25 de Agosto de 2008
Servini de Cubría avanza en una megacausa que podría terminar
metiendo presos a decenas de personas que se negaron a cumplir
ese rol. Mientras, los delincuentes siguen libres
La cruzada de la jueza electoral María
Romilda Servini de Cubría -la misma que en su momento quiso
censurar al legendario Tato Bores- contra ciudadanos que se
negaron a presidir mesas en las últimas elecciones
presidenciales, sigue adelante, y a un costo de cientos de
miles de pesos en horas hombre.
Ahora, tomó medidas 'drásticas' para
terminar con el ausentismo de las autoridades de mesa: acaba
de procesar a 20 personas que habían sido designadas para
trabajar en las últimas elecciones presidenciales y no se
presentaron.
Muchos de quienes no lo hicieron estaban
enfermos, pero hacer el trámite exigido ante un hospital
público es un calvario que puede demorar todo el día. Más
tiempo perdido para quienes trabajar decentemente.
En el país que amnistió por igual a
asesinos de la dictadura y de la guerrilla, ahora la Justicia
parece preocupado por perseguir a gente de bien. ¿Será una
sugerencia desde lo más alto del poder?
Ellos y los otros 716 investigados en
estas causas podrían recibir severas condenas, consigna
La Nación.
Aplicar severas condenas a ciudadanos que pretenden ejercer su
derecho a la libertad merecería al menos un debate sobre si no
llegó la hora de cambiar el sistema de elección a dedo de las
autoridades electorales -hay gente que fue citada entre tres
comicios consecutivos- y abrir un registro de voluntarios
pagos para cumplir ese rol, entre tanto desocupado que existe
en el país.
El Código Nacional Electoral prevé una
pena de prisión de seis meses a dos años para quienes no
justifiquen su inasistencia. Hasta ahora, Servini jamás la
aplicó en la ciudad de Buenos Aires y casi no hay antecedente
de condenas en el país, pero esta vez podría ser diferente.
Así, padres de familia, ciudadanos que
trabajan día a día y pagan sus impuestos, pueden terminar en
la cárcel, mientras los delincuentes entran por una puerta y
salen por la otra.
Argentina típica.
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