11 de Junio de 2008
Lo que está en juego es el éxito de las investigaciones.
Jueces y fiscales coinciden en que es difícil pensar en que se
pueda hacer un allanamiento sorpresa contra un funcionario
público si se le va a avisar antes al ministro de Justicia.
La Asociación de Fiscales y Funcionarios del Ministerio
Público también se pronunció ayer contra la resolución. Dijo
que es "un atentado a la división de poderes" y que "provoca
una indebida injerencia en las facultades" de los fiscales.
Además, recomendó a los funcionarios del ministerio público
que ante "una perturbación en el ejercicio de sus funciones"
lo comunicaran a Righi para que él "requiera las medidas
necesarias para hacerla cesar".
Mientras tanto, la resistencia ya tomó forma de denuncia. El
abogado Ricardo Monner Sans presentó una acción contra la
resolución 1084 que está en el juzgado de María Servini de
Cubría. reproducción textual de la nota
La Asociación de Magistrados de la Justicia Nacional le
reclamará a la Corte Suprema que tome medidas contra una nueva
resolución del Ministerio de Justicia que, según los jueces,
dificultará investigar al poder.
Se trata de una directiva del ministro Aníbal Fernández, que
ordenó a las fuerzas policiales y de seguridad, que dependen
de él, que no cumplieran ningún pedido del Poder Judicial sin
comunicárselo antes.
Jueces y fiscales denuncian que esta resolución implica una
"injerencia indebida" en el Poder Judicial y que el Gobierno
busca controlarlos.
Por eso, unos 30 funcionarios de la justicia penal se
reunieron ayer a la tarde en la sede de la Asociación de
Magistrados para decidir cómo resistir la nueva directiva de
Aníbal Fernández. Después de casi dos horas, llegaron a un
acuerdo: canalizarán su denuncia a través de la Corte.
Presentarán, antes del fin de semana, un documento para
advertirle al máximo tribunal el peligro que implica esta
nueva medida y prevenirlo sobre el inminente conflicto de
poderes que se generará si las fuerzas de seguridad ponen
reparos a las órdenes de los jueces. El mismo documento le
harán llegar al procurador general de la Nación, Esteban Righi.
"La Corte debe reaccionar -dijo Miguel Angel Caminos, juez
penal y vicepresidente de la Federación Latinoamericana de
Magistrados-. Un funcionario está complicando que los jueces
cumplan su función y es justo el ministro de Justicia."
José Martínez Sobrino, juez de un tribunal oral de la Capital,
coincidió: "Estamos ante una pretendida muestra de poder
político. Quieren hacernos saber a los jueces que no tenemos
la última palabra. Llevemos a la Corte casos concretos".
Los "casos concretos" a los que se refería son dificultades
que tuvieron los magistrados, incluso antes de la resolución
1084, para que las fuerzas de seguridad cumplieran sus
instrucciones. Uno de los antecedentes más antiguos que
recordaron los jueces es la respuesta de Aníbal Fernández,
entonces ministro del Interior, ante una orden del juez
federal de Concepción del Uruguay, Guillermo Quadrini, a la
Gendarmería, como consecuencia de un corte de ruta.
Con una nota, el ministro le advirtió al juez: "Las
instrucciones que corresponda adoptar en cada caso y a través
de cualquiera de las cuatro fuerzas federales son de absoluta
discrecionalidad de este ministro".
En el interior del país, los magistrados están especialmente
molestos con la nueva resolución, relató Recondo. "Me llamaron
diciendo que hay jueces de las provincias dispuestos a
procesar a los miembros de fuerzas que no cumplan sus
órdenes".
Para el juez en lo penal tributario Javier López Biscayart, el
responsable del avance de la causa Skanska, el problema no es
sólo que no se cumplan las instrucciones. "A mí me agravia que
se comunique al ministro una orden dictada por mí. No necesito
que se incumpla", dijo.
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