28 de Julio de 2008
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Carlos Kunkel y Diana Conti, representantes kirchneristas en
el Consejo de la Magistratura Foto: Archivo
El Consejo de la Magistratura sigue de cerca el trabajo de
los tribunales: tiene causas abiertas contra 203 jueces, el 23
por ciento de los magistrados nacionales, por presuntos
errores o hechos de corrupción que podrían terminar con sus
carreras.
Esta proliferación de causas implica para el kirchnerismo
la comprobación de la pérdida de confianza de la sociedad en
la Justicia. "Es lamentable, pero es lo que los jueces se
ganan", dijo la diputada Diana Conti, vicepresidenta del
Consejo.
Para los miembros del Poder Judicial, en cambio, el
problema no es la cantidad de denuncias que se presentan sino
el trámite que les da el Consejo, que investiga muchas que
debería rechazar, demora en resolverlas y mantiene "en la
cuerda floja" a buena parte de los jueces.
Un dato llamativo es que los expedientes, que duran meses y
a veces años, casi siempre terminan igual: archivados y sin
sanciones. En 2007 y lo que va de 2008, hubo uno solo juez
sometido a juicio político por mal desempeño, Guillermo
Tiscornia, y cinco castigados por faltas disciplinarias.
"Un juez necesita tener tranquilidad espiritual para
administrar justicia y no la tiene si hay una denuncia en su
contra que no se resuelve nunca", dijo el camarista penal
Miguel Angel Caminos, vicepresidente de la Federación
Latinoamericana de la Magistratura. "No es bueno que los
jueces queden en este grado de dependencia de un cuerpo como
el Consejo de la Magistratura", afirmó.
Según Caminos, no hay razón que justifique que casi uno de
cada cuatro jueces esté siendo investigado. "Si las denuncias
son graves, el Consejo debería haber actuado, pero si no lo
son y no las cierran, es por ineficacia o porque, por algún
otro motivo, prefieren tenerlas abiertas".
La más vieja de las causas pendientes es contra un juez
comercial y tiene ocho años. Tanto se demoró que el acusado se
jubiló antes de que se resolviera. Además, hay cuatro
expedientes de 2003 -entre ellos, un pedido de juicio político
contra el juez federal Claudio Bonadío-, otros cuatro de 2004
y 14 de 2005.
La lista de los investigados por el Consejo incluye a los
tres integrantes de la Cámara Nacional Electoral, casi todos
los miembros de la Cámara de Casación, cuatro de los once
jueces federales porteños y el juez de la causa Skanska,
además de buena parte de la justicia federal de las
provincias.
Las denuncias son de lo más variadas. Las hay por
desobedecer a superiores, por demorar expedientes, por dejar
prescribir delitos, por beneficiar a militares en casos de
derechos humanos y hasta por cobrar sobornos.
Según la presidenta de la Asociación de Mujeres Jueces de
Argentina, Cristina Camiña, el problema es que se tramitan
muchas denuncias sin fundamento. "Eso genera en los jueces una
sensación de vulnerabilidad frente a un Consejo de la
Magistratura que hoy es netamente político", advirtió.
Desde la reforma sancionada hace dos años, el kirchnerismo
es el bloque fuerte del cuerpo que investiga a los jueces,
pero sus cinco votos no le alcanzan para resolver por sí mismo
la apertura de un juicio político. Para eso es necesario el
acuerdo de nueve de los trece consejeros. Sin embargo, el
oficialismo tiene un enorme poder, porque ningún juez puede
ser enjuiciado sin el apoyo de al menos uno de los
kirchneristas.
Este poder es lo que desvirtuó el sistema, según la
diputada de la Coalición Cívica Marcela Rodríguez, ex
consejera. "El cuerpo ha perdido su verdadera función, que es
remover a quienes deben ser removidos. A los jueces corruptos
les garantizan impunidad a cambio de favores políticos. Así,
se pone a todos en la misma bolsa", denunció.
En este momento hay 244 expedientes en trámite, contra 203
jueces, de acuerdo con el relevamiento realizado por LA NACION
sobre datos oficiales. Pero el número es aún mayor si se
contempla la denuncia genérica de Julio Piumato, secretario
del gremio judicial, que acusó a los jueces federales por su
"inacción" ante los piquetes de ruralistas durante el
conflicto entre el Gobierno y el campo. El Consejo dio curso a
esa denuncia y pidió informes a cámaras de apelaciones de todo
el país. Entonces, la Asociación de Magistrados denunció la
"presión" que significaba la apertura indiscriminada de
investigaciones en el Consejo.
Los kirchneristas dicen estar hartos de que la Justicia
denuncie presiones. "No es creíble que el juez sea una persona
débil, jaqueada y presionada. ¿Qué presión puede tener alguien
que es inamovible mientras dure su buen desempeño?", dijo
Conti, y afirmó: "Las denuncias contra los jueces son todas
hechas por ciudadanos, no por consejeros. Si hay más, será
porque los jueces no prestan el servicio que la ciudadanía
espera. Reproducción de la columna en el
diario La Nación del 26-7-08 de Paz Rodríguez Niell
Pedido insólito
- Al Consejo de la Magistratura llegó un
pedido insólito: el camarista penal Alfredo Barbarosch,
denunciado por otros jueces por supuestas conductas
anormales (que incluirían una trompada a un camarista),
pidió su propio juicio político. Dijo que no confía en la
imparcialidad del Consejo, por lo que solicitó ser juzgado
por el jurado de enjuiciamiento.
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