20 de Agosto de 2008
En los hechos y sin el menor pudor, la justicia
de Santa Cruz ha decidido extender un nuevo certificado de
impunidad no sólo a Néstor Kirchner, sino también a sus
funcionarios y ex funcionarios.
Aunque su desempeño se ha convertido en una
rutina en la provincia patagónica, la existencia de esta
justicia para los amigos constituye un escándalo. Los jueces
amigos ya ni siquiera disfrazan su parcialidad ante el poder.
El último hecho escandaloso fue la decisión de
la Cámara Penal de Santa Cruz de devolver al juez de
instrucción un expediente que los camaristas habían recibido
para analizar la elevación a juicio oral del sonado caso que
protagonizó Daniel Varizat, ex senador nacional, ex ministro
de Gobierno de Santa Cruz y amigo personal de Kirchner. Aún
están frescas en la memoria, no sólo de los santacruceños,
aquellas terribles imágenes de televisión que mostraban a
Varizat al volante de una camioneta cuatro por cuatro,
mientras embestía a cerca de veinte docentes durante una
manifestación en Río Gallegos.
A un año de los hechos ocurridos el 17 de
agosto del año pasado, la Cámara Penal dice haber hallado
algunas deficiencias en el expediente, como falta de
testimonios, con lo cual, lejos de realizarse el juicio oral,
el expediente volverá a la etapa de instrucción por lo menos
durante un año, con el riesgo de que algunos delitos
prescriban.
Pero algunas coincidencias invitan a la
suspicacia. Uno de los tres camaristas que firmaron esta
resolución, Jorge Eduardo Chávez, acaba de ser propuesto por
la presidenta Cristina Kirchner para integrar el flamante
Tribunal Oral Federal de la provincia, que funcionará en Río
Gallegos.
En 2002, Chávez fue el juez que recibió una
denuncia de Kirchner contra el abogado Dino Zaffrani, uno de
los mayores opositores al kirchnerismo en Santa Cruz, por un
artículo del letrado en un diario local. Si bien Kirchner
luego desistió de la denuncia, antes Chávez le brindó una
insólita posibilidad de pagar en cuotas la tasa de justicia
para litigar.
Si la causa contra Varizat avanzó, se debe, en
parte, al fiscal Andrés Vivanco, quien está por jubilarse y
será reemplazado por el fiscal Gabriel Giordano, uno de los
que acusaron a Zaffrani y a otros abogados opositores de haber
instigado un "escrache" en un restaurante de Río Gallegos
contra Alicia Kirchner, ministra de Acción Social y hermana
del ex presidente.
La manipulación de la justicia santacruceña por
parte del poder político es de larga data, y su impulsor y
ejecutor fue Néstor Kirchner durante sus años de gobernador.
Kirchner forzó el desplazamiento del entonces
procurador general de la provincia, Eduardo Emilio Sosa, quien
no estaba dispuesto a ceder su independencia. Como tampoco
estaba dispuesto a renunciar, Kirchner disolvió el cargo de
Sosa. Ni Kirchner ni sus sucesores en la gobernación
repusieron a Sosa en su función pese al pronunciamiento en tal
sentido de la Corte Suprema de Justicia.
Otro ejemplo de justicia para los amigos la dio
el juez santacruceño Santiago Lozada al cerrar la causa por el
misterioso paseo de los fondos de Santa Cruz por diversas
cuentas bancarias del exterior, causa en la cual la principal
sospecha recaía sobre Kirchner. Tanto celo puso Lozada en el
veloz cierre de ese sumario que, algo inaudito, su resolución
no es pública y se mantiene en secreto. Además, Lozada debió
haberse excusado debido a los lazos de amistad que mantiene
con familiares de los Kirchner.
Una
justicia para los amigos no es una justicia; es una burla y
ninguna provincia merece ser su víctima. Como a la gestión
kirchnerista le restan aún más de tres años en el gobierno
nacional, y al mismo tiempo abundan las vacantes en la
justicia federal, existe el peligro de que se pretenda aplicar
en el plano nacional esa peculiar justicia que tan buenos
resultados le dio al kirchnerismo en su provincia de origen.
Reproducción
de la nota del diario La Plata
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