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El "boom" del turismo en la Argentina, tras el cambio de las
reglas económicas luego de la crisis del 2001, genera hoy el
12% del producto bruto interno. Sin dudas, el sector turístico
es de los más prolíficos y el empresariado de la Capital
Federal (la puerta del ingreso y egreso de millones de
extranjeros), supo diversificar sus servicios y productos de
cara a sostener y mejorar la rentabilidad.
Ahora bien, en estos años de crecimiento, ¿el sector
empresario y las políticas de gestión del gobierno se pusieron
a la altura de las circunstancias? Parece que no.
Desde la Asociación de Hoteles, Restaurantes, Confiterías y
Cafés, se lanzó una fuerte advertencia sobre el surgimiento
indiscriminado de pequeños establecimientos (del tipo
"boutique" y "Bed & Breakfast"), que incumplen las exigencias
de la ley vigente en término de habilitaciones y normas de
seguridad.
Para los empresarios enrolados en la entidad hotelera, se está
ante un serio problema, que expone al sector y lanzan por
advertencia: "Podemos tener un cromagnon hotelero".
La principal preocupación radica en la falta de regulación de
esta actividad, situación que pone en peligro la seguridad del
turista, ya que la apertura de estos establecimientos "truchos"
no cumple con las normas de seguridad que exige la ley. Por
caso, si ocurriera un incendio en uno de estos hoteles, la
responsabilidad recaería en todos, aún en los que están en
regla.
Consultada por NOVATurismo,
la propietaria del Hotel Boutique Malabia House, María
Bautista, el florecimiento de pequeños establecimiento está
afectando seriamente al sistema hotelero de la Ciudad Autónoma
de Buenos Aires, en parte, por dos factores: el incumplimiento
de normativas y la deslealtad comercial.
"Hay edificios que se construyen como hogares de familiares y
después son utilizados como alojamientos, pero a los huéspedes
les hacen firmar un contrato temporario (para desligarse de
responsabilidades), y no se brindan las medidas de seguridad
reglamentadas y exigidas a los establecimientos registrado
como hoteles", explica María Bautista, destacando que el
crecimiento de estas pequeñas propiedades "que no están
habilitadas, afectan notablemente el desarrollo turístico".
Incluso, hay otros alojamientos que no están habilitados como
turísticos y operan como tales, ese es el caso de los hoteles
sindicales, destinados a sus socios, pero que "se publican en
lugares de reserva internacional e ingresan como hoteles
habilitados para recibir turistas", incrementando aún más la
competencia desleal en el sector "porque no pagan los mismos
impuestos que nosotros".
Pero a la competencia empresaria se pliega lo más importante
del problema: la seguridad del turista. María Bautista lo
explica así: "El problema es que no sólo hay deslealtad,
porque pagando mucho menos que nosotros y sin habilitación
cobran más o lo mismo que nosotros con nuestros servicios
completos y todos los papeles al día, sino que se potencia la
posibilidad de tragedias".
"Además, está el permanente peligro de que si hay un accidente
o un incendio esto nos afecte a todos por igual, si surge un
problema habrá un efecto dominó que perjudicará a todo el
turismo", sentencia la titular del boutique Malabia House,
haciendo un llamado: "Nosotros queremos que el Gobierno que
asume ahora (por Mauricio Macri en la Capital Federal), se
entere de todo esto y comience a controlar la situación,
porque si no vamos a tener un cromagnon hotelero".
En la misma línea, Patrica O'Shea, dueña de Home Buenos Aires
Hotel, afirma que estas irregularidades "nos afectan porque si
hay un accidente grave o un incendio, todos vamos a quedar
como que no hay habilitaciones y que no tenemos seguridad para
los turistas".
Para O'Shea, si este tipo de establecimientos "no respetan la
ley ni tienen códigos comerciales, menos van a respetar al
huésped", algo que "nosotros respetamos y valoramos mucho".
Vale aclarar que esta situación avanzó mucho en el último año
y medio, porque les es más fácil y barato no hacer todos los
trámites para la habilitación, en un marco en el que las
autoridades no ejercen control. "Este boom es como el de las
canchas de paddle, pero el problema es que acá se pone en
juego la integridad de turista y también el trabajo de todos
los que apostamos al turismo pero con todas las de la ley",
ejemplificó O'Shea a NOVATurismo.
Necesidad de control
Los intentos por remediar esta situación ya tuvo varios
ensayos: se alertó a través de los medios de comunicación, se
hizo una presentación a la Legislatura porteña a través de una
diputada y se avanzó sobre la Secretaría de Turismo. Aún nadie
les dio una respuesta efectiva.
La Asociación de Hoteles, Restaurantes, Confiterías y Cafés
exige, básicamente, que las futuras autoridades del gobierno
porteño impulsen una legislación que diferencie cada tipo de
alojamiento turístico y que controle más eficientemente los
que se construyen y van abriendo sus puertas.
"La idea no es que se cierren lugares turísticos, sino que
haya controles y que se forme un registro, creo que hay lugar
para todos, pero con habilitaciones", concluyó Patrica O'Shea.