30 de Junio
de 2009
“Las peligrosas amistades de Papi”
El anfitrión de la cumbre del G-8
en Italia trata de desdramatizar unas acusaciones que habrían
forzado a dimitir a muchos políticos
Una colegiala
de Nápoles a la que cortejó cuando era menor de edad (Noemi
Letizia); un empresario trepa de Bari que acarrea chicas y
cocaína a las fiestas VIP (Gianpaolo Tarantini); una
prostituta cuarentona que trabaja siempre armada de grabadora
(Patrizia d'Addario); una velina de
23 años que dice trabajar como chica
imagen
(Barbara
Montereale), ambas convertidas en candidatas por la lista
electoral La Puglia Antes que Nada tras pasar un par de noches
en su casa; un chico para todo llamado Alessandro Mannarini
que graba las fiestas con el móvil, y un abogado personal (Niccolò
Ghedini) que trata de disculpar a su poderoso cliente diciendo
que él solo era el "usuario final" (de las prostitutas). Ésta
es, a grandes rasgos, la lista de amistades peligrosas con las
que el primer ministro italiano ha pasado sus ratos de ocio en
los últimos meses.
![](http://www.elpais.com/fotos/personas/ign/2/151_298.jpg)
Silvio Berlusconi
A FONDO
Nacimiento:
29-09-1936
Lugar:
Milán
![](http://www.elpais.com/fotos/paises/151_ITA.gif)
Italia
A FONDO
Capital:
Roma.
Gobierno:
República.
Población:
58,145,321 (est. 2008)
Si dimitiera perdería la inmunidad
que le otorga el cargo: "Soy un matador, un conquistador. Pero
soy así y los italianos me quieren así"
Dentro de
sólo 12 días, el magnate y genial transformista milanés
olvidará a este elenco sureño para recibir a 27 líderes y
jefes de Gobierno en la cumbre del G8 que debe sentar las
nuevas bases que regularán una economía global inmersa en la
recesión más profunda desde 1929.
Así anda Berluscolandia. El
PIB caerá este año el 5,5%, el déficit público galopa hacia el
5%, la deuda pública anda disparada, la renta per cápita sigue
por debajo de la española pero casi nadie habla de eso. Y si
habla, Berlusconi le dice que "se calle la boca".
"Hay que
consumir y callar la boca a los catastrofistas, los organismos
internacionales deben dejar de publicar datos negativos que
producen pánico. La crisis es sólo psicológica", afirmó el
viernes el primer ministro.
Sin duda
tiene razón. Hablar de esas cosas no hace más que daño. La
gente quiere vivir tranquila, ver la televisión, evadirse de
la realidad, hablar de lasvelinas [azafatas
televisivas], de todo ese ejército de chicas dispuestas a
dejarse acariciar por un sultán de 73 años a cambio de una
prueba en Mediaset o la RAI.
Emilio
Fede, amigo del alma, compañero de juergas sardas y milanesas
del primer ministro y presentador del Telediario del Canal 4,
de su propiedad, ha declarado esta semana al Corriere
della Sera que
por la oficina de personal en Mediaset han pasado en estos
años 47.000 personas (velinas y velinos)
para hacer castings.
Se ha
escrito que Italia era ya así hace 50 años, cuando Anna
Magnani en Bellissima(Luchino
Visconti, 1951) se sometía a todo tipo de humillaciones para
buscarle un papel a su hija en el cine.
Se ha recordado que, desde Roma y antes, el poder siempre se
ha servido de enanos, jovencitas y cantantes para olvidar las
tensiones de la gobernación. El crítico de arte y filósofo
Vittorio Sgarbi, incluso, ha escrito estos días: "Berlusconi
se folla a todas esas chicas en nombre de todos los italianos,
y estos se lo deben de agradecer porque para gobernar bien hay
que follar bien".
Lo que
parece cierto es que en un país más o menos normal, esta
historia de sexo, poder, machismo, dominación, narcisismo
compulsivo y eterna juventud habría terminado ya hace varias
semanas con una moción de censura, una dimisión o quizá un
discreto exilio en un avión privado. Nada de eso ha pasado; al
contrario, muchos italianos parecen tolerar las aventuras del
emperador con una compostura y una desenvoltura admirables.
El propio
Papi lo ha señalado estos días, no se sabe si en pleno delirio
megalómano o respondiendo al prudente cardenal que le
reclamaba coherencia: "No pienso cambiar y no me
arrepiento de nada. Soy un matador, un conquistador. Quizá
algunos invitados fueron equivocados, y ellos se equivocaron
con otros invitados. Pero yo soy así y los italianos me
quieren así. Tengo el 61% de apoyos. Sienten que soy bueno,
sincero, generoso, leal, y que mantengo las promesas".
Un hombre de
honor, pues. Quizá se refería a eso. O quizá cuando uno no
puede o no debe decir la verdad, bromear es la única salida
posible. "No hay un modo más positivo de reaccionar a las
calumnias", explica el sultán. Así
que ve a unos obreros en una obra en L'Aquila, la sede del
próximo G8, se acerca y les espeta: "Veo que somos muchos tíos
aquí, ya traigo yo las velinas y
las menores".
Hay
formas y formas de afrontar este asunto que apasiona a los
periódicos aunque las televisiones sumisas al primer ministro
(seis de siete canales) tratan de esconderlo a toda costa.
Y es que la
autocrítica y la derrota no van con Berlusconi. Y rendirse y
dimitir son verbos que en Italia se conjugan poco.
En su
caso, además, renunciar al cargo es perder su tesoro más
preciado: la inmunidad que le da el Laudo Alfano, la ley que
impide procesar a las cuatro altas instancias del Estado. Y ya
se sabe cómo son los jueces. El 19 de junio, mientras todos
hablaban de las amigas de Berlusconi, su compañero del alma,
Marcello Dell'Utri, acudía a la tercera audiencia del juicio
en apelación en el que se defiende de haber fundado Forza
Italia en coordinación con la mafia siciliana.
Dell'Utri fue
condenado a nueve años de cárcel en 2004 por asociación
mafiosa externa. La sentencia afirmó: "Está probado que
Dell'Utri prometió a la mafia ventajas precisas en el campo
político y, a cambio, está probado que la mafia, en ejecución
de esa promesa, se comprometió a votar por Forza Italia en la
primera confrontación electoral, y después".
Quizá por
eso, desdramatizar es la consigna del momento en
Berluscolandia. Y un buen asunto de faldas -si se olvida
el pequeño detalle de las menores de edad- tiene desde
luego mejor venta que un asunto de mafia. "Sí, va
bene, se
tirará todo lo que se mueve, pero es su vida privada, qué
rayos os importa eso a vosotros, os habéis convertido en un
periódico de cotilleo", decía la otra noche en una fiesta
romana un veterano ex piloto de Alitalia.
Lo que no
se ve no existe.
Lo malo es que muchos italianos han visto ya algunas cosas,
sin duda menos que los españoles o los británicos y
seguramente mucho menos fuertes de lo que pueden llegar a ver.
Pero si todo es psicológico, como lo es su adicción a las
mujeres jóvenes, cada vez más mujeres y cada vez más jóvenes,
la pregunta es: ¿por qué los italianos no reaccionan?
Una posible
razón es que sigue sin haber oposición. El congreso del PD se
celebrará el 11 de octubre, y de momento los reformistas están
en construcción, sin líder y sin rumbo: mal momento para ir a
elecciones anticipadas.
Otro
motivo es que siendo el Pueblo de la Libertad, como dice
Giovanni Sartori, un "gran pesebre en el que todos meriendan
gracias al amo", el disenso interno es incipiente, pero
todavía mínimo. Si tenemos al
carismático y cantarín condottiere y
no hay una alternativa de poder, quizá sea mejor hacer como
que no pasa nada y aguantar el tirón. La agonía podría ser
larga.
No será fácil
aunque la sociedad italiana parece realmente dormida, ajena al
estupor que agita a las cancillerías.
El estruendoso
silencio de los intelectuales en un país que fue vanguardia
cultural de occidente se explica, según el sacerdote Filippo
di Giacomo, porque "los que no cobran de Mondadori o Mediaset
[empresas de Berlusconi] están intoxicados de dinero, de
vanidad y de escepticismo".
La ausencia de respuesta de la
jerarquía del clero a la emergencia moral escandaliza más a
los propios católicos y a los extranjeros que a muchos
italianos, tan elásticos como sus obispos.
Y
luego está la incomprensible parálisis de las mujeres,
a quienes la actriz y activista italiana de origen somalí
Shukri Said imagina "quitando hierro a la vicenda
de papi y
envidiando a las velinas bajo las lámparas de rayos uva".
En Salò
o los 120 días de Sodoma, la última película de Pasolini,
recuerda Said, "éste narró con toda crudeza cómo el poder se
distancia de la humanidad transformándola en objeto, cómo el
sexo tiene un papel metafórico terrible en esa mutación.
Pasolini denunció la mercantilización de los cuerpos como
metáfora de la esencia íntima del poder en la sociedad del
consumismo capitalista (el usuario final, el consumidor
final). Violencia, humillación, total convicción de impunidad.
Ahora está pasando en la realidad".
No todas
callan, sin embargo. Un reducido grupo de profesoras
universitarias ha lanzado esta semana a través de la revista MicroMega un
manifiesto llamando a las primeras damas del G8 a no acudir
con sus maridos a Italia en señal de protesta por el trato
indigno que Berlusconi da a las mujeres en "la esfera privada
y pública".
De momento la iniciativa ha tenido su eco, y ayer había
recogido 8.500 firmas, entre ellas las de prestigiosas
científicas e intelectuales.
La primera dama mundial,
Michelle Obama, ha echado un jarro de agua fría a la
iniciativa al anunciar que vendrá, y además con sus dos hijas:
la familia Obama tiene audiencia privada con el Papa en el
Vaticano el 10 de julio, al término del G-8.
La mórbida
respuesta de las antes combativas y hoy aletargadas donne
italiane refleja
la desmoralización y el decaimiento general. Convertidas en
objeto de iniquidad por el usuario final, muchas mujeres
callan y otorgan. "Si las mammas no
solo no reaccionan sino que colaboran con este estado de
cosas, ¿quién salvará a Italia?", se pregunta Said.
La historia
empezó con el cursillo político organizado por Berlusconi en
la sede del PDL para las velinas ante
las elecciones europeas. Siguió con el Noemigate,
que reveló que Berlusconi cortejó e invitó a un par de fiestas
y a pasar el fin de año en su casa sarda a una joven de 17
años (con una amiga, Roberta O., de su misma edad, de la que
por cierto nadie sabe nada desde entonces).
Pasando
por los vuelos de Estado en los que viajaban cantantes,
bailarinas de flamenco y prostitutas, llegaron las visitas de
la meretriz Patrizia D'Addario y la chica imagen Barbara
Montereale al harén de Palazzo Grazioli.
Dos meses
después, aunque pocos italianos lo digan en público, es
indudable que el Papigate está
teniendo su coste. Desde entonces, Berlusconi ha mentido
numerosas veces. Y algo ha empezado a cambiar. El
otro día, una conexión en directo de un telediario de la RAI
fue perturbada por un grupo de estudiantes que gritaba:
"Berlusconi pedófilo". Pertenecían a Comunión y Liberación.
Berlusconi
ha tratado de invocar cifras y sondeos para certificar el
apoyo de los italianos. Pero resultan completamente irreales.
Es cierto que ha vencido las elecciones europeas con el 35% de
los votos, y que ha ganado a la izquierda mucho terreno en las
locales. Pero la realidad está muy lejos del 72% de
popularidad que se otorgaba a sí mismo -sin enseñar el sondeo-
hace unas semanas. Y el viernes, él mismo rebajó ese apoyo al
61%, también sin pruebas: 11 puntos menos en dos semanas. Hay
más: las europeas muestran que de cada 100 electores un tercio
no votó. De ese 66% de electores, Berlusconi obtuvo el 35% de
los votos. Si a eso le restamos al menos un 5% de votantes de
la vieja AN que votan PDL pero no le tragan, el resultado es
que de cada 100 italianos mayores de edad, Berlusconi recoge
sólo un 20% de apoyos. Uno de cada cinco. ¿Será el indicio de
que el final se acerca?
"Un ser vulnerable"
Según ha escrito
Giuseppe D'Avanzo esta semana en La
Repubblica, "las
palabras, los testimonios cruzados, las imágenes, los
documentos sonoros no pueden ya confundir lo que tenemos bajo
los ojos. Eso que la señora Lario llamó 'enfermedad', el
efecto destructivo de un narcisismo al que aterroriza la
vejez, una autoestima que exige siempre, cada vez más, la
admiración reservada a la juventud y a la fascinación,
convierten en un ser vulnerable y gravemente indefenso al jefe
de Gobierno y la autoridad de su cargo".
Y, todavía: "Hay un fondo de omnipotencia en sus
comportamientos, como si cada acción le fuese consentida.
Está rodeado de proxenetas que obtienen ventajas personales
buscándole en cada rincón de Italia muchachas siempre nuevas,
siempre más jóvenes, siempre más golfas e impúdicas, a menudo
sostenidas en su cínica ambición por sus familias, por mamá y
papá.
Quieren un éxito donde sea, en televisión o en la
política. El primer ministro se lo puede conceder con una
llamada, si quiere. Le presionan, le pretenden. Es el cuadro
que dibujó Verónica Lario".
Lo que dijo Lario fue esto: "He intentado ayudar a mi
marido, he implorado a los que están a su lado que hagan lo
mismo, como se haría con una persona que no está bien. Ha sido
todo inútil" (La Repubblica, 3 de mayo). Quizá no lo haya sido.
Los personajes clave del escándalo
- Veronica Lario. Esposa de Berlusconi, del que se está
separando. "He intentado ayudarle, he implorado a los que
están a su lado que hagan lo mismo. Ha sido todo inútil".
- Patrizia D'Addario. La primera mujer que ha hablado.
Prostituta de 42 años. Dice que cobró 1.000 euros por ir a una
fiesta que parecía un "harén", con 20 jovencitas y Berlusconi.
- Noemi Letizia. El inicio del escándalo. Berlusconi fue a
la fiesta de cumpleaños de esta joven (de 18) con un collar de
6.000 euros de regalo. Ella dijo después que lo llamaba Papi.
- Barbara Montereale. Iba a las fiestas del primer
ministro. Ha declarado ante la justicia que en 2008 recibió
10.000 euros de
"regalo".
Su coche fue incenciado el jueves pasado.
- Niccolò Ghedini. Abogado de
Berlusconi. Asegura que, aunque las chicas de alterne que iban
a las fiestas cobraran, el primer ministro era el
"usuario
final",
por lo que no habría delito.
- Giampaolo
Tarantini. Empresario. Frecuentaba a Berlusconi en Cerdeña.
Acusado por los fiscales de trepar en la sanidad pública con
sobornos y de reclutar meretrices para Papi.
Miguel Mora,
desde
Roma.
ElPais.es
NOTA DEL EDITOR:
Amigos navegantes, estamos ante el quiebre de una gran
potencia y de los valores que la sustentan como a las
principales, en ellas estas situaciones , para nada les son
ajenas, con “papi” llegan al exacerbamiento de un pedófilo y
demente narcisista.
Pero que nos quede claro: Siempre
también existió en nuestro país desde épocas inmemoriales (inclusive encubriendo famosos asesinatos desde el poder).
Perón es la persona y el presidente que más se asemejó al
“cavallieri”; casi una copia exacta, pero con menos poder
mundial. Luego siguió la exégesis del menemismo y la del
actual gobierno sin que queden exentos los radicales y, por
supuesto, los perpetradores de las
dictaduras militares.
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