07 de Abril de 2008
El transfuguismo,
término con el que el castellano define a quien "pasa de una
ideología o colectividad a otra", y otras conductas contrarias
a la voluntad popular, pueden tener sanción si se aprueba un
proyecto de ley presentado en la Cámara de Diputados.
La lengua española,
a su vez, caracteriza al tránsfuga como aquel que ocupando un
cargo público "no abandona éste al separarse del partido que
lo presentó como candidato" y al "militar que cambia de bando
en tiempo de conflicto".
Dejando de lado la
corrección de la terminología, a la fuga o cooptación de
dirigentes políticos que se vino dando en los últimos años,
motorizada especialmente por el kirchnerismo, popularmente se
la conoce como "borocotización".
El proyecto
impulsado por la diputada socialista Laura Sesma indica que el
transfuguismo "podrá ser sancionado con la pérdida del cargo
público que detenta, en los términos del artículo 66 de la
Constitución Nacional, el legislador electo por un partido
político, alianza o frente electoral, que decide incorporarse
o representar a otra opción política".
A la diputada cordobesa la acompañan en la iniciativa sus
compañeros de bloque Silvia Augsburger, Ricardo Cuccovillo,
Pablo Zancada, Lisandro Viale y Elda Gerez, a quienes se sumó
Norma Morandini de Memoria y Democracia.
El proyecto precisa
que el juez federal con competencia electoral podrá disponer
la inhabilitación especial de cuatro a seis años para
desempeñar cargos públicos del tránsfuga, cuando la conducta
obedezca a un acto de corrupción.
En otro orden, la
propuesta propone sancionar otra práctica bastante común en el
Poder Legislativo que es cuando alguien ocupa una banca pero
tiene en mira ir a un puesto en el Poder Ejecutivo.
En este supuesto,
el texto le exige al legislador que al menos cumpla con la
mitad de su mandato y lo inhabilita para postularse para otro
cargo hasta que finalice el período por el que fue elegido.
Como siempre hay
"una de cal y otra de arena", el texto establece que estará
eximido de responsabilidad el funcionario público que
demuestre que su conducta responde al incumplimiento de la
plataforma electoral por parte del partido político, alianza o
frente electoral por la que fue electo.
El proyecto, que
ingresó a la Cámara el 25 de marzo, fue girado para su
tratamiento a las comisiones de Asuntos Constitucionales y de
Justicia.
La borocotización,
neologismo argentino, tiene como raíz a Eduardo Lorenzo "Borocotó",
médico pediatra y ex periodista deportivo que, apenas fue
electo diputado nacional por la Capital Federal en 2005 en la
lista del macrismo, hizo una voltereta hacia el Frente para la
Victoria.
El escándalo
mediático fue tal que Borocotó no se sumó al FPV y fundó el
monobloque Movimiento Independiente, que igual no se distingue
del oficialismo al momento de votar leyes.
Un caso anterior
fue el Jorge Arguello, quien en los 90 fue diputado por el
Partido Justicialista porteño y en 2003 logró volver al
Congreso Nacional de mano de la centroderecha, al cual dejó
rápidamente para irse al bloque del kirchnerismo. Ahora está
en Nueva York, como embajador ante las Naciones Unidas.
Hay casos menos
notorios como el de Paola Spátola, de origen peronista pero
que también integró listas del acuerdo PRO- Recrear en 2005 y
actualmente es aliada al oficialismo con su monobloque Guardia
Peronista.
En la definición
entrarían también diputados que en la última elección
figuraron en las listas de la Coalición Cívica y, por
diferencias con Elisa Carrió, luego fundaron en la Cámara baja
el ARI-Autónomo, como Eduardo Macaluse y Carlos Raimundi.
Sesma argumenta en
el proyecto que se propone sancionar "una estafa política al
ciudadano que ve su voto modificado, su voluntad vulnerada y
un completo estado de indefensión ante tales situaciones".
Consultada por DyN sobre estas conductas días atrás, Graciela
Camaño, que en nombre del FPV preside la comisión de Asuntos
Constitucionales, dijo sobre estas conductas que en realidad a
la gente lo que le interesa "es que el dirigente tenga la
capacidad de resolverle los problemas".
En cambio, Federico
Pinedo, presidente del bloque de PRO y testigo de varios casos
de "borocotización" en perjuicio de su fuerza, manifestó estar
"totalmente de acuerdo" con sancionar ese tipo de conducta y
sostuvo que "la base de la democracia es la representación del
pueblo y si alguien en nombre de la democracia y engaña al
pueblo tiene que ser castigado".
El vicepresidente
del bloque de la UCR, Pedro Azcoiti, también expresó estar de
acuerdo con el proyecto porque -opinó- "apunta a sancionar un
tipo de conducta, o mejor dicho, de inconducta política,
lamentablemente en boga en estos tiempos".
En esa línea
coincidió la socialista Silvia Augsberger, quien reafirmó la
voluntad de sancionar el transfuguismo porque desconoce "la
voluntad popular, rompiendo con el vínculo de
representatividad y convirtiendo a la política en un terreno
para la consecución de intereses personales". De La
Cámara de Diputados de La Nación
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