“Necesitamos que deje de fallar el sistema procesal, y un Servicio Penitenciario con tratamientos psicológicos”… Es un problema muy importante, porque el Servicio Penitenciario no tiene la calidad que debería caracterizarlo…….. Son problemas muy difíciles de explicar, pues existe una pulsión entre la defensa de la sociedad y de las víctimas, y también la defensa del delincuente que, pese a su delito, sigue siendo un individuo que debe ser respetado como persona en su integridad física. Esto es lo que intenta el derecho penal……. Por eso, a veces el Poder Judicial no responde, simplemente porque no puede responder. Para poder funcionar, la Corte Suprema debería tener 500 casos al año, ¡y en cambio tiene 14 mil, según la última estadística!........“La legislación vigente no emana del Parlamento, sino del presidente de turno. El conflicto con el campo provino de una resolución mal delegada por el Ejecutivo”….. Pero, de cualquier forma, creo que un estado de conflicto permanente desborda cualquier sistema judicial…. Yo diría que hay un problema de base más profundo, que es la desmesurada y confusa legislación, la ausencia de reglas jurídicas claras para resolver los conflictos, el cambio permanente de reglas jurídicas. En fin, estamos casi siempre en estado de emergencia………. ¿Cómo ve un sistema por jurados para nuestro país?... Me parece que no es conforme a nuestra cultura, porque los sistemas judiciales deben tener coherencia con la cultura de la sociedad a la que se aplican. Los jurados funcionan en los países anglosajones de alto desarrollo con otros principios y otras convicciones. Estos jurados que vemos funcionar en las películas norteamericanas y que parecerían un buen sistema… Mire, yo, personalmente, como ciudadano, no me sentiría muy tranquilo si mi conducta tuviera que ser juzgada por un jurado de mi país. Me parece que, para la Argentina, los jueces de Derecho están más consubstanciados con lo que es nuestra tradición judicial. José Miguel Onaindia, profesor universitario de Derecho Constitucional, Diario Perfil, 31 de agosto de 2008