04 de Agosto de 2007
Nuestra crisis de identidad
¿Quiénes somos? ¿Adónde Vamos? ¿De dónde venimos?
Capítulo vigésimo quinto: La sorpresa del crecer ..
Haberme ido así, sin más, solamente por el impulso
de cumplir con mis convicciones me llevó de repente al mundo
de la realidad, el no tener trabajo.
Es cierto que no estaba planeado, ni siquiera me sorprendieron
a mí pues yo actué consecuentemente a lo que había hablado
siempre con la Dirección del grupo directivo español, pero no
puedo dejar de decir que me asombró tener que renunciar nomás,
no lo comprendí.
No solo por lo que entregué a la Empresa, los beneficios que
ellos obtuvieron, sino que se les abría una perspectiva de
crecimiento administrativo que llevaba a la consolidación y al
trabajo estructurado sin posibilidad de nuevos atrasos, de
imperfecciones y de defecciones, habiéndose actualizado todo.
No por nada de gerente, pasé a ser, en el mismo año, Gerente
General, por ello, solo bastaba el reconocimiento a los
empleados, ( tal cual yo lo había prometido y los directivos
aceptado ) de una suma de ajuste de sueldo ( pues no era en
realidad “aumento” dado que estaban atrasados en los valores )
que largamente iba a ser reconocida por la gente y los
comprometía aún más con la empresa para el futuro.
Pero bueno, evidentemente, como me dijo el director español,
yo debía fijarme en mi y no en mis empleados, en mi porvenir
“brillante” allí y seguir para adelante. Pues bien, nunca
entendí ni entenderé ello.
Hasta ahora no conocía siquiera que y como era la sección
clasificados de un diario para buscar trabajo, el primero en
OCA, me llevó un amigo, y a este en la Editorial Bruguera, lo
había visto en el periódico, pero en el cuerpo principal del
mismo y porque estaba de manera destacada.
Sin embargo, tampoco necesité conocerlo ( como en verdad nunca
lo conocí en toda mi vida ) pues nunca debí buscar empleo,
siempre me lo ofrecían , siempre cuando ocupaba puestos.
Grande fue mi sorpresa cuando recibo un llamado telefónico en
el cual, una persona, apenas conocida, de vernos en el Banco
de Crédito Argentino , que, habiendo llamado a la editorial,
le informaron que yo no pertenecía mas a ella, no tuvo más que
la buena idea ( para mí ) de comunicarse conmigo para
ofrecerme si quería trabajar en la empresa donde el era
gerente general, para lo cual me pidió una reunión para el
otro día.
Realmente no lo podía creer, esta persona, simplemente se
cruzaba conmigo en alguna reunión que ambos sosteniamos
independientemente con uno de los gerentes principales del
banco y establecimos un pequeño acercamiento, refrendado por
un café, pero nada más, si, con coincidencias comerciales
fundamentalmente.
Muchas eran las ideas que se me cruzaban por la cabeza, la
empresa era Marihan Rohr, una reconocida textil de plaza ,
pero él era allí gerente general, el mismo puesto que yo
ostentaba, que me podía ofrecer.?
Pero bueno, verlo no me costaba nada, yo apuro por conseguir
empleo no tenia, ganaba allí un sueldo alto realmente, pero
demasiado resto no tenia ( me iba sin indemnización alguna )
por todos los costos que me insumían los tratamientos de los
mellizos, así que tampoco estaba para ponerme en situaciones
de privilegio, pero.....recién no hacían 24 hs que ya no
estaba mas en la Empresa.
Bueno, nos encontramos directamente en la Empresa de él, que
estaba por el barrio de Villa del Parque, en realidad estaba
allí montada la fábrica y la administración.
Realmente fui con total tranquilidad, no perdía nada con ir y
la realidad es que este señor siempre me había causado una muy
buena impresión personal y de una muy buena ejecutividad
profesional.
Grande fue mi sorpresa en varios aspectos, estaba acostumbrado
al bullicio del centro , sus oficinas y tráfico enloquecedor.
Aquí nada de eso, todo era tranquilidad, la zona era mas bien
sencilla , pero de residencias de vivienda permanente en
general y cerca de la Avenida Nazca y Juan B. Justo.
El otro vértice de mi mirada se dio en ver que las oficinas
administrativas eran de poca extensión y con poco personal en
total, en un ambiente medianamente amplio y en el cual al
fondo de la sala se encontraba este hombre en su escritorio.
Bueno, en Bruguera tenia más empleados y el ambiente laboral
en cuanto a espacio ,era tres veces mas grande. Una desilusión.
Si, todo era más moderno, desde el mobiliario, hasta el
edificio, Bruguera era antiquísimo aunque señorial.
El recibimiento por parte de mi “amigo” fue otra sorpresa,
agradable por demás, pues me recibió muy grata y efusivamente,
como si nos conociéramos mucho más de la realidad.
Me llevo a una oficina aparte donde podíamos tener intimidad
para la charla, que casi se asemejaba a una sala de reuniones,
que no lo era pues no tenia grandes proporciones.
Conversamos con cordialidad, le causaba extrañeza que yo me
hubiera ido de la Editorial, peor aún fue cuando le comente el
motivo y que la acción fue por mi iniciativa, no lo podía
creer, en especial que haya dejado un trabajo sin la
precaución de tener otro ya en vista.
Mayor fue la sorpresa al enterarse que mi sueldo era realmente
bueno, pensaba que por mi juventud ( 20 años) no tendría tan
buen salario pese a mi cargo.
Me comentó en general la empresa, como era y cual era la
necesidad del puesto a cubrir, ( un gerente ) que en realidad
no era para ese momento, pero que el lo apuró al enterarse de
mi disponibilidad y yo le interesaba, aunque no me explicitó
porque confiaba en que le podría ser bueno o porque podría
aportarle un buen valor a la empresa.
Pero, para mi continuidad de sorpresas, me preguntó si tenía
tiempo como para charlar con la dueña, a lo cual accedí sin
más.
Y
fuimos a su despacho, ya mas amplio, cómodo, moderno, pero
austero.
Cordial
la mujer, entrada en años, pero bien llevados, una judía
interesante, que la había pasado mal con su familia en la
guerra.
El dialogo se hizo fluido, interesante, ameno y de muy buen
nivel, me agradaba ella.
De repente ( después de haberme interrogado en realidad
bastante exhaustivamente ) se levanta de su sillón y me pide
que la acompañe para mostrarme las instalaciones de la
empresa.
Salimos del despacho y allí pasamos por tesorería donde me
presenta a la encargada , que , fácilmente me di cuenta que
era su persona de confianza.
Bueno, la fábrica si era realmente grande , inmensa para mi
conocer anterior, con sus grandes telares y diversidad de
maquinarias ( todas modernas ) y con casi 200 personas ( casi
todas mujeres ) trabajando en ella.
Todo un ambiente agradable, limpio y organizado, buen clima,
cosa que expresé con claridad , por la consecuencia de mi
propio asombro.
Me invita , al terminar el recorrido, a tomar un café en su
oficina, ( antes no me habían convidado con nada ) , y me
cuenta un poco el cargo a cubrir: gerente del área
administrativa, con el manejo de las relaciones laborales y la
toma del personal en general.
Me dice si me interesa, le contestó , sin medias tintas, que
no , que pese a mi corta edad y sin que lo tome como falsa
modestia, o soberbia, ya había llegado a un puesto de gerente
general, y ser ahora gerente constituía un retroceso.
Por lo demás, con sus detalles, el trabajo me hubiere
interesado, le agradecí el ofrecimiento, pero me negué a
aceptarlo con suma cordialidad y mencionándole que realmente
me hubiere gustado trabajar con ellos y ella en particular, en
fin de cuentas ambos éramos extranjeros también y compartíamos
muchas ideas.
Me dijo, que me podía mejorar la posición, sin ofender a quien
me presentara , dándome el cargo de gerente general de
Administración y relaciones Laborales.
La cosa ya cambiaba y yo tampoco veía porque no debía aceptar,
por lo cual le expresé mi asentimiento parcial dado que no
habíamos hablado de sueldo.
Me preguntó cuanto era mi sueldo en la anterior empresa, al
decírselo se quedó , y me dijo es casi, casi, por poco, lo que
gana nuestro gerente general, ( es decir quien me había
presentado ) .
Se quedó meditando unos minutos, y sin más me dijo, que
excepcionalmente me podía ofrecer ese mismo sueldo , ni un
centavo más.
Me quedé estupefacto, que me contestará aceptando mi posición
en casi todos sus aspectos era increíble.
Sin más acepté.
A
continuación ( era jueves de mitad de mes ) me dijo que me
esperaba el próximo lunes a las nueve (9) horas para empezar a
trabajar.
Así quedamos y así empezaría una historia muy especial en mi
vida, una de las tantas, pero que me marcaría para el futuro.
Marijan Pirsic
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