La importancia de la intermediación


17 de Enero de 2005
  
 
Es muy común y corriente tener cierta (cuando no mucha) aversión a todo aquel que trabaja en la intermediación de partes para la concreción de un negocio, sea inmobiliario o no.
 
Normalmente, se argumenta que esa persona o Empresa no le agrega valor alguno al negocio que sí están haciendo las dos o más partes que si ponen en riesgo o comprometen su activo o simplemente venden un bien.
 
Esto se le debería añadir a cualquier otro tipo de esquema comercial en el cual se encuentre un intermediario, tanto en la bolsa de valores, como el que vende autos, etc.
 
Sin embargo podría decirse que los que se aferran a tales dichos no poseen basamentos que los sustente y que los hechos muestran otras realidades.
 
Para ser más gráfico, tomemos el accionar de las Consultoras de Empresas, son aquellas, en muchísimos casos que se dedican a asesorar a Pymes, medianas y grandes Empresas para la cobertura de sus negocios y en realidad se comportan como intermediarios.
 
Y ello se manifiesta de mil maneras, como ser: investigan la situación del mercado en el cual actúa un determinado cliente para ver los bemoles del mismo, el posicionamiento de su cliente, el de sus competidores, los nichos no descubiertos, etc, etc.
 
En otros casos se les encarga un estudio como ser la posibilidad de la colocación del producto de su cliente en determinado país o directamente determinado continente, viendo la factibilidad del mismo e inclusive iniciando los contactos pertinentes para la apertura de locales, fábricas o franquicias, etc.
 
Concretamente su trabajo es intangible, pero es tanto o más importante que cualquier valor agregado que su propio cliente pueda disponer en el producto que comercializa.
 
Además que desliga absolutamente a su cliente de toda ingerencia que le distraería en su negocio propio permitiéndole el seguir tranquilamente con el mismo.
 
Pero específicamente el martillero público y-o el corredor inmobiliario son nada más y nada menos que la tercera pata en una mesa de negociaciones donde dos partes se deben acercar a negociar sobre la base de todo un trabajo que desarrollo con anterioridad el profesional inmobiliario.
 
Es decir la propia tasación del inmueble, el mecanismo de venta, la defensa del producto que se vende en cuanto a precio y calidad, además de ofrecer las garantías legales necesarias para la transparencia de la gestión que se realiza, sea esta una venta, un alquiler o una permuta.
 
Doblemente es su actuación porque dos son sus clientes, el COMPRADOR Y EL VENDEDOR, EL LOCADOR Y EL LOCATARIO de acuerdo a cual sea la operación.
 
Y en ninguno de los dos casos puede fallar y no ser fiel, pues todo negocio es negocio cuando el precio pactado es el justo y eso se transparenta especialmente cuando ambas partes se han retirado satisfechas y seguramente cada uno ha hecho su aporte subiendo y bajando su postura de acuerdo a lo razonable.