31 de julio de 2007
Debaten por una sociedad con
menos violencia y muerte.
“Violencia armada y desarme
voluntario: herramientas para mejorar la convivencia en
contextos de crispación social y para desarticular la cultura
del miedo”. Esta es la temática de una conferencia que
organiza la Fundación Lebensohn, integrante de la Red para el
Desarme. El debate se realiza mientras el Programa Nacional de
Entrega Voluntaria de Armas de Fuego supera las expectativas:
en los primeros 9 días, se recibieron 5923 armas.
“El desarme no
soluciona la inseguridad, pero sirve para comenzar a discutir
el problema y para evitar muertes que son evitables”. La
reflexión pertenece al abogado Darío Kosovsky, experto en
programas de control de armas del Instituto de Estudios
Comparados en Ciencias Penales y Sociales (Inecip)
y la
Red Argentina para el Desarme.
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Será, también, uno
de los expositores en la Conferencia que organiza la
Fundación Lebensohn, que
tendrá lugar el próximo 9 de agosto, en el marco de la
ejecución del
Programa Nacional de Entrega Voluntaria
de Armas de Fuego,
que comenzó el 10 de julio último.
“Violencia armada y desarme
voluntario: herramientas para mejorar la convivencia en
contextos de crispación social y para desarticular la cultura
del miedo”. Esta es la temática sobre la cual debatirán
tres expertos en el tema. Además de Kosovsky, autor del libro
"El ciudadano sheriff", que aborda la problemática de la
proliferación y el uso de las armas de fuego, expondrán el
psiquiatra forense de la Justicia Nacional Andrés Mega (autor
de numerosos artículos relacionados con la violencia social y
personal desde una perspectiva psiquiátrica) y el periodista
Fernando Rodríguez, especialista en comunicación de políticas
de desarme y organizador de contenidos de la Fundación
Lebensohn.
¿Los ejes del
debate?: Los programas de desarme y su utilidad. Mitos y
verdades en torno al plan de entrega voluntaria de armas. La
falsa ilusión de la autodefensa y el riesgo del uso de las
armas. La dificultad de resolver conflictos interpersonales
por el acuerdo. Los efectos devastadores de las tragedias
armadas.
“El plan Nacional
de Desarme es un factor de avance en una sociedad donde todos
buscan salidas individuales, en una cultura del sálvese quien
pueda, y con sensación de desprotección por parte del Estado”,
dijo Kosovsky, en diálogo con Infocívica. Y explicó: “Vivimos
en una estructura de encierro: cada vez hay más barrios
privados, casas enrejadas, alarmas, seguridad privada… y donde
el que está afuera es considerado el enemigo. Ante este estado
de las cosas, lo que busca la Red para el Desarme es
sensibilizar a la sociedad armada, e impulsar la creación de
una sociedad cooperativa, en la que se recupere la confianza
en el otro y el espacio público, y en la que el Estado no
desaparezca”.
La concreción de
un plan nacional de desarme, que permitió que
en los primeros 9 días hábiles
se canjearan 5923 armas por dinero, es parte de una
larga lucha impulsada por la Red Nacional de Desarme.
Integrada por varias ONG del país, la Red lleva cuatro años
solicitando al Gobierno que aplicara el plan. Recién el año
pasado, luego de la muerte Alfredo Marcenac (el joven de 17
años asesinado a balazos cuando caminaba junto con sus amigos
por el barrio de Belgrano), el Estado Nacional decidió
llevarlo a cabo. En diciembre, el programa fue aprobado por el
Congreso; en enero se reglamentó y a mediados de junio estuvo
listo para lanzarse.
Fue
así que, el 10 de julio, comenzó en Necochea, ciudad en la que
vive la familia de Marcenac. Y es allí, precisamente, uno de
los lugares donde mayor cantidad de armas se recibió por parte
de la sociedad civil: se entregaron 671, y por ello ocupa el
segundo puesto. El primero corresponde a la ciudad de Buenos
Aires, donde la sede del Renar recibió 2032 armas para ser
destruidas. Para este canje, el plan dispone de 12 bocas de
recepción en distintos puntos del país, y un puesto móvil que
comenzó su tarea en Necochea.
En promedio, en
los primeros 9 días se recibieron unas
650 armas por día, en
su mayoría revólveres, escopetas y rifles. De las 5923
recibidas en ese período, casi la mitad no estaban registradas
y solo 20 tenían pedido de captura. Por cada arma entregada
voluntariamente, su portador recibe entre 100 y 450 pesos,
según el calibre. Cada una de las armas canjeadas es
inutilizada en el momento, delante de quien la entregó. Unos
meses después será destruida, públicamente, mediante la
fundición del material.
Desde la Red para
el Desarme señalaron que el ritmo con que comenzó el plan
superó todas las expectativas: esperaban la entrega de 30 mil
armas como resultado final, y satisfactorio, del programa de
canje. Pero, manteniendo el ritmo de 650 armas por día, la
proyección para los 180 días que dura el plan, es de 117 mil
armas que se entregarán voluntariamente.
“Se estima que hay más de 2
millones de armas circulando en la población argentina, y el
Estado tiene un registro de sólo un millón, pero el
exitoso resultado del plan de desarme nos sorprendió: el arma
es un elemento que se creó para matar, y la gente está
decidiendo deshacerse de ella”, destaca Kosovsky. Y agrega:
“Es una temática nueva para la sociedad, que de pronto se
instaló en el debate, y ese es un buen síntoma: en un contexto
de violencia y miedo, la gente está pensando en lo
problemático y peligroso que es tener un arma”.
La Conferencia se realizará el jueves 9
de agosto próximo, a las 18.30, En Alsina 1322, Capital
Federal.
Los cupos son limitados, y para inscribirse debe comunicarse
al 5093-6750 o
prensa@fundacionlebensohn.org.ar.
Para mayor información sobre el Programa
Nacional de Entrega Voluntaria de Armas, comuníquese al
4373-6303, o al correo electrónico
prensa@redparaeldesarme.org.ar.
INFOCÍVICA, Buenos Aires, 26 de julio de 2007
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