
será.
2
En la sala 5 del segundo piso del Malba Minujín pega la cara a
un cuadro que pintó a los 16 años. Mira por arriba de los
Ray-Ban.
-Mirá
cómo está pintado esto. Fabuloso... La mezcla de colores...
Esto no lo podría hacer hoy...
-¿Por qué?
-Y... la mano no te queda. Es práctica...
La sala -prolija, moderna, esterilizada- del Malba está vacía
de gente, pero llena de sonidos. Hay pantallas de todo tamaño
y color con proyecciones corriendo en simultáneo. El murmullo
conspira contra la charla. Minujín camina por el sector que
expone sus famosos colchones con el apuro de un Pac-Man
buscando un lugar para guarecerse.
-Ay... Acá vamos a tener ruido por todos lados... Mirá estos
colchones... A ver si encontramos un lugar sin ruido...
Fabulosos... A ver acá...
Se mete en el cubículo donde se homenajea a La Menesunda, su
ambientación de 1965 para el Instituto Di Tella. La obra es:
una cama matrimonial con sábanas revueltas, algunos cuadritos,
una cómoda, un ventilador y una pareja de humanos haciendo
como que nadie los ve. Los humanos no están, es día libre para
los actores. Minujín mira peligrosamente la cama.
-Puede ser acá...
Por suerte el ruido se cuela por todos lados.
-Ay... hay más ruido acá que en el bar...
Por suerte.
3
Sigue habiendo ruido, pero el sillón es grande. Grande,
circular y naranja. Es el rincón que expone su período más
hippie. El lugar indicado para seguir alimentando al personaje
y contar una de sus anécdotas preferidas: cuando vivía en
París, pero de una manera muy pobre y era muy existencialista
y se vestía de negro y la enloquecía el ser y la nada. Y, un
día, volviendo de la Bienal de Venecia la bajaron del tren
porque le faltaba un permiso de entrada. Caminando, por ahí,
le ocurrió algo tremendo. Tremendo, dice.
-Paso por una vidriera y veo una pollera y un gorro pop
turquesa con flores. Y me los compro. Desde ese día uso
colores flúo.
El cuento, con toda su trivialidad, adquiere relevancia por el
impacto que esa pollera, ese gorro, esas flores, tuvieron en
las dos grandes obras de Minujín: sus cuadros y Marta Minujín,
el personaje.
-Ese overol que tenés puesto, ¿lo compraste?
-No, lo mandé a hacer.
-¿Cuándo decidiste empezar a usar overoles?
-Cuando era joven. Era linda y todos los artistas me querían
levantar. Vestida así disimulaba el cuerpo, cambiaba el
lenguaje. Neutralizaba la situación.
-¿Y los anteojos oscuros?
-En 1970. Porque tengo miedo de la policía.
-Ahá...
te escucho...
-Me querían meter presa porque caminaba descalza por la calle.
Era hippie y los hippies andaban descalzos. Los policías me
preguntaban si era hombre o mujer. Así que decidí vestirme con
trajes de hombre y usar anteojos.
Silencio. Se aburre. Escanea con los cristales espejados el
piso del rincón hippie.
-Ese piso lo pinté yo así... flúo. ¿No es genial?
4
Lo más fácil: decir que Minujín está completamente loca.
Lo siguiente más fácil: decir que cualquiera pone un colchón
parado. Que eso no es arte.
Lo más difícil: hacerlo, saber capitalizarlo, sostenerlo en el
tiempo y transformarse en una artista valorada en distintos
puntos del planeta.
Victoria Noorthoorn es la curadora de la retrospectiva
antológica del Malba y lo resume en el catálogo de la muestra.
Para ella, hay tres claves en la carrera de Minujín: la
capacidad de proponer una constante redefinición de las
categorías del arte, la posibilidad de imaginar un destino a
escala mundial y la necesidad de afirmar la libertad de cuerpo
y espíritu. Algo de eso vieron las más de 70 mil personas que
ya visitaron el Malba. El sentido que hay en el aparente
sinsentido. Lo que hay de Minujín, más allá de Minujín.
5
Desde la pantalla Jimi Hendrix musicaliza: desgarra una
guitarra a fuerza de rasguños. En el sillón naranja Minujín
habla de amor.
-Creo en el amor. Soy hippie. La violencia me genera horror.
-Pero a todos nos toca vivir situaciones de violencia... ¿Qué
hacés en esos casos?
-¿Sabés qué hago? Desaparezco. Antes de pelearme con alguien
desaparezco.
-¿Tenés enemigos?
-Bueno, mucha gente me tiene celos y hasta me quieren matar...
-¿Matar?
-Que desaparezca, que me muera. Muchos hombres no pueden creer
que una mujer haya hecho las cosas que he hecho yo. Los
artistas hombres son muy celosos.
-Las artistas mujeres, ¿no?
-No, las mujeres me admiran.
-Y que te quieran matar, ¿te da miedo?
-Mirá
(muestra sus puños: tres anillos en cada mano con forma de
ojo). Contra la mala onda. Y esto también (unas miniesculturas
que lleva como collar). Las hice yo, son obras mías.
-¿Y eso para qué sirve?
-Es mi fortaleza. Y los anteojos también. Me defiendo.
Alguien se asoma a lo lejos. La buscan para hacerle una nota
para televisión. Grita.
-No, falta mucho, mucho, mucho, eh... No, hasta las 7 y media
no...
6
El jueves 25 de noviembre de 2010 debería haber sido un día de
fiesta para Minujín. Pero no. El Malba inauguraba la muestra
que por primera vez hacía justicia a su obra. Al cóctel de
inauguración llegaron unas cuatro mil personas. Muchas de
ellas todavía se deben preguntar cómo no lograron ver a la
artista: en la mitad del evento Minujín se escapó, se encerró
en las oficinas del museo y salió, escapando por el garaje,
cuando todo había pasado.
-Creí que me moría. Me agarraban, me pellizcaban, todos me
querían besar... Y yo no soy Susana Giménez...
-Te fuiste...
-Sí. Eran miles de personas que me miraban y no miraban la
obra. Como si fuera un ser de otro planeta. Tanto lo dije que
parece que se lo creyeron.
-Te escapaste de la inauguración de tu muestra...
-Es que fueron cuatro mil personas. Cuatro mil es mucho... ¿O
no?
7
El ascensor vidriado del Malba, con su hermetismo, es un buen
lugar para hablar de arte. De arte y dinero.
-No debe ser fácil vivir del arte...
-No, es inseguro, muy inseguro...
-¿Vos lográs vivir bien de tu arte?
-Ahora sí, pero antes no vivía nada...
-¿Necesitás mucho dinero para vivir?
-Naaaa,
nada... No gasto nada.
-¿En qué gastás?
-En materiales y en la gente que me ayuda a trabajar.
-¿Ropa?
-La ropa la tengo por canje. Canjeo obras por ropa. Lo mismo
con hoteles, pasajes de avión... De todo hago canje... En
cualquier parte del mundo.
-Para ellos es negocio...
-Y para mí también, porque no pago con plata. Me gusta
corromper a la gente con el arte.
Las puertas del ascensor se abren.
8
El banco ahora es de madera. Atrás, una pantalla gigante:
Minujín, con 28 años menos, inaugura, megáfono en mano, el
Partenón de libros en la avenida 9 de Julio. Tan enérgica
ella, tan intensa su imagen, que el imponente Partenón hecho
de 20 mil libros parece poca cosa.
-Mucha gente cree que soy puro marketing.
Al banco llega una señora, una señora bien. Lleva una chalina
muy delicada. Le dice espectacular, que esto (mira alrededor)
es espectacular. Se le llenan los ojos de lágrimas. La besa.
Cuando se da vuelta para irse se ve que bajo la chalina tiene
una remera con la firma de Minujín estampada en la espalda.
-Marta, la señora tiene una remera con tu firma...
-No la vi... ¡Qué locura!
9
A
Minujín le obsesiona mostrarse pura luz y color. Pero a
veces...
-Gala, tu hija, es licenciada en Estudios Internacionales de
la Universidad Di Tella, tiene una maestría en Bolonia y otra
en Políticas Públicas en la Universidad de Pittsburgh.
Facundo, tu hijo, es presidente de arteBA y Senior Country
Officer de J.P. Morgan. Ninguno te salió artista...
-No, por suerte no.
-¿Por suerte?
-Sí, no es una felicidad ser artista. Sufrís mucho...
A
veces se permite alguna sombra.
-Pero a vos se te ve muy feliz...
-Sí, se me ve...
-¿Entonces?
-Se me ve porque me pongo contenta cuando estoy con gente.
Pero si no, no estoy feliz.
A
veces, sin fuegos artificiales.
-Mientras trabajo me siento fantástica. Pero en el intermedio
no me siento bien. En la vida cotidiana, no me gusta
levantarme a la mañana y que venga la vida...
Sin fuegos artificiales.
-Soy bohemia total, me gusta comer cuando tengo hambre, dormir
cuando tengo sueño... Ahora tengo ganas de tomar otro café...
Vamos a tomar otro café...
Le gusta mostrarse pura luz y color.
10
Transcurría 1983 y Franco Macri le había prometido financiar
con 25 mil dólares el Partenón de libros que quería hacer. Un
día, durante una reunión en la oficina del empresario, él le
dijo que no, que no podía. Minujín se paró, fue hasta la
ventana y amenazó con tirarse.
-Bueno, como me creen tan loca... Soy capaz de cualquier cosa,
¿no?
Macri terminó financiando el Partenón de libros.
-¿Estás tan loca como te creen?
-Nooo.
¡No soy loca, soy así!
Mira el reloj: una mala actuación.
-A ver... ¿qué hora es? Son siete y media. Hablamos bastante,
¿no?
11
El taller de Minujín está en el barrio de San Cristóbal. Es
una típica casa chorizo de cuando las casas eran molduras por
todos lados, cuartos de techos altos y un patio central. Ella
está de entre casa: overol blanco y guantes descartables. No
lleva collares, no lleva colores flúo, no lleva sus Ray-Ban.
Sin anteojos su impermeabilidad se ve seriamente dañada.
Parece más vulnerable cuando uno puede mirarla a los ojos. En
el lugar hay dos hombres y tres mujeres: sus asistentes. El
clima es más bien reconcentrado. Fernando Bravo es el único
que habla, desde la radio, en un rincón. Minujín pega tiritas
de tela pintadas con colores flúo en un gran cuadro. Un cuadro
completamente lleno de tiritas de tela de colores flúo. Se las
alcanza un asistente después de embadurnarlas con cola.
-Yo si no trabajo, me muero. Me siento mal.
-¿Y qué hacés los fines de semana?
-Sufro...
Ofrece café. Se saca los guantes.
-Hablemos, pero no más de veinte minutos...
-¿Podemos hablar de la droga?
-Eso fue lo mejor que me pasó en la vida.
Los diarios del 13 de febrero de 2004 anunciaban que el día
anterior la excéntrica artista plástica Marta Minujín había
sido detenida en el Aeropuerto Internacional de Ezeiza, cuando
estaba a punto de embarcarse en un avión rumbo a París.
Minujín, según los diarios, pretendía subir al avión con tres
sobres de una sustancia blanca: cocaína.
-Fue lo mejor: se me acabó la impunidad.
Mientras los medios se hacían una fiesta con la noticia,
Minujín pasaba la noche en un calabozo VIP. Fue una noche de
reflexión.
-Reflexioné. Fue como si mi otro yo me dijera: Con lo que te
gusta ser libre y estás esclava. Y ahí... paf... Se me dio
vuelta la cabeza
-¿Desde cuándo consumías?
-Hacía 20 años. No podía estar ni cinco minutos sin tomar...
Paré hace seis. Los dealers me seguían llamando. Y yo: No,
basta, se acabó. Me decían que nunca iba a poder parar y paré.
Fue lo mejor que me pasó en la vida. Nunca más probé, pero
nunca más.
Nunca más, dice. Casi lo grita.
-Me sirvió ver que no era omnipotente... Que aunque fuera
Marta Minujín me habían detenido... En vez de ganar libertad
la perdía. Fue tan brutal que preferí largar todo.
-¿Y algo de eso se vio reflejado en tu obra?
-Creo que perdí 8 o 10 años de trabajo... Me atrasé. Estaba
pendiente del dealer, de la bolsa con droga, de esconderme
para tomar... Horrible.
12
Minujín está fatigada. Puede pasarse días enteros subida a los
andamios, pegando tiritas de tela. Pero hablar de algunos
temas le consume demasiada energía.
-Te preocupás mucho por mantener a tu familia apartada de tu
imagen pública...
-Totalmente apartada...
-¿Y eso por qué?
-Porque es una parte mía que no tiene nada que ver con el
arte, como la droga. El arte es mi droga más fuerte y mi
motivo de vida; sin arte no puedo vivir. Y la familia no es
suficiente. Cuando dejo de trabajar estoy bien con ellos, pero
que no se mezclen.
-¿Cómo sos como madre?
-Y... normal, como una persona normal...
-¿Sos una señora que hace las cosas de la casa?
-No, señora, no, pero los chicos salieron todos fantásticos...
Son totalmente normales, porque mi marido es normal también.
Es curioso el concepto de normalidad así, sin ningún tipo de
carga, ni positiva ni negativa. Minujín lo usa para hablar de
algo que ella no tiene, que no añora, pero que valora en otra
gente, como su familia.
-No puedo estar mucho con ellos porque me sofoco con su
normalidad. Si estoy más de ocho o nueve días, exploto. No es
una familia típica... No somos pegoteados. Mi marido no sabe
nada de arte, nunca salimos juntos, no tenemos los mismos
amigos. De todos mis amigos ninguno es casado ni tiene hijos.
Son marginales. Ninguno tiene plata, y los de él sí.
-¿Cuánto hace que están casados?
-Desde los 16 años... Tenemos el mismo amor que a los 16 años.
Minujín mira el reloj. Le pide auxilio. "Faltan cinco
minutos", dice.
-¿Hay alguna posibilidad de que hable con tu marido?
-Naaa...
no mezcles. Me lo piden todos, pero yo no mezclo.
-Me intriga bastante...
-Mala suerte, olvídate.
13
El marido de Marta Minujín es un hombre corpulento, calvo, con
anteojos de montura plateada. Lleva pantalones beige, un
llavero con un manojo de seis llaves colgado del cinturón,
camisa celeste con rayas blancas y lapicera en el bolsillo.
Entra en el bar, en la esquina de su oficina, y saluda por su
nombre a Juan y a Ramón, los mozos.
Se llama Juan Carlos Gómez Sabaini. Tiene 72 años. Es
economista; su especialidad es la economía fiscal. Fue
subsecretario de Política Tributaria en los gobiernos de
Levingston, Alfonsín y De la Rúa. Hoy es consultor de
organismos internacionales. Su hobby es el yachting.
Conoció a Minujín en 1959, en una exposición que la artista de
los happenings hacía en Mar del Plata. Dos años después se
casaban y se separaban: Minujín se fue becada a París y él se
quedó en Buenos Aires. Dice que lo primero que le atrajo de
ella fue su ejercicio de la libertad.
Está de acuerdo con el celo de su esposa para con su
intimidad. En un mundo en el que todos exponen sus miserias y
su intimidad más absoluta es bueno que haya alguien que no lo
haga, dice.
-¿Cómo es Minujín como madre?
-Ah... es muy dedicada. Es una persona muy cariñosa. Una
idishe mame.
-¿Idishe mame?
-Sí, (media sonrisa). Aunque ella dice que no, yo creo que sí
(risas). Llama a los hijos todos los días, varias veces. No
pasa día sin hablar con ellos.
-Difícil de imaginar si uno se guía por el personaje...
-El personaje parece que siempre está en lo suyo (hace un
gesto: un giro de la mano en el aire, como si dijera volado).
En un mundo abstracto. No, no, ella siempre fue una madre muy
presente. Las primeras llamadas en las mañanas son para ellos.
-¿Y como esposa?
-Muy buena, espectacular.
-No me refería a buena o mala, sino a cómo es... ¿Algún
detalle?
-Hay cosas que no le gusta hacer. Como a todo el mundo. Por
ejemplo, Marta no cocina.
-¿Cocina usted?
-Sí, si no me muero de hambre (carcajadas).
-Minujín
sigue sin poder comer sentada a la mesa...
-No, desde su infancia. Los padres, que eran bastante rígidos,
la obligaban. Se ve que le quedó un trauma, ¿no? Bueno, ya a
esta altura del partido más vale conservarlo, porque sacárselo
le va a costar un montón de plata (risas). A Marta le gusta
sentarse en la mesa solamente en el desayuno.
-El desayuno lo comparten...
-Todos los días.
-Es el momento del día que comparten...
-Definitivamente. Compartir los desayunos, eso le gusta a
ella.
-¿Qué tipo de salidas comparten?
-El cine, ir a caminar... Vamos a caminar a diario.
-Debe ser difícil andar por la calle con un personaje como
Minujín...
-Ultimamente
se tornó complicado. La paran para sacarse fotos. Como si
fuera..., no sé..., un ícono. Es enormemente querida. La
palabra más común que le dicen es diosa.
-Bueno, también dicen que está loca...
-Sí.
-¿Y está un poco loca?
-No, en absoluto. Es más cuerda que todos nosotros juntos. No
tiene absolutamente nada de loca.
-Me imagino que con ella uno debe vivir todo el tiempo cosas
disparatadas...
-Todos los días... Vivir con Marta es una aventura. Hay que
estar cuidándose, porque se olvida las llaves, deja el gas
prendido, no encuentra los papeles... Es así.
Le suena el celular. Sí, acá estamos, dice. Todo perfecto,
aclara. Es Marta, quiere hablar con vos.
-Hola Leonardo necesito cambiar el día para las fotos al final
estás con mi marido aprovechalo que es una excepción que hice
eh ojo con lo que le preguntás chau...
-¿Qué piensa de la obra de su esposa?
-No lo puedo decir...
-¿Por qué?
-Porque soy parte comprometida en la cuestión. No puedo tener
una visión objetiva. Me parece extraordinaria porque la hace
ella.
14
Tal vez no haya tanto oculto. Tal vez Marta Minujín sea toda
esa alegría disparatada y toda esa oscuridad llena de colores
flúo.
-Juan Carlos, ¿usted reconoce algo de su mujer en el personaje
que ella misma construyó?
-Yo no sé si ella construyó el personaje o el personaje la
construyó a ella. La verdad es que a esta altura no lo sé.
Marta es así. Es una persona con mucha libertad, desordenada,
atropellada, inquieta... Cargada de circunstancias de su
pasado. Lo que suele manifestar públicamente, pero con otra
cara.
Tal vez todo sea una cuestión de caras. Tal vez la verdadera
Minujín sea esa superposición de máscaras que muestra. ¿No es
eso a veces el arte?: máscaras para que veamos los hilos que
las sostienen.
Fuegos artificiales, para que veamos el cielo.
Leonardo
Blanco,
leonardo.sebastian.blanco@gmail.com,
La Nación
RELACIONADA
LAS
MÚLTIPLES MIRADAS DE MINUJÍN SOBRE EL OBELISCO, UN ÍCONO
PORTEÑO
LO INCLINÓ, LO REPLICÓ POR CINCO Y HASTA LO CUBRIÓ CON COMIDA
EN DOS OPORTUNIDADES.
![LA ARTISTA Y SU OBRA. MARTA MINUJIN EN SU ESTUDIO, CON UNA REPLICA DEL “OBELISCO MULTIDIRECCIONAL”.](emprendedor59_archivos/image006.jpg)
LA ARTISTA Y
SU OBRA. MARTA MINUJIN EN SU ESTUDIO, CON UNA REPLICA DEL
“OBELISCO MULTIDIRECCIONAL”.
Dispersa, extrovertida, curiosa, divertida. Así se comporta Marta
Minujín, la artista plástica argentina por excelencia, durante
todo el rato que dedica a narrar ante Clarín su
relación con el arte y el lugar que la vio nacer. Y del relato
surge, enseguida, su fijación con el Obelisco, figura que ella
no tarda en definir como “el ombligo de Buenos Aires, y de
todos los porteños”.
T al es su fascinación con el monumento nacional que, en sus más de
40 años de trayectoria, decidió “intervenirlo artísticamente”
en cuatro oportunidades.
“Los monumentos no son otra cosa que símbolos, y el Obelisco es el
nuestro. Es muy importante para los argentinos. Es impactante.
Cualquier persona que llega a Buenos Aires va al Obelisco. Todo el
mundo sabe dónde está, se ve de todos lados. Realmente lo
considero una genialidad . La gente que viene de otros lugares
puede no saber dónde está el Congreso de la Nación, o la Casa
Rosada, por ejemplo, pero todos saben dónde queda el
Obelisco”, opina.
La primera vez que Minujín fijó su ojo sobre el monumento fue en
1964, cuando lo recubrió con helado de distintos gustos desde
la base hasta los tres metros .
Unos años más tarde, en 1978, cuando volvió al país luego de vivir
unos años en el exterior, decidió “atacarlo” una vez más. “
Cuando regresé a Argentina me impresionó la rigidez de los
militares, que relacioné con la rigidez de la sociedad, y del
Obelisco. Por eso, se me ocurrió que había que inclinarlo, y
después acostarlo ”, explica Minujín sobre su segunda
intervención sobre el Obelisco, una obra de 74 metros de largo
que incluyó en la Primer Bienal Latinoamericana de Arte,
realizada ese año en San Pablo. Además, para complementar su
trabajo, se subió al Obelisco y, desde las alturas, filmó una
película en la que el monumento volaba y finalmente aterrizaba
en la ciudad brasileña.
Un año después, decidió regalarle a “una Argentina en crisis”, el
“Obelisco de Pan Dulce”.
Para ello, ideó un recreación de 30 metros de alto recubierto por
30.000 pan dulces, que luego fueron obsequiados al público .
La obra, además, resultó el primer monumento comestible del
mundo. Esta y otras obras de la artista pueden observarse en
la muestra retrospectiva que se desarrolla hasta hoy en el
Malba, con más de 100 trabajos de Minujín (ver Retrospectiva
).
Su última intervención fue en 2009, cuando presentó el “Obelisco
Multidireccional”.
A través de cuatro monumentos que caían intentó transmitir las
muchas direcciones en la que nos movemos los argentinos.
“Así somos nosotros, a veces estamos up, otras down. No se nos
puede encasillar en un estado, no somos suizos ni franceses.
Los argentinos subimos y bajamos constantemente”, reflexiona
la artista sobre su obra.
La relación de Minujín con el Obelisco se basa en la
“desmitificación del mito universal”, según ella misma la
define. “ La Estatua de la Libertad, la Torre Eiffel, el
Obelisco, son todos mitos”, explica. La idea es intervenir el
monumento para poder derribar el mito, y en base a eso generar
uno nuevo . “Me gustan los monumentos, pero a todos los quiero
acostar. Porque ahí todo se ve de otra manera. Si uno ve el
Obelisco inclinado se descoloca, y al descolocarse crece.
Porque toda la vida estuvo acostumbrado a la perpendicularidad
del Obelisco. Y hoy estamos en un mundo donde eso ya no corre.
Existe lo multifacético, lo multidimensional. Porque así
pensamos los argentinos. Podemos cambiar de presidente, de
moneda, de capital. No hay reglas, acá parece que todo vale”,
justifica Minujín respecto de su fascinación por el monumento
porteño.
MILAGRO
SALA EN PUNTA
Raúl Noro indignado por la "conducta
discriminatoria y ridícula" de los medios
El esposo
de la líder de Tupac Amarú salió a justificar el veraneo de la
pareja en Punta del Este.
![foto perfil.com](emprendedor59_archivos/image007.jpg)
Milagro Sala junto a su esposo, el periodista
Raúl Noro. | Foto: Télam
El esposo de la dirigente social Milagro Sala, Raúl
Noro, salió a justificar su veraneo familiar
en Punta del Este a través de una carta abierta,
después de que Perfil.com publicara
un video en donde se veía a la pareja en un recital
de Charly García en el Conrad.
"La serie de barbaridades, por no decir boludeces,
que tejieron algunos medios en torno a la presencia de Milagro
en el Conrad de Punta del Este, para escuchar un recital de
Charly García, ha superado mi capacidad de asombro. Es que la
discusión sobre ese tema no sólo es banal,
inútil, pacata e innecesaria, sino también
ridícula, discriminatoria y demostrativa del pobre nivel de
conciencia que adolecen algunos periodistas argentinos",
declaró Noro.
Así, el periodista y marido de la líder de Tupac Amarú dijo
que él pertenece a una familia de clase media "de
cierta prosapia provinciana y originalmente conservadora".
Además, declaró que tiene un primo hermano en Punta del Este,
dueño de una casa de artesanías. "Cuando él se enteró que con
Milagro estábamos viajando por Uruguay, nos invitó a Punta del
Este", dijo. Y agregó: "Viajamos todos los años a
La Paloma, La Pedrera, Punta del Diablo o Maldonado".
"En Punta estaba veraneando otro primo hermano de ambos, ex
juez de familia de la Nación, junto a su
señora, camarista
de un tribunal de alzada en Buenos Aires, y
eso nos decidió a ir. Rentamos una casa en Maldonado con unos
amigos, dividiendo los gastos, como cualquier grupo común y
corriente", aclaró Noro.
"Allí nos enteramos, además, que Charly iba a estar en el Conrad de
Punta y decidimos hacer el esfuerzo de concurrir a verlo.
Nunca lo habíamos visto en vivo y en directo y era esa una
oportunidad, quizás única, para escuchar a ese extraordinario
músico popular".
Noro declaró que "lo de
Charly fue extraordinario" y dijo que junto a
su pareja también fueron a escuchar a Liliana
Herrero que
tocaba en un local pequeño.
Milagro Sala ya se había defendido de las críticas por su viaje a
Punta del Este en
diálogo con Radio 10. "¿Por
qué los negros no podemos ir al Conrad?", se
preguntó en esa ocasión la líder de la Tupac Amaru. Esta vez,
sin embargo, Raúl Noro hizo una especie de "mea culpa" con su
carta y trató de aclarar que el veraneo en Punta del Este fue
pura casualidad.
EL BARRIO "CANTRI" DE MILAGRO SALA EN JUJUY
Tras la
entrevista con Jorge Fontevecchia, Perfil.com muestra por dentro la 'ciudad' comunitaria que
levantó la líder Tupac Amaru.Fotogalería.
![foto perfil.com](emprendedor59_archivos/image008.jpg)
Según la Organizacion Barrial Tupac Amaru, en
Jujuy han construido 3400 viviendas desde 2003. | Foto: Sergio
Piemonte
En una entrevista publicada
ayer por el diario PERFIL, la
líder de la organización Tupac, Milagro
Sala, respondió
a Jorge Fontevecchia sobre su
polémico viaje a Punta del Este y
se quejó porque este
medio no publicaba las imágenes de
las actividades de su agrupación y del barrio de 4.000
viviendas que construyó en Jujuy con
los subsidios, en gran parte, que le
entrega el gobierno nacional.
El "cantri
Tupac Amaru" posee viviendas, centros
recreativos, cooperativas
de trabajo, centros de "integración
comunitaria" y colegios que nuclean a miles de jujeños. De
hecho, la dirigente kirchnerista posee una imagen de
aprobación muy alta entre
los sectores bajos de esa provincia.
ENTREVISTA A MILAGRO SALA
“¿POR QUÉ NO PODEMOS IR A PUNTA?”
El 13 por
ciento de los jujeños la elegiría gobernadora. Fue adoptada,
construye casas mucho más baratas que la industria y habla de
todo, incluso de sus vacaciones en Punta del Este.
![](emprendedor59_archivos/image009.jpg)
“Es como que nos estuviesen diciendo que los negros no podemos
pisar esos lugares que pisa cierta parte de la sociedad. A mí
me agarró, no bronca, pero sí molestia.”
—¿Cuál es su versión sobre las controvertidas fotos suyas en Punta
del Este?
—No estuve parando en ningún hotel de Punta del Este. Estuve
en Maldonado con varios amigos. Hace entre ocho y nueve años
que voy al Uruguay. Me pareció muy chocante que se me
cuestione porque estuve en un recital en Punta del Este. Es
más: no estuvimos dentro del Conrad, sino en el garaje, donde
se montó un escenario. Y esto de incriminarme porque me comí
un pancho fue algo injusto. ¿Por qué no nos sacamos la careta
y dejamos de ser hipócritas? Porque muchos de los que dijeron
“Milagro en Punta del Este” son los que este año se están
cuidando porque hay elección. Pero, ¿por qué no revisamos a
dónde fueron de vacaciones años anteriores? Nos quedaríamos
horrorizados. Algunos me relacionaban con el menemismo, y una
de las personas que combatió al menemismo fui yo. En Jujuy, el
menemismo nunca pudo hacer un acto. Ni el mismo Menem.
—¿Su primer reflejo al ser fotografiada fue esconderse?
—No. Si me hubiese querido esconder, no me habría puesto a
saltar. El que hace llegar esa foto debió mandarla completa.
Había que ver cuando yo estaba muy adelante; no nos quisimos
sentar y nos paramos adelante y comenzamos a saltar un pogo en
pleno recital de Charly García. Había varios fotógrafos.
Incluso había un muchacho que filmaba continuamente. Y no me
filmaba tan sólo a mí, sino a todo el público. Insisto: si me
hubiese querido ocultar, no me habría puesto adelante a saltar
pogo. La verdad es que me he sentido feliz porque era la
primera vez en mi vida que iba a un festival.
—¿Le gusta Charly García?
—No tengo todos los discos de Charly, sino que hay algunos
temas que me gustan mucho. Nunca pude ir a un recital. No soy
de salir a los bailes. A las altas horas de la noche prefiero
desarrollar mi energía en la organización, y no andar
tonteando por ahí.
—Dice que hace muchos años que va al Uruguay. ¿Siempre a Punta del
Este?
—No. Nosotros caemos por Maldonado, y de ahí nos vamos
caminando para el fondo…
—¿Para La Paloma?
—Para La Paloma, o nos vamos a Punta. Mi marido tiene un primo
en Punta del Este que tiene una casa artesanal, y tiene un
primo camarista. Y estuvimos con ellos, charlando. Yo creo que
la sorpresa de muchos es: “¿Cómo es que Milagro tiene familia
por parte del marido en Punta del Este?”. Punta del Este es
una ciudad como cualquier otra para mí. Yo estuve unas horas,
nada más. Fuimos a ver la familia y justo vimos lo del recital
y bueno: “Vamos, vamos…”. Los chicos se burlaban porque cuando
comenzamos a juntar la plata, decían: “Vos sos la mamá, pagá
vos”. Y justo apareció un amigo de mi marido que nos hizo
pasar.
—Usted contó que sabía que algunos querían desprestigiarla (N.d.R.:
Luis D’Elía, a quien no desea mencionar). Quien tomó la foto,
¿pudo haber tenido ese objetivo?
—No sé. La nota que sacó el periodista no me molestó, sino que
me ha inquietado. Pero es como que uno tendría que pedir
disculpas porque fue al Conrad a ver un recital. Y no hay
razón para que tenga que hacer eso. Después nos llamó
nuevamente el periodista de Punta del Este y me dijo que me
quería hacer una nota, y entonces yo le dije: “Mirá, si vos me
hubieses hecho una nota preguntándome por qué yo estaba ahí,
yo no tenía problema de abrirme; es más, te hubiese invitado a
la casa donde alquilamos. Pero vos primero hiciste la nota y
después venís y me preguntás por qué”. Estuvimos con mucha
gente conocida saltando, contentos, la verdad, porque en
momentos que a veces uno está libre con la familia, uno se
siente bien. Y tampoco estuve con mis hijos, porque mi hija
estuvo en Brasil. Mi hija es del Seleccionado, acá, de
handball, y fue a una competencia en Brasil. Salieron
terceros.
—La información que circula es que alquiló una casa del condominio
Marina del Este en Punta Ballena a la inmobiliaria Punta
Ballena.
—Sí. Alquilamos el grupo de amigos. Todos pusimos plata.
—Y que la casa se pagó 10 mil dólares por la primera quincena de
enero.
—No, fue menos y éramos cuatro matrimonios (le alcanzan un
papel con las cuentas: pagaron 28 mil pesos, 7 mil dolares,
entre cuatro matrimonios, 7 mil pesos cada uno).
—Usted dijo: “¿Por qué una colla no puede ir al Conrad?” ¿Puede
ampliarnos esa idea?
—Como que nos estuviesen diciendo que los negros no podemos
pisar esos lugares que pisa cierta parte de la sociedad. A mí
me agarró, no bronca, pero sí molestia. ¿Por qué no podemos
estar ahí si nosotros no robamos a nadie?
—¿Es racismo?
—Sí, porque ahí nos cruzamos a varios correligionarios, de los
que nadie dijo nada.
—Si son peronistas, mientras sean blancos, no pasa nada.
—Exacto.
—¿Por el color de su piel?
—Exacto. “¿Qué tiene que hacer ella acá entre medio de
nosotros?” ¿Por qué no puedo? A nosotros, los abuelos de los
pueblos originarios nos enseñaron que antes no éramos América,
no era Argentina, no era Chile, no era Uruguay, no era Brasil.
Era todo una sola Abya Yala (nombre que le dan al continente
americano organizaciones, comunidades e instituciones
indígenas y que significaría “Tierra en plena madurez” o
“Tierra de sangre vital”).
—Y el Uruguay también era parte de la Abya Yala.
—Exacto. Es todo charrúa, es nuestro. Hubo un grupo de gente
que se apropió de esto, pero si volvemos atrás, la historia
nos cuenta que esto era nuestro, que tenía un valor del
corazón. Que es donde podíamos plantar y cosechar, donde
podíamos vivir tranquilos, donde podíamos tener nuestros
pájaros, nuestros animales. Libres.
—La única crítica seria que pueden hacerle, dado que recibe fondos
del Estado, es sobre cómo pagó su viaje.
—Mi marido tiene tres trabajos, yo también estoy trabajando.
Nosotros nos podemos dar esa clase de… Hace diez años que
nosotros estamos yendo por ahí. Y justo hoy, época de
elecciones, descubren a Milagro Sala. ¿No será porque Milagro
Sala es kirchnerista? ¿No será porque no hay cómo combatirla?
¿No será porque es peligrosa para algunos sectores políticos?
En Jujuy no hubo ningún compañero de nuestra organización que
haya dicho: “Vamos a sancionar a Milagro Sala por haber ido a
Punta del Este”.
—El tema económico es el punto central. No es que no pueda pagarse
las vacaciones en Punta del Este, sino que existe una
acusación previa respecto de su patrimonio, y esto de las
vacaciones en Punta del Este podría ser simbólico. En 2003, en
su declaración jurada no tenía patrimonio, y hoy hay una
denuncia en la Justicia Federal de que su patrimonio personal
actual es de 3.734.000 pesos.
—Eso dice Gerardo Morales.
—¿Su patrimonio personal incluye muchas casas, como se denuncia?
—No. Yo tengo una sola casa que está a mi nombre. Es más, se
hizo una investigación en la que se verificó que lo que dice
Gerardo no es así. Por ejemplo, la casa donde vivo no es mía.
Es de una tía mía y era de mi abuelita. Donde yo vivía me
habían robado. Entonces mi abuelita me dice: “Andate a esa
casa, que nosotros no la estamos ocupando”.
—¿Eso cuándo fue?
—Hace diez años.
—O sea, antes de que usted pudiera tener dinero del Estado y
existiera su Fundación.
—Yo toda la vida me he roto trabajando. Vengo criando niños y
jóvenes desde que tenía 25 años. Ya tengo por lo menos cerca
de treinta jóvenes criados. Y mi marido también ha trabajado
toda la vida. No es que nosotros hemos tenido un pasar negro.
¿Nunca tuvimos nada y de la noche a la mañana tuvimos todo?
Nunca fue así.
“Ya que estamos en tema –interviene Raúl Noro, marido de
Milagro Sala y secretario de Comunicación de la Organización
Barrial Túpac Amaru–, nosotros hemos ganado un juicio de cerca
de un millón de pesos hace tres meses.
—Analicemos el prejuicio. Mar del Plata, en los años 40 y 50, era
comparable a lo que hoy es Punta del Este: el lugar más
deseado. Y los sindicatos comenzaron a comprar los hoteles
donde antes iban la clase media alta y la clase alta, que
tenía un valor simbólico: era ese lugar al que el obrero no
podía acceder. Cuando usted le puso Cantri, con ‘a’ e ‘i’
latina, a la puerta del barrio que construyó, ¿fue un gesto
reivindicativo de lo que antes era inalcanzable?
—Exacto. Ahora se puede. Las organizaciones sociales hoy
parece que fuésemos, para algún sector, los enemigos de la
Argentina. Porque muchas organizaciones sociales, cuando nos
pusieron la plata para construir viviendas, no sólo las
construimos, sino que construimos el barrio que en algún
momento soñamos. Es el barrio donde tenemos la fábrica, donde
podemos ir a trabajar sin trasladarnos cuatro o cinco horas.
Donde tenemos el centro de salud, la escuela. Donde tenemos
también un polideportivo con la pileta de natación. Donde
caminamos tranquilos.
—Sí, pero se puede hacer todo eso y no ponerle Cantri o sin hacerle
un parque acuático y otro temático con reminiscencias de
Disneylandia. Mi pregunta es si hay gestos reivindicativos que
tienen un valor simbólico, más allá de lo utilitario.
—Tiene... He vivido en la década del 90. Hemos sufrido
atropellos, discriminación. Uno cuando era chica no podía
tener una pileta de natación. Todo lo malo que tienen que
pasar los padres, no lo tienen que pasar los hijos. Por eso,
en el barrio quisimos poner lo mejor para nuestros niños. Un
compañero decía: “Ah, yo quiero tener una pileta con la foca,
todo eso que hemos visto en la televisión”. Hagamos una foca.
Todo el mundo, todos los que trabajan dentro de la Fundación,
pusieron cuál era la idea de lo que quería cada uno.
—Su sueño.
—Exactamente. Cada parte de nuestro barrio tiene el sueño de
cada compañero. Una compañera que vino muy mal de Buenos Aires
por trabajar en una fábrica textil, decía: “Qué mal la he
pasado, cómo me explotaron. A mí me gustaría tener una fábrica
textil para que hagamos...”. Y le dijimos: “Podemos tener una
textil”. Y lo hicimos.
—La fábrica tiene una lógica utilitaria y material. Ponerle Cantri,
no: es simbólico.
—Reivindicativo. ¿Quién puso “Bienvenido al Cantri del
Autoparque”? Los mismos jóvenes. Y lo hicieron en un tono
desafiante. Fue una discusión, porque ellos dijeron: “Así como
los ricos tienen su propio country, un lugar privado donde
nosotros no podemos entrar, este lugar es nuestro”.
—Como le decía, simbólico.
—Sí. Nosotros no renegamos de cierta clase de ricos y blancos.
Porque hay ricos que se han roto trabajado toda una vida. A
ellos les tenemos muchísimo respeto. Los ricos que nosotros no
queremos son los que se hicieron ricos a costas de los que
menos tienen, y haciendo política. Sentados en una banca desde
que son jóvenes hasta el día que se mueran.
—Que lucran con el Estado.
—Exacto. Y que nunca han presentado una declaración jurada
verdadera. Y, por supuesto, tienen testaferro, testaferro,
testaferro y testaferro.
—Cuando Perón regresaba a la Argentina, en los 70, los sectores
juveniles de su partido cantaban: “Qué lindo, qué lindo, qué
lindo que va a ser, el hospital de niños en el Sheraton
Hotel”. ¿Encuentra alguna relación entre aquella demanda
reivindicativa y lo que venimos hablando?
—Sí. Una cosa es un gesto reivindicativo y otra cosa es un
gesto desafiante. Yo no voy a desafiar a los hermanos
uruguayos porque tengo muchos amigos y familia ahí. ¿Milagro
Sala de dónde viene? Mi familia es de clase media. Mi mamá,
supervisora en el Hospital de Niños, mi papá trabajó en la
Universidad Nacional de Jujuy, era el ecónomo de ahí. Y cuando
ellos cobraban, nosotros nos íbamos a comer a un restaurante o
a una confitería. O nos íbamos de vacaciones. A veces, cuando
hablan de Milagro Sala, dicen piquetera queriendo denigrar...
—No estaba desocupada.
—No era desocupada. Toda la vida he trabajado. Me gusta
trabajar, me encanta ganarme la plata honradamente. Cuando me
fui de mi casa a los 14 años, cuando descubrí que mi mamá no
era mi mamá y mi papá no era mi papá... me di contra la pared.
Descubrí que había mucha gente que no tenía qué comer, que era
dura la calle, que no era fácil tener un trabajo. Yo he vivido
dos vidas. La vida de tener todo…
—Hasta los 14.
—Sí. Y la vida de no tener nada. ¿Sabe qué me ayudó a mí a
levantarme? La formación que me dieron mis padres. Ellos me
enseñaron que a la vida había que saberla valorar, que es como
una empresa que hay que saber administrar para que, cuando el
día llegue en que se es viejo, uno no se tenga que arrepentir
de nada de lo que hizo.
—¿Sería bueno que en Punta del Este, como sucedió en Mar del Plata,
los sindicatos comprasen hoteles?
—No. No me gusta desafiar a los demás. ¿Por qué tenemos que
desafiar a los lugares donde se va? Hay sectores que les gusta
desafiar por desafiar. Si se vive desafiando continuamente, en
algún momento te golpeás con la pared. Y es feo golpearse.
—El mayor creador de las telenovelas de Brasil repite desde hace
treinta años: “Los pobres adoran el lujo, sólo a los
intelectuales les gusta ver pobreza”. Es decir que al pobre le
gusta la riqueza como a todo el mundo.
—Hay muchos sectores de izquierda que son de clase alta. Van a
la universidad y el día lunes dicen: “Estuve en la villa tal”.
Se van a dar un baño de pobreza. No viven en la villa, no
sienten la necesidad que siente el que menos tiene. Nosotros
renegamos de esos que dicen “queremos hacer la revolución en
Latinoamérica” y al pobre lo quieren seguir manteniendo pobre.
Y cuando ven que el pobre se compra una zapatilla mejor… “Ah,
ya es delincuente”, “Ah, ya es narcotraficante”. Pero a los
que son narcotraficantes, a los que roban no les dicen nada.
¿Por qué el pobre no puede subir su calidad de vida?
—Una de las tres materias obligatorias que su organización enseña
es Autoestima.
—Autoestima, sí. Muchos de mis compañeros que vienen de la
villa son renegados sociales porque les hacen toda la croqueta
de que nunca van a salir de la villa. Nosotros hemos
demostrado muchísimos cambios sacando a los compañeros de la
villa, llevándolos a estudiar, enseñándoles que éste es el
camino que tenemos que andar los argentinos. No el de la
violencia ni el de la droga. Y fíjese que muchos compañeros
nuestros han cambiado. Y hoy están orgullosos de si tienen un
auto, si tienen una moto, orgullosos de abrir la puerta de su
casa y tener todo: un televisor, una heladera, un DVD.
Orgullosos de lo que son ellos.
—¿Desconfía de la revolución por las armas?
—Por supuesto. La teoría de muchos partidos de izquierda es
que hay que prepararse para la revolución de las armas. No
quiero armas para mis jóvenes. Valoro mucho la vida del ser
humano. Para los jóvenes de la Argentina quiero estudio,
salud, educación, trabajo digno. Aquí, en Jujuy, hay
campeonatos de básquet, de matemáticas. La Túpac, la escuela
primaria y secundaria, y el barrio nuestro, donde han
participado, han sacado los primeros premios. Si no es el
primero, fue el segundo o el tercero. Perder, no.
—¿En eso reside la diferencia entre los partidos de izquierda y el
peronismo?
—Eso es. Muchas veces dijimos que el Estado tiene obligación
con nosotros. Desde los sectores de la izquierda también lo
dicen. La diferencia entre algún sector de la izquierda y
nosotros es que nosotros decimos que también tenemos
obligación con el Estado. La izquierda dice: “El Estado me
tiene que dar trabajo, salud, vivienda, me tiene que dar el
mundo”. Pero, ¿qué hacen para ganarse el mundo? El típico: los
planes Trabajar. Doy un Plan Trabajar y pregunto: “¿Qué me das
a cambio vos? No me des plata, haceme un trabajo comunitario”.
—¿Enseña cómo trabajar?
—A trabajar y a tener una cierta disciplina, a decir: “Así
como me dan, tengo que devolver”. Porque es la única manera
que se pueda cambiar de cabeza. No les podemos decir que
tenemos que vivir mangueando. Una vez, dos veces, tres veces
nos pueden dar, y después te rebajan como ser humano. Cuando
se entrega el Argentina Trabaja, se les saca entre 300 y 400
pesos al compañero.
—Los punteros políticos.
—Y de todos los sectores se le saca plata a la gente. Nosotros
no le sacamos plata a la gente y nos miran de otra manera.
Queremos el cambio.
—¿Un ascenso social?
—Es cierto. Acá no hay que descender, hay que tratar de subir
y equiparar. Si se trabaja honestamente, como vio trabajar a
los compañeros de la Túpac, ¿por qué no se pueden comprar un
televisor, o un plasma, como tienen los ricos? ¿Por qué no se
pueden comprar una moto, zapatillas Adidas? Esa es la
discusión con algunos sectores de la clase alta.
—Y aquellos que ven a la pobreza como folclórica.
—Claro, o alguno que dice ser dirigente. Nosotros no armamos
un pelotón de desocupados, sino que formamos conciencia.
Discutimos con los compañeros en las asambleas populares cuál
es el futuro de la organización. Lo que no se puede hacer es
obligar a que todos piensen igual. Lo que nos molesta es que
nos dicen: “¿Por qué tenés que tener vos un plasma? ¿Por qué
tenés que ir a Punta del Este?”. Hijo, me mato laburando
durante todo el año. Una vuelta, vamos a Buenos Aires con los
compañeros, y el ascensorista le dice a uno de mis compañeros,
al Chacho, que tiene la piel un poquito más morocha que la
mía: “Che, ¿en Jujuy hay esto que se llama ascensor?”. Y el
compañero le responde: “Sí, pero no hay un pelotudo como vos
que se pasa todo el día apretando botones”. Ese es el ejemplo
de cómo nos discriminan.
—¿Usted destaca que el subsidio que reciben es para pagar sueldos
por trabajo productivo y no por indigencia?
—A nosotros nos dieron plata para construir viviendas.
Construimos viviendas. Si nos sobra plata, no va para el
bolsillo de Milagro Sala, va para el bolsillo común: los 3800
laburantes. ¿Qué hace falta en el barrio? ¿Una pileta grande
porque la que tenemos es chiquita? Hagamos una pileta grande.
—El barrio, ¿qué tiene?
—El barrio tiene cinco fábricas: la metalúrgica, la textil, la
fábrica de caños, la bloquera y… Tiene un centro de salud
grandísimo, el Parque Acuático, el estadio de fútbol, una
cancha de rugby, está teniendo el Cemir, que es una escuela
para niños discapacitados con problemas genéricos, y también
tiene la cancha de básquet. Tiene la pileta climatizada, tiene
un grupo de médicos que los atiende continuamente. Estamos
terminando de instalar el canal nuestro. Tenemos cíber, un
supermercado. Eso es lo que está en el barrio. Tenemos un
tomógrafo. El pobre padre ha hecho que construyamos una
iglesia y no tiene feligreses, pobrecito.
—¿A la iglesia no va nadie?
—Van, pero muy pocos. Nosotros le construimos la iglesia, y un
día me cita y me dice: “Milagro, muy hermosa la iglesia que me
has construido, pero te voy a pedir un favorcito: hacé que la
gente vaya a la iglesia”. Y le dije: “Padrecito, yo ya hice lo
bruto, hice la iglesia. No me pida más de lo que puedo”. La
gente no va mucho a la iglesia ahí. Yo soy católica a mi
manera.
—El himno de su organización, canta: “Porque sólo la verdadera
revolución, que pelea por el trabajo, la salud y la educación.
Quiero una vida digna, que lo parió, y voy a dejar la vida
luchando de corazón”.
—Exacto: trabajo, salud y educación, y volver a recuperar lo
que en algún momento nos robaron a nosotros, que es la
dignidad, la alegría y las ganas de vivir un poco mejor.
—¿Trabajo es autorealización?
—Hay que trabajar. Algunos dicen: “El Estado me tiene que dar
esto, esto y esto, y yo no tengo que hacer nada”. No es así.
Si uno, como padre, hace eso, ¿qué puede ser del futuro de su
hijo?
—¿Aspira a ser autónoma cuando se acabe el subsidio?
—Tener autonomía. Nosotros tenemos las cinco fábricas y hoy ya
estamos vendiendo cosas a Salta, Tucumán: ropa, sillas, mesas,
camas. Pero queremos entrar mucho más fuerte en el mercado
comercial. Hoy ni el Estado provincial ni el Estado nacional
nos dan subsidios para mantener nuestras fábricas. Nos
autogestionamos.
—¿Le molesta que a Ledesma le den subsidios?
—A Ledesma, a Pérez Companc, a muchas empresas que realmente
tienen mucha plata les dan subsidios, y a nosotros no nos dan.
No nos sorprende cuando dicen: “La Túpac Amaru recibe ocho
millones de pesos”. Me dan ocho millones de pesos para
construir viviendas. Y los estiramos como chicles.
—¿Llegarán a ser tan autosuficientes como para sobrevivir cuando
algún día cambie el gobierno y no tengan esos ocho millones de
pesos?
—Estamos teniendo las fábricas que, más o menos, están
trabajando bastante bien, y este año nos estamos largando a
decir: “Si no se utiliza plata de la construcción, a ver cómo
se pueden pagar los sueldos de los compañeros de las fábricas,
cómo seguimos vendiendo a Salta, a Tucumán”. En el tema de
salud, dijimos: “Este año no vamos a sacar plata de
cooperativa. Vamos a ver si se saca con los cinco pesos que se
les cobra a los compañeros de afiliación”. Con cinco pesos,
¿qué está cubierto? El servicio de sepelio, todo lo que
significa operación, internación, medicamentos, anteojos,
tratamiento de conducto, prótesis. Es una pequeña obra social
donde no pagan más de 15 mil compañeros la cuota.
—Sobre 70 mil que atienden.
—No sólo atendemos a los compañeros de la Túpac, sino que
estamos atendiendo a compañeros del barrio. En la Argentina no
sólo Jujuy necesita, sino también otras provincias, y el
Estado también tiene que decir: “Quizás este año, o el otro
año, le dejo de dar a Jujuy porque ya se puede autogestionar.
Mandemos a otro lugar donde necesitan”. Está bien, si a
nosotros ya nos dieron la posibilidad de que nos podamos
autogestionar, y aprendimos. No fuimos contadores, y
aprendimos a manejar plata. No fuimos arquitectos, y
aprendimos a construir viviendas, fábricas, la sede central,
colegios.
—¿Por qué tanta gente la acusa de violenta?
—Veamos el contexto, ¿qué tanta gente?
—Si se pone su nombre en Internet, lo que sale en las primeras
cuatro o cinco páginas son acusaciones. Que tiene un espíritu
prepotente, que le pegó una piña a un empleado de seguridad
del Banco de Acción Social, que le dijo al ministro de
Gobierno “pelotudo de mierda”, que es la nueva dictadora de
Jujuy, que anda continuamente con sus ‘perros guardianes’.
—Tengo una pequeña carpetita que muestra a los que me acusan
de violenta y me hicieron toda esa fama, concejales del
radicalismo, cómo toman la municipalidad, cómo queman gomas,
cómo secuestran a una jueza siete horas. Cómo les pegaron a
los compañeros nuestros y nos quisieron robar tierras donde la
Túpac estaba construyendo viviendas. Yo voy a hablar con
pruebas. Gerardo Morales tiene bastante inversión ahí.
—Eso, lo que mostraría, Milagro, es que Morales también sería
violento.
—Obviamente.
—Pero no explica por qué usted debiera ser violenta.
—Nos dicen que somos violentos porque decimos: “Queremos que
dejen la corrupción a un costado, ustedes les están dando
cierta cantidad de plata a cierta empresa que no hace las
obras”. A eso lo llaman violencia, porque no tienen cómo
justificar que no hicieron nada. Estos personajes que dicen
que soy violenta, que demuestren qué hicieron por Jujuy. ¡No
hicieron nada!
—Cuando la cita un juez y va con una cantidad de personas de su
organización, ¿siente que está coaccionando al juez?
—No. Yo quería ir sola. Incluso se quedaron casi media cuadra
antes de llegar al juzgado. Había tres policías nada más. Si
hubiésemos querido violentar, habríamos entrado con todos los
compañeros, y no se entró. Es más: tengo testigos de que
pagaron mucha plata para que este chango me acuse de lo que me
acusó.
—¿A cuál chango se refiere?
—A Arellano, que dijo que Milagro fue la que organizó todo
para el escrache de Gerardo Morales.
—¿Rompieron realmente el colegio de Ciencias Económicas cuando iba
a hablar Gerardo Morales?
—Yo no estuve ahí, estaba en Monte Rico. Estuvieron compañeros
sí de organizaciones sociales.
—¿Los hechos de violencia no son su responsabilidad personal, ni
exclusivamente de Túpac Amaru, porque hubo otras
organizaciones sociales también?
—No, no. No estuvo la Túpac Amaru en ese hecho.
—¿Seguro? ¿Ni siquiera participando junto a otras?
—No estuvo. Pagaron a gente para decir que yo organicé todo
eso, y que estaba cerca de ahí. Estuve en Monte Rico, que son
60 kilómetros de acá, haciendo una asamblea porque íbamos a
comenzar a construir casas. Sí estuvimos en la comisaría
cuando habían detenido al compañero preguntando qué es lo que
pasó. A nosotros nos dicen: “Lo que pasa es que Milagro Salas
–perdóneme la expresión– putea a los jueces. Nosotros fuimos
testigos de cuando Gerardo Morales iba todos los lunes a ver
al juez federal para apretar, para que me imputen. Vimos cómo
aprieta a varios jueces acá. Yo nunca puse un juez. Y a mí,
cuando me tuvieron que marcar los dedos, me marcaron los
dedos.
—¿Tomó el Concejo Deliberante?
—No hubo toma, esperamos reuniones. ¿Y por qué? ¿Alumbrado y
limpieza cuanto querían cobrar? Hicimos todo un estudio.
Fíjese cuánto por ciento quería aumentar las tarifas.
—¿300 a 400 por ciento?
—Sí. Para toda la Capital. Por eso nosotros fuimos a decir que
esto no íbamos a permitir que se apruebe, porque nos
perjudicaba a todos; 25 organizaciones sociales y muchos
jujeños que no tienen que ver nada con las organizaciones, y
muchos empresarios también estuvieron ahí. Los radicales
decían que nosotros los habíamos apretado, y resulta que
salieron los concejales del PJ a decir: “Mentira. La Túpac
nunca apretó a ningún concejal adentro del Concejo
Deliberante”.
—¿Se arrepiente de acciones que contribuyeron a su imagen violenta?
—Quizás en algún momento nos habremos equivocado. Cuando
nosotros salimos a decir que es injusto que nos metan la mano
en el bolsillo, somos violentos. Hacer esta escuela para ellos
es violento. Dicen: “Los violentos de la Túpac, que pegan a la
gente, que ladran, que muerden, que usan armas”. Y es
totalmente mentira. Ellos son los que generan por los Twitter,
por los medios, que somos violentos. Si Milagro Sala hubiese
secuestrado a una jueza por ocho horas, habría estado
escrachada en todos los lugares. Los radicales lo hicieron el
año pasado, y no salió en ningún medio nacional. Algunos
hablan de que hay que respetar las instituciones, y los
primeros que no las respetan son ellos.
—Declaró que sabía que mucha gente la ama en Jujuy, y mucha gente
la odia. ¿Por qué hay gente que la odia?
—Hay algunos que defienden lo que creen que uno les está
robando. Entonces, tratan de generar ese discurso porque
sienten que lo que nosotros estamos teniendo, la construcción,
los trabajos sociales, la educación, la salud, lo tendrían que
haber hecho ellos. Y cuando tuvieron la oportunidad, se
robaron todo.
—¿Lo que usted hace los deja a ellos sin un negocio?
—No sólo eso, sino sin argumentos para poder explicar a la
gente por qué nunca pudieron hacer nada por ellos.
—Cuando fue citada por la policía el 14 de
septiembre, dijo: “Dicen los políticos que somos violentos
porque las organizaciones sociales les estamos disputando a
los políticos una parte de la torta”.
—Exacto. Porque en la construcción se sabían llevar todo, y
decían que no daba ganancia. Y nosotros hemos demostrado que
la construcción no sólo da ganancias, sino que se puede
construir casas y todo lo que nosotros hemos construido: 18
polideportivos con pileta, escuelas, centros de salud.
—¿Usted dice que su eficiencia los desenmascara?
—Es así. Hace tres años les decíamos a los legisladores que
nosotros queríamos empezar a arreglar las escuelas de Jujuy.
Había un grupo de empresas constructoras que usaban 5 millones
de pesos para arreglar las escuelas. Y salían en la
televisión: “Nosotros arreglamos cincuenta escuelas”. Y 49
escuelas no estaban arregladas. Se morfaron la plata. Y
nosotros demostramos que no hay que morfarse la plata, hay que
arreglar la escuela porque van los hijos...
—Para que aparezcan en Internet las cosas que aparecen de usted,
tiene que haber un móvil. ¿Su tesis es que les quita un
negocio y deja en evidencia la ineficiencia de determinados
contratistas, determinados políticos?
—Las dos cosas. Eso dicen que es violencia. “Ah, la Milagro
nos viene a prepear acá, a la Legislatura, nos putea”. Perdone
la expresión. Es lo mínimo que les puedo decir porque ellos
roban la plata y no arreglan las escuelas. Porque hay un
montón de escuelas que se estaban cayendo, que no tenían luz,
no tenían calefacción, no tenían nada. Y sin embargo, cuando
nosotros comenzamos a arreglar eso, comenzó a cambiar la
historia. Esa es la violencia que ellos dicen que nosotros
generamos.
—También se la acusa de acostarse con jovencitas.
—Eso es invento. Que me perdone la ley gay, pero a mí me
encantan los changos. Eso quiero aclarar. Mi marido está de
testigo, ¿o no, vida mía?
—Y la acusan de tener 500 armas registradas...
—A nombre mío, dicen.
—Y de estar vinculada con el paso de droga desde Bolivia.
—Si yo hubiese estado relacionada con la droga, no habría
entregado esta carpeta a la Federal, a la Gendarmería, a la
Policía de la provincia, al gobernador con la cantidad de
lugares y cómo se vende droga a los jóvenes. Vivo combatiendo
la droga porque es la peor mierda que revienta el mate a los
jóvenes nuestros.
—¿Los políticos en campaña, que antes daban comida,hoy, además, dan
droga?
—Miseriaron
a la gente. Antes era el choripán y el vino. Hoy a los jóvenes
les dan pasta base para que estén violentos.
—¿Alguna vez se drogó?
—No. Tomaba cerveza, sí.
—Y el caso de Lucas Arias, un joven que murió después de haber
sufrido una fractura de cráneo…
—Mentira. Murió de leucemia, reconocido por la propia página
de su organización.
—¿La gente de la Túpac Amaru le pegó en la cabeza en algún momento?
—Entre todos nos agarramos. Fue una escaramuza. Tuvimos un
problema con ellos, pero a los dos años recién se enfermó él.
No tuvimos nada que ver con su muerte.
—¿Cobraron más los del otro lado?
—No, nosotros cobramos más. Ellos eran muchos más que
nosotros. Nosotros nos íbamos corriendo. Ellos venían
directamente y nos cagaban a palos.
—¿Por qué el Perro Santillán y su organización tienen esa
competencia con usted?
—No sé si él compite conmigo. No tengo que competir con él.
—Están muy peleados…
—Eso era antes. Ya pasó.
—¿Era una competencia por espacio? ¿Por subsidios?
—“Se fue canalizando todo esto poniendo a Milagro como
responsable de cada encuentro que había –interviene nuevamente
Raúl Noro–. Se cruzaban los nuestros con los de ellos:
‘Milagro mandó a provocar’. Le hablo de 2006, que nosotros nos
movilizamos y había fuertes represiones en Jujuy de la
policía. Y cualquier evento que pasaba, era Milagro que
mandaba. Y era totalmente mentira.”
—¿A qué lo atribuye usted?
—Porque no quieren reconocer que hacemos cosas. Desprestigian
para que nos den la espalda. Nosotros no vamos a conseguir
fama por el periodismo, vamos a conseguirla por las cosas que
hacemos, por cómo trabajamos.
—El boca a boca.
—Exacto. Siempre dijimos que la mejor prensa que podemos tener
es que nosotros trabajemos.
—¿Hubo cambios en 2006?
—No. Mucho antes, de 2003 a 2004. Las organizaciones salían a
la calle durísimamente, cortaban las calles, las rutas, y
prohibían pasar por el lugar.
—¿Cortó la ruta a Humahuaca?
—Nosotros nunca cortamos rutas. Por eso decimos que no somos
piqueteros. Respetamos al piquetero, pero nosotros nunca
cortamos rutas. Si teníamos conflicto en Casa de Gobierno,
íbamos y entrábamos ahí. Si teníamos conflicto con la
Legislatura, íbamos y entrábamos ahí. Si teníamos conflicto
con Infraestructura, íbamos y entrábamos ahí. Cortaron las
otras organizaciones, la CCC, la del Perro (Santillán).
Nosotros no somos piqueteros.
“Hay una nota muy interesante que sale en Internet –dice Raúl
Noro–, donde éramos provocados… A mí me tiraron un auto los
patovicas del Perro, de noche. Y nunca lo denuncié a la
policía. Nos provocan, nos provocan, y siempre somos los malos
nosotros. Hicimos una movilización, fuimos todos con garrotes,
llegamos al predio del Perro y qué hicimos: tiramos todos los
garrotes a la calle porque no íbamos a pelear. Si entra en
Internet, lo va a ver. ¿Cómo vendieron esa imagen? Que
nosotros les íbamos a pegar, y fuimos a tirarles los palos
para demostrarles que no vamos a pelear con ellos.”
—¿Tiraron los palos?
—Tiramos los palos y agarramos los megáfonos y dijimos:
“Perro, vos querés enfrentar pobres contra pobres, y nosotros
no te lo vamos a permitir. Y como un acto de repudio
entregamos todos nuestros garrotes, no nos vamos a pelear con
los compañeros”. Les dejamos los garrotes y nos fuimos. Ahora,
el Perro dijo que nosotros le íbamos a tomar el galpón, que
somos siempre los mismos violentos, que queremos pegarle a la
gente.
—¿Ustedes presionaron a un shopping para que les diera cinco
locales?
—Mentira. Vino la Donda (Victoria), junto con el Perro, y fue
a tomar tierra implicada en Humahuaca. Quitaron un albergue de
los pueblos originarios, y eso no salió en ningún lado.
—Paso a lo personal ahora. Que se llame Milagro, ¿es una señal de
algo del destino?
—Mi mamá me puso Milagro porque era la primera hija mujer que
tenía; ya tenía tres hijos varones.
—¿Su mamá de adopción?
—Sí, la que tengo el orgullo de decir que me ha criado, la que
me dio la vida... la que me ha cuidado. Mi mamá era
supervisora del Hospital de Niños. Lo que es la vida, ¿no? Me
dejan en el hospital, yo era recién nacida y estaba muy
enferma. Los médicos no me daban tiempo de vida. El papá de mi
marido era en ese tiempo farmacéutico, y le decía a mi mamá:
“Yo le voy a preparar el medicamento para Milagritos”. Y
después de mucho tiempo, nos conocemos con mi marido. La
educación que ellos me dieron es que uno tiene que criarse en
medio del respeto, del cariño, de la contención de la familia.
Cuando me fui de mi casa, andaba por los malos caminos, y no
me gustaba, me sentía mal. Mi “click” terminó de hacerse
cuando fui a parar a la cárcel. Dije: “Estoy haciendo poner
mal a mi familia, soy una ingrata por haberlos hecho sufrir a
ellos”. Salí de ahí y dije que no iba a volver a pisar esos
malos lugares.
—Esa es otra de las incongruencias que aparece al rastrear su
historia: en Wikipedia (N.d.R.: cualquiera puede modificar su
contenido) se dice que su madre la obligaba a ejercer la
prostitución, que su padre la violaba.
—Mentira, mentira. Eso nunca fue así. En Internet decían de
las 500 armas, que era lesbiana, que esto, que lo otro… Han
dicho tantas estupideces mías... ¿Por qué tengo que dar una
explicación de algo que no tengo nada que ver?
—¿Cómo es su relación hoy con su familia adoptiva?
—Muy bien, muy bien. El año pasado sufrí un fuerte shock
cuando mi mamá se empezó a enfermar mucho. Como yo viajaba
mucho, no paraba mucho tiempo en Jujuy. Mis cinco hermanos me
dijeron: “Mirá, flaca, a mamá le decimos que te está yendo
bien a pesar de que se escuchan algunas cosas por los medios.
Pero la mamá ya no quiere comer, entonces tratemos de que los
domingos nos juntemos, porque ella quiere sentir que vos la
acaricies como antes sabías hacerlo”. Yo, por dedicarme a la
organización, me estaba alejando de la familia. Y fui a la
casa de mi mamá y le dije: “Te prometo que todos los domingos
voy a estar con vos”. Dicho y hecho. Donde esté, vengo y estoy
con ella.
—¿Se arrepiente de haberse ido de su casa a los 14 años porque no
le habían dicho que era adoptada?
—Sí, lo cambiaría. Siento que fui injusta con ella, porque
nunca me quiso decir nada por protegerme, por cuidarme.
—¿Cuándo se reconcilió con ellos?
—A los 22 o 23 años.
—¿Cómo se imagina que serán sus padres de sangre?
—Estoy a punto de cumplir 48 años, y sueño con encontrar a mi
mamá y poder acariciarla.
—Usted debe ser la persona más famosa de Jujuy, ¿por qué cree que
ellos no vinieron a tomar contacto con usted?
—Lo único que me gustaría (se pone a llorar) es conocer a mi
mamá, nada más. No soy quién para juzgarla.
—Hablemos de su primer empleo, el que luego la lleva a ser una
dirigente de ATE y después a la CTA.
—Mi primer empleo fue ser mensajera privada del gobernador
Carlos Snopek, cuando yo tenía 16 o 17 años. Estaba en la
Juventud Peronista.
—¿Antes de ir a la cárcel?
—Mucho antes. Yo he militado de chica, y ya renegaba con las
estructuras. Se elegían concejales, diputados en el Congreso
del PJ. En ese tiempo, después que se reinstaló la democracia,
el lema era: ortodoxia, verticalidad e intransigencia.
—¿En 1983?
—Esa época. En la JP, éramos unos prepeadores y había dos
clases de Juventud: la de los hijos de los dirigentes y la de
los barrios. Nosotros considerábamos que la Juventud de los
barrios tenía que tener un representante, y me acuerdo que le
tomamos el Congreso al PJ, le cortamos la calle y les dijimos
que no iban a seguir sesionando hasta que nos dieran un
concejal a nosotros. Creo que perdí la oportunidad de mi vida.
Después de seis horas que no pudieron sesionar, nos dijeron:
“Ahí tienen el concejal en la mesa, ¿quién va a ir de
concejal?”. Y todos me miraron a mí y yo dije que no. Justo
llegó un compañero nuestro recién recibido de ingeniero
agrónomo, Guillermo López Salgado, y dijimos que iba a ser él
porque era recién recibido. Nos autoexcluimos de tontos que
éramos, porque al año él nos traicionó.
—¿Por qué no quiso?
—Tenía 17 años. Creo que habrá sido porque yo quería seguir
teniendo la libertad y la autonomía de seguir haciendo lo que
yo quería.
—Después de su primer trabajo ¿qué hizo?
—Trabajé en Educación. Después, en el Departamento de
Antropología y Folclore.
—En biografías que circulan por Internet dicen que usted comenzó
como empleada de limpieza en la Municipalidad.
—Nunca trabajé en la Municipalidad.
—¿Qué le produce, como dirigente tan importante de ATE y de la CTA,
ver hoy que la CTA se divide?
—Le pido, por favor, con mucho respeto: no quiero hablar de
ATE ni de la CTA.
—¿Cómo se enamoraron con Raúl?
—El se enamoró del olor a goma que quemábamos nosotros en la
década del 90. El hizo que yo me enamorase. Yo le decía:
“Raúl, vos sos clase alta y estás acá, y yo soy clase media
baja, y estoy acá: nunca vamos a poder ser así”. Le decía que
nosotros tomábamos cerveza en la vereda y él la tomaba en la
confitería, pero me decía que sí se podía y me demostró que sí
se puede. Cuando íbamos a la cancha a ver a Gimnasia, él venía
y se sentaba en la vereda con nosotros y me decía: “¿Ves que
sí se puede?”. Después me llevaba a la confitería y me decía:
“¿Ves que sí se puede?”. El no dio el primer paso: dio varios.
—¿En qué año fue?
—Hace 15 años.
—Usted tiene dos hijos, Claudia y Sergio. ¿No tuvieron celos por su
dedicación a tantos otros chicos?
—No, al contrario. Mi hija, después que volvió de Brasil, se
alquiló dos combis y llevó a mi hijo del corazón, que vive en
la casa, de vacaciones.
—¿Siente un mandato por haber sido usted misma adoptada?
—Así es.
—¿Alguna vez habló de eso con sus hijos?
—Sí, hay una historia muy bonita de mi hija. Con Raúl
adoptamos un bebé, y mi hija, en un momento, dijo que lo
quería con ella.
“Adoptamos un bebé –dice Raúl Noro–, y quilombo. Tuvimos que
viajar a Buenos Aires y el bebé se lo dejamos a Claudita.”
—¿Qué edad tiene Claudia?
—Mi hija ahora tiene 24. En ese momento, 21.
“No nos demoramos un día en volver, sino cuatro. Teníamos la
cuna en la pieza, y volvimos y ya no había nada, y Claudia
dijo: ‘Mamá, tengo que hablar con vos’.”
—¿Ella está casada?
—No.
—¿Pero vive en una casa separada?
—Sí, vive en la casa de su papá. Se llevó el bebé y dijo:
“Este es mi bebé, yo lo quiero para mí”. Ella está estudiando
Mecánica Dental y le dije que no porque iba a dejar de
estudiar y yo quería que ella se reciba, pero me dijo: “Mamá,
yo te prometo que los dos años los voy a hacer en uno”. Dicho
y hecho. Se recibió y vive por su hijo. Trabaja en la
organización.
—Como a Evo Morales, ¿siente que su propia fisonomía indígena la
ayudó a ganarse la confianza de los grupos más populares?
—Evo es la persona con la que nos identificamos muchos de los
que pertenecemos a los pueblos originarios. El volvió a
levantar Bolivia, a los pueblos, y les está dando tierras a
los que vuelven a Bolivia.
—En la Argentina los indígenas no son mayoría, pero sí en Jujuy.
Reproducir el fenómeno de Evo sería que usted fuera la próxima
gobernadora.
—No quiero ser gobernadora de Jujuy. ¿Sabe cuánto duraría? Un
día. Se juntarían todos mis enemigos, y tengo más enemigos que
amigos en los sectores políticos. ¿Usted cree que me dejarían
gobernar? Me harían diez mil maniobras para voltearme.
—Pero le dicen “gobernadora”.
—Me dicen “la Flaca”.
—¿Qué dicen las encuestas?
—Primero viene Fellner; después, Gerardo Morales, Milagro
Sala, Mario Fiad, y luego todos los demás.
—¿La única que mide y no es política es usted?
—Sí, con 13 por ciento. Y que quede claro que yo no me mandé a
encuestar.
—¿No le pidieron exportar su experiencia a Bolivia?
—Ellos vinieron, vieron la experiencia de la Túpac, y hoy creo
que están queriendo aplicarla. Lo mismo pasó con el Uruguay.
Yo en mi juventud fui a hacer trabajos comunitarios con el
Movimiento Sin Tierra (Movimento dos Trabalhadores Rurais Sem
Terra, MTS); la experiencia de la Túpac es parte del
Movimiento Sin Tierra y es parte de lo de Cuba, con la única
diferencia que nosotros no levantamos las armas.
—¿De dónde proviene su autoexigencia y capacidad organizativa?
—Me surge. La experiencia de Brasil y la de Cuba es lo que se
ha mezclado y es lo que pudimos hacer en Jujuy.
—Los incas eran organizados, ambiciosos y con vocación de grandeza.
¿Heredó ese espíritu?
—Sí. Nosotros, así como estuvimos en Uruguay, estuvimos en el
Machu Picchu, en el Tiahuanaco. Nos invitaron a dar charlas y
nos llevaron. Yo he sentido que estaba caminando en mi
territorio, en mi lugar, y viendo la experiencia de cada
hermano, de cada abuelo, de lo que ellos nos transmitían; es
esto lo que hoy estamos viviendo en Jujuy, de tener lo
nuestro, lo propio. No sé cómo explicar lo que siento, porque
es algo muy profundo.
(Interviene el marido) “Yo he visto su forma de conmoverse en
el Cuzco, cuando vio a Sacsayhuamán, o llorar cuando estuvo en
el Machu Picchu, esa cosa tan extraordinaria. Lo mismo cuando
vio en México la Pirámide del Sol y de la Luna, en
Teotihuacan, que subió corriendo.”
—¿Subió corriendo esa infinita cantidad de escalones?
(Continúa el marido) “Sí, subió corriendo y bajó. Yo me quedé
en el medio. Después se fue corriendo a la Pirámide de la
Luna, de la exaltación que tenía. Cuando estuvimos en Chichén
Itzá, en Tihuanaco, le he visto la sensación de goce y de
pertenencia que sintió en esa circunstancia. Entonces, mi
teoría es que la genética de Milagro tiene que ver con esa
conducta de construcción, de ordenamiento territorial y de
resolución de problemas básicos, porque, por ejemplo, en Cuzco
ves que en el Valle de los Reyes todas las montañas son
terrazas de cultivo, y ahí tienen que haber habido miles de
personas cultivando, miles de personas solucionando el
problema de irrigación. Todo eso sintetizado creo que, de
alguna manera extraña, está viviendo en la genética de
Milagro. Además de la espiritualidad propia.”
—¿Percibe cierta megalomanía en sus construcciones?
—Mi papá me sabía decir que si hoy estás viviendo en una
piecita, el día que salgas de ahí tenés que salir a progresar,
no a retroceder.
—¿Todos los 1º de agosto usted organiza la fiesta de la Pacha Mama?
—Sí, ese día le brindamos nuestros honores y nuestros mejores
deseos a nuestra madre tierra, que es la Pacha Mama. Le damos
el fruto, la comida, de lo que bebemos, y le entregamos del
corazón, porque sentimos que la madre tierra nos da todo a
nosotros.
—¿También Inti Raymi, en el solsticio de invierno?
—Así como el 31 de diciembre es el año nuevo para los
europeos, para nosotros el Inti Raymi, el 21 de junio, es el
año nuevo.
—¿Usted da 15 mil empleos?
—No. La Túpac tiene 3.800 compañeros que trabajan. Se llega a
los 15 mil con otras organizaciones sociales que no tienen que
ver con la Túpac.
—¿Es el tercer empleador después del Estado y del grupo Ledesma, de
la familia Blaquier?
—Exacto.
—¿Conoció a Carlos Pedro Blaquier?
—No, pero tengo una firma de él. Con Ledesma hemos llegado a
un acuerdo, porque les hemos pedido tierras para construir
viviendas y nos las dieron, pero si nosotros durante el año no
construíamos viviendas, ellos nos las quitaban. Nosotros les
habíamos pedido tierras, y les dijimos que si no nos daban,
íbamos a tomarlas, porque necesitábamos construir viviendas en
Libertador.
—¿Libertador es el ingenio?
—Sí. Nos dieron las tierras y ahí me firma Blaquier, no sé si
Pablo o Javier.
—¿Tienen buena relación con el ingenio en este momento?
—No tenemos ni mala ni buena, es la justa. Es más: nosotros
construimos 40 viviendas y por lo que ellos nos dan de tierras
para seguir construyendo, les damos 13 para que les entreguen
a sus obreros y nosotros entregamos 27 a nuestros compañeros.
—¿La barra del Club Gimnasia y Esgrima de Jujuy lleva su nombre?
—Me han dicho: “¿Por qué le han puesto La Barra de la Flaca?”.
Y yo dije que no sabía nada. Y él (hace pasar a un asistente)
me dijo: “Los homenajes se hacen en vida, no de muerto”.
—¿A partir de la nueva Ley de Medios piensan tener un canal de
televisión abierta?
—El canal ya emitió una prueba. Es un canal de televisión
abierta de baja frecuencia. Obviamente, lo hicimos con el
beneficio de la nueva ley a nombre de la Túpac. Capacitamos a
un grupo de 45 jóvenes, estudiantes de Comunicación Social de
la facu, de TEA, gente de la organización, interesados
particulares que querían trabajar en televisión. De ahí van a
salir los recursos humanos para trabajar.
—Su primera acción de liderazgo fue en la cárcel, donde organizó
una lucha para que les permitieran a las reclusas cocinarse y
comer mejor con el mismo presupuesto que gastaba el penal en
comida. Luego leo que sus casas populares cuestan el 30% menos
que las de los proveedores privados y generan el cuádruple de
puestos de trabajo. ¿Su primera capacidad es administrativa?
—La de lograr que con lo poco que hay se pueda hacer mucho, y
que muchos podamos comer de lo poco que hay.
—Usted dijo que las mujeres saben administrar la plata mejor que
los hombres.
—Por supuesto que es así. Las mujeres para lo único que no
servimos es para manejar las tarjetas.
—En su organización se perciben muchas mujeres jefas.
—Sí. El año pasado tuve un lío muy grande dentro de la
organización porque las mujeres querían tener un título de,
por ejemplo, electricista, gasista, plomero… Decían que ellas
instalaban mucho mejor que los hombres.
—¿Incluso esas tareas las hacen mejor que los hombres?
—Sí, son más delicadas para la construcción de las casas. Son
mucho más economistas, cuidan las cosas, cuidan el plazo. Es
más, te dicen: “Acá se puede reducir, y lo que se saca de acá
se pone allá”. Y guarda que no soy feminista. No. Yo manejo la
teoría de los abuelos, que nos enseñaron que el hombre y la
mujer tienen que caminar juntos. Nunca el hombre puede caminar
adelante, porque si no, no funciona. Lamentablemente, en Jujuy
vivimos en una sociedad muy machista. El hombre puede tener
muchas mujeres, y las mujeres tenemos que esperarle con las
pantuflas en la puerta de la casa, y agachar la cabeza, y
permitir que nos diga de todo. ¿Por qué? Porque antes el que
traía la plata a la casa era el hombre. Hoy no. Acá la plata
la ponemos los dos, porque los dos trabajamos, y cuando se
gasta la plata, los dos vamos a opinar.
—Una casa de las que construye Túpac Amaru, que costaba 85 mil
pesos en 2009, ¿cuánto cuesta construirla hoy?
—Por el nuevo convenio que se firmó, 107 mil. Las de empresas,
160, 170 mil pesos.
—¿Por cuántas casas?
—Nosotros hacemos 500 cada seis meses, y si llego a incumplir
el convenio, me quitan automáticamente el contrato. Me dan
seis meses para que las termine de hacer, con cordón, con
cuneta, con vereda. No me puedo dar el lujo de decir “Yo paro
la obra porque el material ha subido”.
—De 85 mil, a hoy a 107 mil, aumentó solamente el 26%, cuando la
inflación acumulada fue el 50% ¿Sobreviven porque construyen
más casas y reducen costo por escala?
—Claro, por la cantidad de casas que se construyen.
—Cuando se publicó su foto en Punta del Este en Perfil.com yo
estaba fuera de la Argentina, pero me contaron que se quejó
muy fuerte y que incluso habló mal de mí. Antes de terminar el
reportaje me gustaría que usted pudiera realizar todas las
críticas que me correspondan.
—No de usted. Dije Perfil, no dije Fontevecchia. No me
molestó, me inquietó mucho lo que dijo Perfil.
—¿Algo que criticarle a PERFIL entonces?
—No. Yo no tengo nada que criticarles. Mis respetos a ustedes
porque tuvieron la valentía de venir a Jujuy y ver la obra.
Porque una cosa es criticar y decir “Dicen en Internet esto…”,
y siempre dicen lo que dicen los demás, y nunca vienen a
verificar. Por eso dije: “Si Perfil viene a Jujuy y ve la obra
nuestra, yo no tengo ningún problema de dar la nota”.
—Este reportaje concluye preguntando si hay algún tema de su
interés sobre el que no le haya preguntado o algo que quisiera
agregar.
—Yo creo que todos los argentinos tenemos que aprender a
conocernos antes de criticarnos. Y que la división que está
viviendo nuestro país perjudica a muchos argentinos. El sueño
de los tupaqueros es que volvamos a ser una Argentina unida,
donde aceptemos las críticas, pero siempre y cuando sean
constructivas. Y si uno tiene ganas de decir algo, lo tiene
que decir en la cara, y no poner un seudónimo. Que nadie
olvide que Milagro Sala tiene familia, hijos, nieto, madre,
padre y hermanos. Y que con las cosas horrorosas que dicen y
se publican por Internet dañan a la familia. Mi mamá estuvo en
dos oportunidades en terapia intensiva, casi se muere por las
cosas que dijeron. Las cosas que hicimos no las hicimos porque
queríamos 5 mil casas para Milagro, queríamos que los
compañeros vivan bien. Y si nosotros en algún momento hemos
perjudicado a alguien por las cosas que hicimos, pido
disculpas. Y si alguna vez fuimos violentos, no lo hicimos
porque queríamos provocar que alguien se sienta mal; lo
hicimos porque necesitábamos vivir un poco mejor.
Jorge Fontevecchia, director ejecutivo del Grupo Perfil
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